Costa Rica, hoy por hoy, podría decirse que es como una olla a presión, que podría estallar en cualquier momento.
Las decisiones de la presidenta Laura Chinchilla, o bien sus inacciones, mantienen agitados a varios sectores económicos y sociales, los cuales amenazan con salir a las calles como protesta, o bien decretar paro a sus funciones.
Como nunca antes en la última década, desde industriales hasta sindicalistas coinciden en la disconformidad con el rumbo que está tomando el país de la mano de la actual administración.
Ante la falta de respuestas por parte del Gobierno y los cuestionamientos que han surgido hacia varias acciones del actual gabinete, los ciudadanos están optando por salir a la opinión pública para expresar su malestar y pedir una rendición de cuentas.
Otro factor que generaría esta conmoción, es el hecho de que ven a Costa Rica moverse, pero no con la rapidez deseada. Los industriales esta semana reprobaron la gestión de Chinchilla, al considerar que durante su primer año no se logró nada.
Además de acelerar el ritmo de trabajo, los sectores le reclaman dar un viraje al barco de su gobierno, pues sienten que no va por la ruta deseada.
“Este gobierno se quedó con el “statu quo” y no se da cuenta de que el mundo va evolucionando y la gente ya no reclama las cosas igual que antes. Me parece que los asesores de doña Laura son muy conformistas y no quieren complicarse la vida cambiando las cosas”, dijo Francisco Barahona, analista político.
Algunas declaraciones contradictorias de la mandataria también habrían calentado los ánimos y desatado una presión hacia su labor.
Cuando la oposición terminaba de armar el rompecabezas para adueñarse del directorio legislativo, Chinchilla manifestó que la Alianza sería un fracaso total. No obstante, todo hace indicar que el Congreso toma un nuevo aire y está agilizando el trámite de varios proyectos importantes para el Poder Ejecutivo.
Asimismo, en su momento pidió el apoyo de los ambientalistas, pero posteriormente los criticó por su oposición a algunos proyectos país.
Tal malestar ha ocasionado amenazas que van desde paralizar el país, suspender el curso lectivo y la vigilancia en calles y centros penitenciarios, hasta detener el funcionamiento de los puertos del Caribe y centros del salud.
De momento la conmoción popular es lenta, la detonación de alguna de estas situaciones podría significar el hundimiento de la actual administración, ya que el segundo año de gobierno, es el más importante.
Esto en razón, de que si durante ese periodo no se logra avanzar en los proyectos país, después será muy difícil, debido a que los fuegos electorales se apoderan del accionar en la Asamblea Legislativa, explicó Carlos Ricardo Benavides, ministro de la Presidencia a este medio, semanas atrás.