miércoles, 2 de marzo de 2011

LUIS GUILLERMO SOLIS RIVERA EN LA VOZ DEL PUEBLO. ELECCIONES 2014. PARTE 1

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www.nacion.com/Generales/Subsitios/Investigacion/2011/WikiLeaks/EntregaA/WIKILEAK103305.aspx

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www.nacion.com/Generales/Subsitios/Investigacion/2011/WikiLeaks/EntregaA/WIKILEAK123666.aspx

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www.nacion.com/Generales/Subsitios/Investigacion/2011/WikiLeaks/EntregaA/WIKILEAK138702.aspx

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Contraloría revela que el BCIE obstaculizó investigación contra Arias - EL PAÍS - La Nación

Contraloría revela que el BCIE obstaculizó investigación contra Arias - EL PAÍS - La Nación

HABLEMOS DE LA NACIÓN, Y DE WIKILEAKs


El anuncio hecho este martes, de que a partir del miércoles La Nación publicará una serie de informaciones basadas en los cables del Departamento de Estado estadounidense filtrados por WikiLeaks, genera tanta sorpresa como expectativa. A mi particularmente, además, me emociona.Los dinosaurios de papel. Justo esta semana conversaba en una entrevista con un estudiante de periodismo, sobre el papel que juega y seguirá teniendo la prensa tradicional, en un entorno dramáticamente cambiante en el que han entrado a jugar “nuevos” actores, como los blogs, las redes sociales; e iniciativas de ciudadanos independientes (como WikiLeaks). Repetí una vez más mi escepticismo hacia ese discurso tan entusiasta como miope, que pronostica -y cree celebrar- “la muerte” de los periódicos, o el fin del periodismo como lo conocemos. En esa visión tutifruti del futuro del ecosistema mediático, se dibuja a una multiplicidad de personajes produciendo contenidos, reproduciéndolos; cientos de iniciativas de comunicación independientes, micromedios temáticos, publicaciones super regionalizadas. Sobredosis de información y embriaguez de opinión. Pero no se responde a las grandes preguntas: ¿Quién abordaría, con la rigurosidad debida, los grandes temas país? Y sobre todo: ¿Quién llevaría adelante las grandes investigaciones, y revelaciones, que los lectores necesitamos?El matutino de Llorente. En el caso particular de Costa Rica, me atrevo a asegurar que ningún medio de comunicación cuenta con el músculo, los recursos (económicos y humanos) y la logística necesarios para desarrollar grandes investigaciones periodísticas, como sí los tiene La Nación. Otros varios se dedican a “investigar” pleitos vecinales, o a sacudirnos con editoriales más efectistas que incisivos. Todo se vale, pero lo primero es ciertamente necesario -así, grandilocuente- para la democracia.No viene al caso enumerar aquí los ejemplos, pero basta una revisión rápida por las publicaciones de los últimos años del diario, para recordar uno a uno los casos en que investigaciones de La Nación han puesto en la agenda nacional temas de incuestionable trascendencia. Se impone tener presente los procesos que han llevado a juicio a dos expresidentes, y que le merecieronsendos premios a sus periodistas, hasta publicaciones más recientes, como el seguimiento a las finanzas de la Iglesia Católica, los extraordinarios trabajos realizados previo a las elecciones municipales, y el informe sobre el perfil de los jóvenes beneficiarios con las becas del programa Avancemos. La filtración y posterior investigación que tiene tan incómodo a Rodrigo Arias, y al expresidente, es solo el ejemplo más reciente.Por eso no es una exageración complaciente decir que los medios de comunicación juegan un papel fundamental para la vida democrática de una nación, y para el ejercicio de una ciudadanía crítica e informada, por parte de sus lectores.Claro está, que ese panorama se vería enriquecido de contar no con una, sino con varias salas de redacción con capacidades similares. O bien: de más actores independientes que inyecten sus aportes frecuentes al caudal informativo del que nos alimentamos diariamente todos los ciudadanos, y con base en el cual opinamos, y decidimos. Pero eso es un tema para otro post kilométrico.Los cableticos. A partir de este miércoles los costarricenses estaremos pegados al diario, leyendo y analizando la información que nos ofrezcan. Pero de momento no hace falta conocer el contenido para saber que la sola publicación en sí misma es un hecho trascendental. Lo ha sido a nivel global, y la relevancia del ejercicio periodístico es incuestionable. “Nos encontramos ante noticias de cuya importancia solo fingen dudar aquellos interesados en ocultar los daños que han causado en nuestras democracias”, escribió el director de El País, Javier Moreno.Lo que sí está cambiando. El caso de la organización WikiLeaks es fascinante por muchos aspectos, y desde muchos puntos de vista. Pero hay uno que me apasiona en particular: el ver materializado el potencial que la tecnología y las redes ofrecen hoy, para que ciudadanos comunes, e iniciativas civiles, consigan incidir a una escala hasta ahora inimaginable.Mediante una sorprendente plataforma tecnológica, WikiLeaks se ha hechocon la mayor filtración de la historia (valga recordar que de “desclasificación” no tiene nada) de documentos oficiales secretos.La información es de un interés público innegable y podría pensarse natural el paso dado por 5 de los principales periódicos del planeta, que pactaron su publicación.Ciudadanos incidiendo de formas ciertamente dramáticas, y medios de comunicación conscientes de su papel, ejerciéndolo con responsabilidad, yhaciendo frente a las consecuencias. Gracias a ambos actores clave, y a su trabajo conjunto, tenemos acceso a valiosa información.“No es trabajo de la prensa proteger al poder de su vergüenza”, escribió el periodista de The Guardian, Simon Jenkins. De la vergüenza podremos -casi con toda seguridad- empezar a hablar mañana.[/][/]

HABLEMOS DE LA NACIÓN, Y DE WIKILEAK (2)

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