martes, 10 de junio de 2008

Padres e Hijos Es necesaria la Comunicación diaria.


Siempre recordamos los momentos lindos y los que no lo fueron y procuro ser el mejor amigo de mis hijos, además recuerdo con las fotografías de su primera comunión, su ingreso a la Escuela y ahora al Colegio esos momentos especiales para mi hijo Eduardo Rodríguez Arias expreso Walter Rodríguez. El diálogo debe imperar siempre en el hogar.

Cuando sólo se usa el lenguaje verbal hablamos de diálogo. Y este se da por dos formas extremas: por exceso o por defecto. Ambas, provocan distanciamiento entre padres e hijos. Hay padres que, con la mejor de las intenciones, procuran crear un clima de diálogo con sus hijos e intentan verbalizar absolutamente todo. Esta actitud fácilmente puede llevar a los padres a convertirse en interrogadores o en sermoneadores, o ambas cosas.

Los hijos acaban por no escuchar o se escapan con evasivas. En estos casos, se confunde el diálogo con el monólogo y la comunicación con la enseñanza. El silencio es un elemento fundamental en el diálogo. Da tiempo al otro a entender lo que se ha dicho y lo que se ha querido decir. Un diálogo es una interacción y, para que sea posible, es necesario que los silencios permitan la intervención de todos los participantes.

Dialogar también es Escuchar
Junto con el silencio está la capacidad de escuchar. Hay quien hace sus exposiciones y da sus opiniones, sin escuchar las opiniones de los demás. Cuando eso sucede, el interlocutor se da cuenta de la indiferencia del otro hacia él y acaba por perder la motivación por la conversación. Esta situación es la que con frecuencia se da entre padres e hijos. Los primeros creen que estos últimos no tienen nada que enseñarles y que no pueden cambiar sus opiniones. Escucha poco a sus hijos o si lo hacen es de una manera inquisidora, en una posición impermeable respecto al contenido de los argumentos de los hijos. Esta situación es frecuente con hijos adolescentes. Estamos ante uno de los errores más frecuentes en las relaciones paterno filiales: creer que con un discurso puede hacerse cambiar a una persona.

A través del diálogo, padres e hijos se conocen mejor, conocen sobre todo sus respectivas opiniones y su capacidad de verbalizar sentimientos, pero nunca la información obtenida mediante una conversación será más amplia y trascendente que la adquirida con la convivencia. Por esto, transmite y educa mucho más la convivencia que la verbalización de los valores que se pretenden inculcar. Por otro lado, todo diálogo debe albergar la posibilidad de la réplica. La predisposición a recoger el argumento del otro y admitir que puede no coincidir con el propio es una de las condiciones básicas para que el diálogo sea viable. Si se parte de diferentes planos de autoridad no habrá diálogo.
La capacidad de dialogar tiene como referencia la seguridad que tenga en sí mismo cada uno de los interlocutores. Hay que tener presente que la familia es un punto de referencia capital para el niño y el joven: en ella puede aprender a dialogar y, con esta capacidad, favorecer actitudes tan importantes como la tolerancia, la asertividad, la habilidad dialéctica, la capacidad de admitir los errores y de tolerar las frustraciones.

LOS VALORES DE LA FAMILIA


"La lucha por mantener los valores y principios de la familia deben ser parte del vivir de cada día", expreso nuestro director Walter Eduardo Rodríguez Campos Director de La Voz del Pueblo, en la fotografía con su esposa Rita Arias Jiménez y su hijo menor Eduardo Rodíguez Arias actualmente estudiante de setimo año del Colegio Santa María de Guadalupe, en Santo Domingo de Heredia.






Cuando hablamos de familia podemos imaginar a un grupo de personas felices bajo un mismo techo y entender lo importante que es la manutención, los cuidados y la educción de todos los miembros que la componen.
Pero el factor más imprescindible es descubrir la raíz que hace que la familia sea el lugar ideal para forjar valores que nos hagan crear una manera de vivir más humana y esto influirá en la sociedad, en la convivencia con los demás.
El valor de la familia no es solamente los momentos felices o la solución a los problemas del día a día. El valor nace y se desarrolla cuando cada miembro asumimos con responsabilidad y contentos, el papel que nos toca desempeñar en esta unidad, ayudando así al bienestar, desarrollo y felicidad de todos los demás componentes de la familia.
Pero esta tarea no es nada fácil. El ritmo de vida actual dificulta esta colaboración, porque los padres trabajan y es más difícil asumir con tranquilidad estas tareas, porque no hay tanto tiempo, pero no es imposibles si se dan prioridades y un orden a todas nuestras obligaciones. Es imprescindible la presencia física de todos los que formamos la familia y estar disponibles al diálogo y convivencia, porque así nos enriquecemos en nuestros propios valores y podremos transmitirlos. En un ambiente familiar alegre, el cansancio y los problemas se aligeran y vemos las obligaciones como responsabilidad, no como una carga y esta ayuda y colaboración si se hace con gusto es un beneficio para nuestros padres y hermanos.
El egoísmo no entra en esta convivencia y nuestras propias preferencias tienen un segundo plano, todo tiene su momento y el calor familiar se crea conversando y compartiendo el tiempo con el resto de la familia: salidas al cine, excursiones, comidas familiares, etc …
Mi madre siempre nos dice que la unión familiar no es solamente hacerse una fotografía y mirarla, para todos nosotros es fundamental el día a día, los pequeños detalles de cariño y atención, demostrando en todo momento que nos importamos los unos a los otros, que todos somos importantes, que nadie es mejor o superior. Se valora el esfuerzo de cada uno en la función que desempeña: trabajo, estudios y la colaboración en casa, todo esto es más importante que superar nuestros triunfos. Sabernos queridos, respetados y comprendidos favorece a nuestra autoestima y mejora la convivencia y las ganas de participar. Alegrarnos de las alegrías de la familia y estar al lado de cada uno cuando se obtiene un fracaso.
La convivencia diaria conlleva en alguna ocasión a discusiones sobre algún tema, pero no vale el demostrar quien tiene más razón, o quien manda más, sino el autocontrol de nuestro carácter en los desacuerdos y se comprensivos pensando que no siempre es correcta nuestra opinión o decisión y no entrar a discutir, pues esto hace que disminuya la comunicación y la convivencia y disminuye la alegría del hogar.








Los valores se viven en casa y se trasmiten a los demás dando ejemplo con nuestro comportamiento. ¿Cuántas veces no nos hemos topado con algún hecho tan natural como el de saludar a alguien conocido y éste no responder, bien por estar pendiente de alguna otra cosa, bien por no dar la importancia a nuestro saludo e ignorar nuestra atención hacia él? Y entonces es cuando preguntas a tus padres extrañado: ¿por qué tal persona no responde a tu saludo después de haberlo hecho tú tres veces?.
Es sorprendente observar que las normas de conducta de casa no se siguen de igual manera en otros hogares. Quieres ser sociable, amistoso y educado y no recibes respuesta, pero la parte buena de esta acción es que nos enseña a ser comprensivos.
Yo creo que todo nuestro alrededor cambiaría y las relaciones serían más cordiales si el resto de los humanos se preocuparan por cultivar los valores de familia, los buenos hábitos y costumbres.
Para que una familia sea feliz es indispensable que todas las personas que la integran participen en los mismos intereses, compartan gustos y aficiones y se interesen los unos por los otros.
Toda familia unida es feliz sin importar la situación económica. Los valores humanos no se compran, se viven y se dan como lo mejor que podemos ofrecer. No existe la familia perfecta pero sí la que se esfuerza y lucha por lograrlo.

HOY ESCUCHE AL DR. ALONSO VEGA ACUÑA EN LA VOZ DEL PUEBLO 10 DE LA MAÑANA EN RADIO GIGANTE 800 AM


DR ALONSO VEGA ACUÑA HOY EN LA VOZ DEL PUEBLO A LAS 10 DE LA MAÑANA. 120 MINUTOS PARA QUE USTED PUEDA CONVERSAR CON EL GALENO A TRAVÉS DEL 905 800 8000 TELEFONO DE RADIO GIGANTE 800 AM


Escuche este martes 10 de Junio al Dr. Alonso Vega Acuña en La Voz del Pueblo en Radio Gigante 800 AM. Martes de Salud a las 10 AM. 120 minutos para que usted pueda preguntarle sobre temas de salud en CONSULTORIO MEDICO RADIAL DE LA VOZ DEL PUEBLO. Línea Teléfonica 905-800 8000. Además puede escucharlo a través de nuestra página en internet por el Real Audio en www.lavozdelpueblo.net o en www.lavozdelpueblo.info

LA DEPRESION Y EL FUMADO





Personas deprimidas que fuman o fumadores que acaban padeciendo una depresión. Dentro del conjunto de estudios que intenta aclarar la relación entre este trastorno y el consumo de tabaco, un nuevo trabajo noruego afirma que las personas que fuman más de 20 cigarrillos diarios presentan un riesgo cuatro veces mayor de padecer este problema.

En 1991 los autores de la Universidad de Oslo estudiaron los modos de vida y la salud mental de más de 2.000 ciudadanos noruegos. 11 años después, en 2001, volvieron a entrevistar a casi 1.200 de ellos. Los resultados obtenidos aparecen publicados en 'American Journal of Epidemiology'.

"En comparación con los que no habían fumado nunca, los que habían consumido tabaco en el pasado o seguían haciéndolo a bajas dosis presentaron un mayor riesgo de depresión [...] Los fumadores actuales tenían más peligro de padecer este trastorno que los que lo hicieron en el pasado y significativamente más que los que nunca habían fumado", declaran los expertos.

Más cigarrillos y más años de consumo
En este sentido, el documento afirma que el número de cigarrillos fumados y los años de duración del hábito resultaron estrechamente ligados con las probabilidades que un fumador presentaba de padecer una depresión.

En el caso de los que ya no fumaban, la cantidad de pitillos consumida en el pasado resultó determinante (a más cigarrillos, más riesgo de depresión). Para los fumadores actuales, además de la dosis ingerida, los años de mantenimiento del hábito también desempeñaron un papel importante.

A la hora de explicar la relación existente entre el hábito de fumar y este trastorno mental, los autores tuvieron en cuenta factores como la salud física, el ejercicio o los episodios estresantes. Ninguno de ellos logró ofrecer una explicación a este lazo de unión.

Por este motivo, ellos mismos mantienen que la adicción a esta droga tienen una consecuencia directa sobre la posibilidad de sufrir una depresión: "El no haber podido explicar esta relación [...] a partir de otras opciones plausibles podría reflejar una influencia causal directa del hábito de fumar", comentan los autores.

Qué fue primero: el estrés o el consumo de tabaco




Además de las balas y las explosiones, los que luchan en una batalla pueden perder la vida por los cigarrillos. Muchos los consumen en la contienda y siguen haciéndolo pasados los años. Es posible que el estrés propicie la dependencia a la nicotina aunque, según un nuevo estudio, esta relación podría darse a la inversa: el consumo de tabaco podría predisponer a sufrir el trauma.


Para realizar su investigación, los autores emplearon los datos de 6.744 gemelos combatientes en la guerra de Vietnam. Este "método de los gemelos", como explica el propio ensayo, permite identificar el papel que juegan los genes para relacionar la adicción a la nicotina con el síndrome del estrés postraumático (PTSD, sus siglas en inglés).

Junto con estas características genéticas, se estudiaron otras ambientales (educación paterna, servicio militar, uso de alcohol y otras drogas ...) y se relacionaron con el consumo de tabaco y los episodios de PTSD (649 fueron diagnosticados con este síndrome en alguna ocasión).

Como reflejan los 'Archives of General Psychiatry', la unión entre dependencia a la nicotina y PTSD es "robusta". A pesar de que los factores genéticos son responsables de la mayor parte de esta asociación, los expertos apuntan que "los efectos ambientales específicos de cada sujeto" también tienen algo que decir al respecto.

Preexistencia de una adicción

Esta asociación puede aparecer de distintas formas pero los expertos se decantan por una en concreto: la preexistencia de una adicción a la nicotina aumenta el riesgo de padecer un síndrome de estrés postraumático. En su estudio, la probabilidad se dobló.

Como posible explicación, la investigación apunta que "el consumo de tabaco a largo plazo podría sensibilizar los sistemas neurobiológicos de respuesta al estrés. Estos efectos podrían conllevar la vulnerabilidad de sufrir un PTSD tras exponerse a un trauma".

Una de las limitaciones principales del trabajo tiene que ver con la muestra elegida. Debido a que solamente se trata de hombres gemelos, que combatieron en la guerra de Vietnam, los resultados obtenidos no pueden extrapolarse a otras poblaciones sin haber sido ratificados previamente.

"Los veteranos con una historia de dependencia a la nicotina podrían estar en un mayor riesgo de desarrollar PTSD [...]", recalca el estudio. Y concluye que, de confirmarse esta relación, sería recomendable actuar sobre estos individuos para impedir que sufran este trastorno.

Fumar debilita la memoria




¿A menudo no recuerda dónde ha dejado las llaves, qué hizo el mes pasado o cómo se llamaba aquel restaurante que tanto le gustó? Sepa que la culpa de tantos olvidos puede tenerla el tabaco. Según sugiere un estudio, fumar hace que nuestra memoria se resienta.

"Varios trabajos han señalado que el tabaco es un factor de riesgo para la demencia, pero queríamos examinar si los fallos cognitivos ya están presentes en los fumadores de mediana edad", explican los autores de este trabajo –miembros del Instituto Nacional de Salud e Investigación médica de Villejuif (Francia)-, cuyas conclusiones se publican en el último número de la revista 'Archives of Internal Medicine'.

Para llevar a cabo su trabajo, estos investigadores realizaron un seguimiento durante aproximadamente 17 años a más de 10.000 funcionarios británicos que, al inicio del estudio, tenían edades comprendidas entre los 35 y los 55 años.

Además de un registro de sus hábitos, los participantes completaron periódicamente varios test de memoria, razonamiento, vocabulario y fluidez verbal. Parte de los individuos analizados falleció durante la recopilación de datos o abandonó la investigación, por lo que, finalmente, los investigadores manejaron información de un total de 4.659 individuos.

Datos llamativos
Los resultados del análisis mostraron que los fumadores habituales tenían peor memoria y habilidades de razonamiento que los participantes que no habían probado el tabaco en su vida.

Además, los investigadores comprobaron que entre los adictos al tabaco había un riesgo mayor de muerte y una tasa más alta de abandono del estudio.

Sin embargo, los autores de este trabajo también se dieron cuenta de que las consecuencias del tabaco no parecían ser irreversibles. Según sus datos, quienes habían sido fumadores pero habían dejado el hábito años atrás presentaban mejores habilidades cognitivas que los fumadores habituales. Es más, haber dejado el tabaco había hecho mejorar los hábitos saludables de este grupo de participantes. Así, los registros mostraban que estos ex fumadores habían empezado a comer mejor, practicar más ejercicio y beber menos alcohol al tiempo que abandonaban el tabaco.

"Nuestros resultados muestran una asociación entre el hábito de fumar y el riesgo de sufrir déficits de memoria y una disminución de la capacidad de razonamiento", explican los autores de este trabajo, quienes también subrayan que los resultados del estudio pueden estar "subestimados debido a la muerte prematura y a la menor participación en los test cognitivos de los fumadores".

En sus conclusiones finales, remarcan que dado que dejar de fumar en la mediana edad se asocia con la mejora en otros hábitos de vida saludables, "los mensajes de salud pública sobre tabaquismo deberían dirigirse a fumadores de todas las edades".

lunes, 9 de junio de 2008

Regresó Ottón Solís Por: Luis Paulino Vargas Solís (especial para ARGENPRESS.info)




Empecemos por lo positivo, intentando así establecer un puente de diálogo, en especial con ciertos sectores del PAC extremadamente sensibles frente a la crítica. Enfatizo, pues, que el discurso de Ottón Solís al reincorporarse a la vida política en Costa Rica, aporta propuestas que merecen ser reflexionadas con ánimo constructivo. Destaco algunas.

Elementos positivos

- El papel del Estado como mecanismo que complemente el mercado, lidere los procesos de desarrollo de la economía y regule los sectores o actividades estratégicas.

- El revigorizado papel que se sugiere darle a la pequeña empresa y, en general, al productor y empresario nacional.

- La revisión necesaria de las políticas sobre inversión extranjera.

- El interés por los problemas de la seguridad, el manejo de la basura y el ordenamiento urbano.

- El interés por la planificación del uso del territorio.

- Las ideas que proponen una relación más respetuosa con el medio ambiente.

- El fortalecimiento de la eficacia y capacidad de respuesta del Estado y sus instituciones, cosa que, en el caso de Solís, aporta cierta novedad, al reconocer que las personas que trabajan en el sector público también merecen respeto.

Con pocas excepciones, se trata de ideas que, desde tiempo atrás, han sido parte del discurso usual de Ottón Solís y el PAC. También son propuestas que marcan distancias respecto de los partidos oligárquico-neoliberales. Entre otras, esta es una de las razones por las que aún sigo insistiendo en que hay que hacer un esfuerzo de diálogo para la construcción de una amplia alianza que incluya al PAC.

También hay otras propuestas valiosas

Conviene, sin embargo, ubicar esto en su correcta dimensión: las propuestas de Solís y el PAC constituyen una especie de borrador que debemos poner a la par de los que muchas otras organizaciones e instancias sociales y políticas están proponiendo. En su conjunto, ese debería ser el material que alimente un gran proceso de debate respetuoso y diálogo abierto, como parte de un esfuerzo orientado a la construcción de una amplia, democrática y pluralista alianza, a la vez cívica y ciudadana cuanto también política y partidaria. Vengo hablando de esto desde hace muchos meses, y es mucho el análisis que he intentado aportar a favor de esta idea.

Pasados varios meses, más y más persuadido estoy en el sentido de que esa alianza es la única alternativa viable y realista para derrotar al neoliberalismo y sus inmensos aparatos de poder. Y, una vez más, enfatizo que, a mi juicio, esta alianza ha de incluir lo electoral -puesto que este es un espacio cultural y político de decisiva importancia en la realidad costarricense- pero ha de proyectarse mucho más allá de ese ámbito. Mucho más allá, por cierto, en una doble dimensión: en la dimensión cultural, socio-política y económica, y mucho más allá en el tiempo

¿Qué significa participación ciudadana?

Solís, sin embargo, no da señal alguna favorable a la apertura de un diálogo que propicie la construcción de esa amplia alianza. Situado en el contexto general de su discurso, esa omisión resulta entendible y coherente. En realidad, lo que nos está diciendo es una cosa: el PAC quiere ir solo a las elecciones, cree que podrá ganarlas solo y, además, está persuadido de que solo podrá gobernar.

Claro que Solís habla de diálogo y participación ciudadana. Pero todas sus propuestas en este sentido se resuelven como simples abstracciones y generalidades que evitan todo reconocimiento explícito al papel fundamental que corresponde a ese gran movimiento ciudadano organizado, el cual, en los últimos años, ha introducido en el paisaje soco-político de Costa Rica cambios de una envergadura simplemente formidable. A lo sumo se menciona, como de pasada, el papel de este vasto y pluralista movimiento en la gesta contra el TLC, pero de ahí en más, se la escamotea el papel central, sin duda insustituible, que le corresponde como agente de cambio en la Costa Rica de inicios del siglo XXI.

En este sentido, los planteamientos de don Ottón sobre participación ciudadana son tan imprecisos como aquellos que emite en relación con los derechos de las minorías. En este último caso, no identifica de qué minorías habla, ni específica a qué formas de discriminación se refiere e igualmente evita asumir ningún compromiso concreto. Tratándose de don Ottón, esto último no es novedoso y sus implicaciones prácticas son cosa de la que las minorías discriminadas por razones de orientación sexual pueden dar testimonio contundente. En relación con la participación ciudadana, sus propuestas son igualmente vaporosas, lo que hace temer que, puesto a emprender decisiones y acciones concretas, los resultados podrían resultar decepcionantes.

Un gravísimo error

La renuencia a reconocer la significación fundamental del movimiento ciudadano organizado en Costa Rica, como, en general, la negativa a dialogar y aliarse con otras fuerzas sociales y políticas, constituye, a mi juicio, un gravísimo error. En realidad, ello no toma en cuenta la aguda división social que fragmenta la sociedad costarricense actual ni el poder tremendo que concentra la oligarquía neoliberal, e igualmente omite reconocer el sesgo depredador y el autoritarismo que la caracterizan. De fondo hay, claramente, una visión política que, dicho condescendientemente, resulta muy simplista. Ello queda muy bien reflejado en la peculiar estrategia política que se propone, pletórica de gestos amables y gentiles requiebros, como si al frente no se tuviera una verdadera jauría de lobos hambrientos, dispuestos a engullirse -como, en efecto, lo están haciendo- todo el patrimonio histórico que han hecho de Costa Rica un lugar algo más decente y humano donde vivir.

La cosa provoca perplejidad, pero, sobre todo, da motivo para la preocupación. Es una suerte de escapismo que intenta desentenderse del siniestro historial de arbitrariedades que esta oligarquía acumula en su ya abultado palmarés, incluyendo numerosas violaciones a la Constitución Política, la ley y la institucionalidad democrática.

¿Hay aún tiempo para recapacitar?

Quizá sí, pero ello exige pragmatismo y humildad. Primero, reconocer que el PAC, no obstante ser el principal partido opuesto al neoliberalismo, sin embargo no posee, por si solo, la fuerza suficiente para derrotar a la oligarquía gobernante. Segundo, aún si pudiera ganar las elecciones de 2010, en todo caso no podrá llevar adelante su programa, en cuanto enfrentará el boicot sistemático que le aplicarán los poderes oligárquicos, frente a los cuales el PAC -la realidad lo ha demostrado- no tiene capacidad de respuesta. Tercero, el PAC no tiene ni la capacidad ni la legitimidad suficientes para convocar y movilizar, por sí solo, a las amplias fuerzas progresistas -ciudadanas y políticas- que hoy bullen en la realidad social de Costa Rica. Cuarto, solo una alianza -cívica y ciudadana y política y partidaria- podría reunir fuerzas y poder suficientes para enfrentar al neoliberalismo, tanto en el terreno electoral, como, asimismo, en todos los ámbitos -cultural, social, económico, educativo y, en general, político- de la realidad costarricense. Quinto, esta alianza no puede construirse si no es sobre la base del diálogo y el debate amplios y respetuosos.

Evidentemente, para llevar adelante este proceso tan complejo, lo primero que se necesita es querer hacerlo y tener la firme voluntad de llevar adelante los esfuerzos que ello demanda. A su vez, esto exige disposición a reconocer la validez e importancia del movimiento ciudadano organizado y las diversas instancias políticas existentes, y generosidad para posponer las propias ambiciones y aspiraciones.

¿Se dan estas condiciones en Ottón Solís y el PAC? No en este momento. Veremos si esto cambia, pero, en todo caso, bueno es poner las cosas en claro y sacar las conclusiones que corresponden. Entonces, y pidiendo disculpas por el lugar común, concluyo diciendo: que cada palo aguante su vela.