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sábado, 10 de marzo de 2012

Padre Walter Howell aparece muerto en su casa en Heredia


Nació en San José por la avenida quinta, a pocas cuadras de¡ correo central, el 24 de abril de 1947, perteneciendo a la Parroquia de Nuestra Señora de las Mercedes. Es el quinto de diez hijos de¡ matrimonio de don Virgilio Howell Rivera y doña Bernardita Castro Quesada.
Fue un niño como la mayoría, inquieto, fogoso, que gustaba de ir con sus amigos a los potreros que existían en ese entonces en las cercanías de lo que hoy es el mercado la Coca Cola.
A la edad de seis años inició su educación primaria en la escuela República de Argentina en Barrio México.
Cuando tenía 8 años adquirió el hábito de coleccionar estampillas y luego cuanto objeto antiguo e interesante se encontraba; por lo que ha logrado levantar un museo muy valioso para el arte y la historia sobre todo de la Iglesia costarricense.

En 1956, cuando contaba con 9 años de edad, se integró al grupo de monaguillos de la Parroquia de la Santísima Trinidad en Barrio México.
Un año después, cuando cursaba quinto grado, él y su familia se trasladaron a vivir a Hatillo Centro, perteneciendo a la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús, terminando sus estudios primarios en la Escuela Manuel Belgrano y obteniendo en sexto grado, el mejor promedio de calificaciones de todo el centro educativo.

Como consecuencia de sus excelentes notas, le fue concedida una beca para estudiar en el Colegio De La Salle , donde estuvo de sétimo a noveno año, viéndose obligado a suspender los estudios e irse a trabajar, ya que su familia era muy pobre y necesitaba ayudarlos. A los 16 años ingresa a trabajar en el Banco Nacional por casi 5 años, así también continuó su educación en el Colegio Nocturno Carlos Gagini, donde obtuvo su bachillerato.

El 4 de marzo de 1968 ingresó al Seminario Central, donde estudió por espacio de siete años. Recibió el orden diaconal el 9 de diciembre de 1973 y lo ejerció en la Parroquia de Nuestra Señora de los Desamparados de enero a noviembre de 1974.

El 7 de diciembre de 1974, recibió la ordenación presbiteral en la Catedral Metropolitana de manos de Monseñor Carlos Humberto Rodríguez Quirós, IV Arzobispo Metropolitano de San José. Ofició su primera misa el 8 de diciembre de 1974 en la Iglesia de la Inmaculada Concepción en el Pueblito de Concepción de Naranjo, cuna de sus antepasados maternos y su primera misa solemne en la Iglesia de¡ Sagrado Corazón de Jesús en Hatillo, el 15 de diciembre de¡ mismo año.

Ha ejercido los siguientes servicios pastorales, primero como capellán de¡ Hospital San Juan de Dios de enero a diciembre de 1975. Luego ejerció como coadjutor en la Parroquia de Santa Ana de enero a agosto de 1976 y en la Parroquia Nuestra Señora de los Ángeles de Heredia de agosto de 1976 a diciembre de 1977. Fue cura párroco en la Parroquia Dulce Nombre de Tierra Blanca de Cartago de enero de 1978 a febrero de 1983.

Fue el 7 de febrero de 1983, cuando llegó a nuestra Parroquia de San Miguel de Escazú un nuevo Guía Espiritual, un hombre de barba, con escasos 35 años y 8 años de ordenado Sacerdote, venía a sustituir al muy querido y recordado Padre Reinaldo Pol quien estuvo con nosotros 2 años como Cura Párroco.

La expectación estaba en la cara de los escazuceños, no faltaba más, una caravana exorbitante procedente de Tierra Blanca de Cartago   su primera Parroquia como cura párroco, donde estuvo 5 años   venía a dejar y despedir a su muy querido sacerdote, al cual todavía recuerdan con gran nostalgia.

Pero el Padre Walter Howell Castro llegó para quedarse, i o será cierto que los escazuceños "embrujamos" a la gente y así lo hemos hecho con nuestro querido Párroco !, que ya lleva 17 años de fructífero servicio pastoral en nuestra Parroquia.

El Padre Howell llegó a Escazú a renovar, el 13 de marzo de 1983, decide implantar en Escazú la práctica de la recolección del diezmo, idea que traía desde Tierra Blanca, para así solventar y ayudar a ¡os más pobres, esta práctica ha tenido el apoyo incondicional del pueblo por lo cual se ha mejorado la situación de muchos escazuceños.
Actualmente se cuenta con la Ciudadela del Diezmo, un almacén de alimentos (La Bodeguita de Dios), consultorios médicos, dentales, ópticos, psicológicos y jurídicos, una funeraria, una biblioteca, el programa de becas Francisco de Asís y la increíble obra de la Casa Pastoral de la Juventud, donde los jóvenes se reúnen en los distintos grupos apostólicos, se instruyen y hasta se divierten un poco jugando un rato ping pong; entre otras muchas cosas que callada o públicamente a realizado el Comité Central del Diezmo encabezado por el Padre Walter.

Posee un carisma especial con los niños, lo cual ha hecho que se preocupe por hacer de la misa de 9:00 de la mañana de los domingos realmente una vivencia, donde los niños disfrutan y aprenden. Lo hemos visto brincar, saltar, correr, cantar y lo más importante enseñar la Palabra de Dios de una manera bastante amena de la que todos aprendemos.

Nuestro Párroco ha realizado una labor pastoral incansable y digna de admirar, su cercanía y preocupación por la catequesis, su celo por los grupos apostólicos, su grupo tan grande de monaguillos en el que muchos hemos estado, en fin una entrega total por las distintas áreas de pastoral, profética, litúrgica y social. Como dice San Pablo se ha gastado y desgastado por el Reino de los Cielos.

Por su estímulo y preocupación es por lo que el 8 de diciembre de 1989 es Consagrado el altar y el Templo de San Miguel Arcángel de Escazú por nuestro Arzobispo Mons. Román Arrieta Villalobos una ceremonia que nunca olvidaremos.

Sin lugar a dudas por todo lo anterior y muchas otras cosas que se escapan o sería largo comentar es que el pueblo de Escazú ha visto en él un guía y un ejemplo a seguir, por lo cual la Municipalidad le otorgó la distinción de Hijo Predilecto del Cantón el 24 de abril de 1997 cuando celebraba sus 50 años de edad.
Puedo decir ahora que el Padre Walter es un escazuceño más, ya que después de 17 años él es el que nos ha "embrujado" a nosotros con su vivacidad, elocuencia, creatividad, dinamismo, iniciativa, humildad, sencillez y caridad, entre otras virtudes que lo caracterizan como un excelente Sacerdote, quien desea realmente ser un ejemplo vivo de Jesús.