Gloria Álvarez Desanti, Ph.D.
La economía estadounidense ha demostrado algunos repuntes en su crecimiento, sin embargo, estos no son suficientes. El desempleo continúa siendo la mayor frustración de los ciudadanos. Fue la causa de la derrota parlamentaria del Partido Demócrata el pasado noviembre. A pesar de que el desempleo fue disminuyendo en los últimos meses y el consumo doméstico aumentó, estos no fueron capaces de acelerar el crecimiento económico. Los problemas económicos generados en el gobierno republicano de Bush, prueba de que la memoria política es corta, parecen recaerle todos a una presunta inhabilidad de Obama de reactivar la economía, pese a sus programas de ayuda y estímulo fiscal. La administración pública sufre de crecientes déficits fiscales y por el nuevo peso republicano en el Congreso, se enfrenta ante la necesidad de recortar puestos de trabajo en el gobierno federal.
De ahí que Obama fue muy cuidadoso con la presentación de su presupuesto del 2012, ya que él busca la reelección. El tema fiscal ha sido su talón de Aquiles ante la crítica conservadora. La economía salió de la recesión, pero el déficit fiscal es mayor este año. En la presentación del presupuesto para el próximo periodo fiscal, se espera una reducción de $1.650 billones. El objetivo anunciado sería que este descienda desde el 10,9% del Producto Interior Bruto (PIB) de este año, hasta el 3,2% en 2015. Este recorte se logrará con el congelamiento de los gastos gubernamentales para los próximos cinco años, a programas del Pentágono y a la ayuda internacional del Departamento del Estado. Además, Obama considera que los impuestos a los ricos podrían incrementarse en el 2012. Situación que será difícil de obtener con una mayoría republicana en el Congreso.
Obama promete reducir substancialmente el presupuesto. Pero ahora surgirá una lucha política entre el gobierno demócrata y los republicamos. Obama considera que deben trabajar juntos en la difícil decisión de cuáles programas se deben recortar y cuáles no. Es sabido que los republicanos quieren recortar los programas de salud y una reforma de los impuestos. Estos temas son sumamente delicados para las próximas elecciones presidenciales. Obama defendió su decisión de no tocar Medicare, Medicaid y el Seguro Social, dijo que de ser reducidos esto debe ser una decisión de ambos partidos, y no de la Casa Blanca.
A pesar de que se insiste en no recortar los programas de salud, ha surgido una preocupación de que un programa como el de Asistencia Energética a Hogares de Bajos Ingresos será reducido casi un 50%. Este programa va dirigido a los grupos más vulnerables para que puedan satisfacer sus necesidades energéticas. Además, se recortarán más de 200 programas federales, lo que ahorrará $33.000 millones. Algunos analistas consideran que uno de los problemas reales es que en esta propuesta no se consideran recortes en el gasto militar. Sin embargo, debe recordarse que están en guerra en Afganistán.
Obama reafirmó que se debe vivir de acuerdo con las posibilidades y hay que responsabilizarse por el déficit, pero que no se puede sacrificar el futuro. Por eso es que consideró necesario incluir programas de educación e inversión en tecnología con el fin de aumentar la competitividad, y mantener la posición hegemónica de la economía estadounidense.
Mientras que algunos consideran que es prematura la reducción del déficit fiscal cuando la recuperación es todavía endeble, Obama parece darle cada vez más crédito a los argumentos conservadores que plantean que el déficit es una amenaza a la recuperación.
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