Dos millones de personas reciben orden de evacuación en EEUU
A medida que las ráfagas de viento y las lluvias de la tormenta comenzaron a azotar la barrera de islas conocida como Outer Banks en Carolina del Norte, las autoridades en zonas más al norte del país pedían a la gente apartarse del peligro.
Causando estragos antes de siquiera tocar tierra, el huracán Irene se dirigía el viernes a una catastrófica ruta a lo largo de la costa este de Estados Unidos.
Más de dos millones de personas recibieron la orden de trasladarse a lugares más seguros y la ciudad de Nueva York ordenó por primera vez cerrar toda su red de trenes subterráneos debido a un desastre natural, informó AP.
A medida que las ráfagas de viento y las lluvias de la tormenta comenzaron a azotar la barrera de islas conocida como Outer Banks en Carolina del Norte, las autoridades en zonas más al norte del país pedían a la gente apartarse del peligro.
El huracán perdió un poco de fuerza pero aún conserva vientos de 160 kilómetros por hora y los funcionarios en el noreste, que no están acostumbrados a un clima tropical, temían la devastación que podría causar.
"No esperen; no demoren", afirmó el presidente Barack Obama, quien decidió acortar un día sus vacaciones para regresar a Washington el viernes por la noche. "Es de la mayor importancia que quienes se encuentren en la ruta proyectada del huracán tomen ya las precauciones pertinentes".
El Centro Nacional de Huracanes dijo la noche del viernes que la tormenta se movía a más de 20 kilómetros por hora. El centro de la tormenta se encontraba a 314 kilómetros al sur-sureste de Cape Hatteras, Carolina del Norte.
El especialista en huracanes Richard Pasch, del Centro Nacional de Huracanes, dijo que había señales de que el huracán puede haberse debilitado ligeramente, pero los fuertes vientos continuaron ampliándose a 160 kilómetros (100 millas) de su centro.
El momento en que el ojo del huracán toque tierra el sábado "no es tan importante como simplemente estar en esa gran franja", dijo Pasch. "Y por desgracia, es un gran blanco".
Advertencias de huracán se emitieron desde Carolina del Norte hasta Nueva York, e incluso más al norte se publicaron avisos de huracán, en las islas de Nantucket y la isla de Martha's Vineyard frente a Massachusetts. Las órdenes de evacuación abarcan por lo menos a 2,3 millones de personas, incluyendo un millón en Nueva Jersey, 315.000 en Maryland, 300.000 en Carolina del Norte, 200.000 en Virginia y 100.000 en Delaware.
"Este es probablemente el mayor número de personas que ha sido amenazado por un solo huracán en Estados Unidos", dijo Jay Baker, profesor de Geografía en la Universidad Estatal de Florida.
La ciudad de Nueva York ordenó evacuar a más de 300.000 personas que viven en zonas propensas a inundaciones, entre ellas Battery Park City en el extremo sur de Manhattan, Coney Island y el sector de Rockaways frente a la playa. Pero no estaba claro cuántos lo harían, cómo iban a salir o a dónde irían. La mayoría de los neoyorquinos no tiene un auto.
Aunado a eso, la ciudad anunció que interrumpiría el servicio de metro y autobuses el sábado al mediodía, sólo unas pocas horas después de que se proyecta que caigan las primeras lluvias. El sistema de tránsito presta servicio a cerca de cinco millones de personas en un día promedio, menos los fines de semana. Se ha cerrado varias veces en el pasado, como durante una huelga de trabajadores del transporte en 2005 y después de los atentados del 11 de septiembre hace una década, pero nunca por cuestiones climáticas.
El alcalde Michael Bloomberg dijo que era poco lo que las autoridades podían hacer para obligar a la gente a irse.
Refugios estaban abriendo sus puertas la tarde del viernes y la ciudad fue puesta bajo su primera advertencia de huracán desde 1985.
Los sistemas de tránsito en Nueva Jersey y Filadelfia también anunciaron planes para cerrar y Washington declaró el estado de emergencia.
Cientos de miles de pasajeros de aerolíneas se vieron obligados a quedarse en tierra durante el fin de semana. JetBlue Airways dijo que estaba cancelando unos 880 vuelos entre el sábado y el lunes, la mayoría desde y hacia los principales aeropuertos de Nueva York y Boston. Otras aerolíneas dijeron que estaban a la espera de tener una mayor certeza sobre la trayectoria de Irene antes de anunciar más cancelaciones.
Miles de personas se antemano se encuentran sin energía eléctrica. En Charleston, Carolina del Sur, varias personas tuvieron que ser rescatadas después de que un árbol cayó sobre su auto.
La furia que desató Irene en Puerto Rico, la República Dominicana, las Bahamas y otras zonas del Caribe dieron un anticipo de lo que podría ocurrir en territorio estadounidense: cortes de electricidad, inundaciones y ráfagas con el potencial de daños cuantiosos.
Además de los daños por el viento y el agua, Irene podría hacer aumentar los precios del petróleo crudo si afecta refinerías en Delaware, Nueva Jersey, Pensilvania y Virginia, que producen casi el 8% de la gasolina y el diesel en la nación.
Más de dos millones de personas recibieron la orden de trasladarse a lugares más seguros y la ciudad de Nueva York ordenó por primera vez cerrar toda su red de trenes subterráneos debido a un desastre natural, informó AP.
A medida que las ráfagas de viento y las lluvias de la tormenta comenzaron a azotar la barrera de islas conocida como Outer Banks en Carolina del Norte, las autoridades en zonas más al norte del país pedían a la gente apartarse del peligro.
El huracán perdió un poco de fuerza pero aún conserva vientos de 160 kilómetros por hora y los funcionarios en el noreste, que no están acostumbrados a un clima tropical, temían la devastación que podría causar.
"No esperen; no demoren", afirmó el presidente Barack Obama, quien decidió acortar un día sus vacaciones para regresar a Washington el viernes por la noche. "Es de la mayor importancia que quienes se encuentren en la ruta proyectada del huracán tomen ya las precauciones pertinentes".
El Centro Nacional de Huracanes dijo la noche del viernes que la tormenta se movía a más de 20 kilómetros por hora. El centro de la tormenta se encontraba a 314 kilómetros al sur-sureste de Cape Hatteras, Carolina del Norte.
El especialista en huracanes Richard Pasch, del Centro Nacional de Huracanes, dijo que había señales de que el huracán puede haberse debilitado ligeramente, pero los fuertes vientos continuaron ampliándose a 160 kilómetros (100 millas) de su centro.
El momento en que el ojo del huracán toque tierra el sábado "no es tan importante como simplemente estar en esa gran franja", dijo Pasch. "Y por desgracia, es un gran blanco".
Advertencias de huracán se emitieron desde Carolina del Norte hasta Nueva York, e incluso más al norte se publicaron avisos de huracán, en las islas de Nantucket y la isla de Martha's Vineyard frente a Massachusetts. Las órdenes de evacuación abarcan por lo menos a 2,3 millones de personas, incluyendo un millón en Nueva Jersey, 315.000 en Maryland, 300.000 en Carolina del Norte, 200.000 en Virginia y 100.000 en Delaware.
"Este es probablemente el mayor número de personas que ha sido amenazado por un solo huracán en Estados Unidos", dijo Jay Baker, profesor de Geografía en la Universidad Estatal de Florida.
La ciudad de Nueva York ordenó evacuar a más de 300.000 personas que viven en zonas propensas a inundaciones, entre ellas Battery Park City en el extremo sur de Manhattan, Coney Island y el sector de Rockaways frente a la playa. Pero no estaba claro cuántos lo harían, cómo iban a salir o a dónde irían. La mayoría de los neoyorquinos no tiene un auto.
Aunado a eso, la ciudad anunció que interrumpiría el servicio de metro y autobuses el sábado al mediodía, sólo unas pocas horas después de que se proyecta que caigan las primeras lluvias. El sistema de tránsito presta servicio a cerca de cinco millones de personas en un día promedio, menos los fines de semana. Se ha cerrado varias veces en el pasado, como durante una huelga de trabajadores del transporte en 2005 y después de los atentados del 11 de septiembre hace una década, pero nunca por cuestiones climáticas.
El alcalde Michael Bloomberg dijo que era poco lo que las autoridades podían hacer para obligar a la gente a irse.
Refugios estaban abriendo sus puertas la tarde del viernes y la ciudad fue puesta bajo su primera advertencia de huracán desde 1985.
Los sistemas de tránsito en Nueva Jersey y Filadelfia también anunciaron planes para cerrar y Washington declaró el estado de emergencia.
Cientos de miles de pasajeros de aerolíneas se vieron obligados a quedarse en tierra durante el fin de semana. JetBlue Airways dijo que estaba cancelando unos 880 vuelos entre el sábado y el lunes, la mayoría desde y hacia los principales aeropuertos de Nueva York y Boston. Otras aerolíneas dijeron que estaban a la espera de tener una mayor certeza sobre la trayectoria de Irene antes de anunciar más cancelaciones.
Miles de personas se antemano se encuentran sin energía eléctrica. En Charleston, Carolina del Sur, varias personas tuvieron que ser rescatadas después de que un árbol cayó sobre su auto.
La furia que desató Irene en Puerto Rico, la República Dominicana, las Bahamas y otras zonas del Caribe dieron un anticipo de lo que podría ocurrir en territorio estadounidense: cortes de electricidad, inundaciones y ráfagas con el potencial de daños cuantiosos.
Además de los daños por el viento y el agua, Irene podría hacer aumentar los precios del petróleo crudo si afecta refinerías en Delaware, Nueva Jersey, Pensilvania y Virginia, que producen casi el 8% de la gasolina y el diesel en la nación.