martes, 19 de enero de 2010

El Movimiento Libertario que usted no conoce




El Movimiento Libertario que usted no conoce

Tonatiuh Solano Herrera(*)

En primer lugar, cabe aclarar que las ideologías y doctrinas políticas no están escritas en piedra y que, por el contrario, presentan una evolución en el transcurso de los tiempos de acuerdo con las realidades políticas, económicas y sociales que se manifiestan en las distintas sociedades. Así por ejemplo, la socialdemocracia ha tenido al menos tres etapas evolutivas desde que Bernstein propuso los primeros postulados, hasta el día de hoy; eso sí, conservando principios fundamentales como la paz, la solidaridad, la justicia social y la libertad.
Sin embargo, una cosa es la adaptación y evolución de dichas ideologías y doctrinas y otra muy distinta el cambio de discurso por razones de oportunismo político. La primera toma varias décadas, mientras la segunda se puede dar de la noche a la mañana. En ésta segunda categoría podemos ubicar al Movimiento Libertario que hoy se presenta a la ciudadanía.
Propuesta extremista. Cuando dicho partido empezó a dar sus primeros pasos en la década pasada, publicó su carta fundamental, un documento llamado “Movimiento Libertario. Pensamiento y Propuestas”. Un pequeño libro donde se condensan sus postulados ideológicos y se desnuda el extremismo de su propuesta.
Así, hablan abiertamente de eliminar el financiamiento estatal a las universidades públicas (pág. 58); se oponen al sistema solidario de pensiones del régimen no contributivo de la CCSS, que tanto ha beneficiado a miles de adultos mayores, pues consideran que cada quien debe pagar por su pensión (pág. 67); hablan de eliminar los “delitos sin víctimas” como conducir un taxi sin permisos del Estado, vender favores sexuales a adultos o consumir cualquier sustancia que uno quiera, incluidas las drogas, para que la policía se concentre en los verdaderos delincuentes como los ladrones (pág. 50).
Además, apoyan abiertamente la legalización de todas las drogas (pág. 51) y la eliminación del control de armas (pág. 52); obviando la problemática social, familiar y de seguridad que implicarían tales ocurrencias en un país como el nuestro.
Por otro lado, no sienten ninguna pena en hablar abiertamente de la privatización de todas las empresas públicas (pág. 40) y de eliminar todos los controles sobre precios, salarios, utilidades, producción, importaciones y exportaciones (pág. 43); así como eliminar los requisitos de colegiarse u obtener una licencia para ejercer una profesión o trabajar en un oficio (pág. 47). Por si fuera poco, abogan por la eliminación de la educación pública, por considerar que en ella “el Estado utiliza el sistema educativo para acondicionar a los jóvenes, lavándoles el cerebro de tal manera que acepten, sin cuestionamientos, por ejemplo, usar el 'uniforme único', pagar impuestos, ahorrar a la fuerza o cotizar al seguro social en forma obligatoria y al margen del servicio que reciben” (pág. 56-57).
Obviamente, si se oponen a la educación pública, también lo hacen con respecto a la salud, por considerar que “todo el esquema de la Caja está montado sobre un esquema de violación de nuestro derecho humano de disponer del fruto de nuestra labor de la forma que mejor nos convenga. Al obligarnos a pagar independientemente del servicio que recibamos y en contra de nuestra voluntad, nos quitaron nuestra mejor arma de defensa: tener el dinero en la bolsa y decidir cuándo, dónde y a quién recurrir para servicios de salud” (Pág. 59-60).
Finalmente y para colmo, apuestan por la privatización de los recursos naturales (pág. 62) y por el no financiamiento por parte del Estado de lo relativo a cultura, arte o deporte, por considerarlo incompatible con las funciones de un Estado a cualquier nivel (pág. 79).
Hoy, tienen el descaro de desconocer dicha publicación, pero si revisamos los planes de Gobierno de campañas anteriores, donde igualmente trataban de disimular la radicalidad de sus argumentos, remitían al lector a dicho documento para profundizar en sus postulados. Además, si vemos la labor de sus diputados en el Congreso, vemos cómo lejos de desconocer el documento lo han implementado en todas y cada una de sus acciones, basta recordar que hace pocas semanas el único diputado que se opuso al financiamiento de los colegios subvencionados fue un libertario y ni hablar de su apoyo irrestricto a los taxistas “piratas”.
Ese es el Movimiento Libertario que usted no conoce, que cambia su discurso en época de campaña y que, de llegar a gobernar, le haría un terrible daño al país, principalmente a aquellos sectores más vulnerables y menos favorecidos de la población.
*Politólogo
vonbreitwieser@costarricense.cr

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