martes, 22 de enero de 2013

El maíz transgénico de Monsanto produce cáncer - Boletin N° 292 de la RALLT



Transgénicos
Una investigación de largo plazo encabezada por el científico francés Gilles Eric Séralini concluye que las ratas alimentadas con maíz transgénico de Monsanto NK603 resistente al herbicida Roundup, sufren cáncer y mueren antes, como resultado de tumores grandes, del tamaño de ping-pong. Este tipo de maíz modificado genéticamente está aprobado en Canadá como forraje y también autorizado para su importación en la Unión Europea. Boletín N° 292 de la Red por una América Latina Libre de Transgénicos.
RED POR UNA AMÉRICA LATINA LIBRE DE TRANSGÉNICOS
BOLETÍN 292
Contenido
EL MAÍZ TRANSGÉNICO DE MONSANTO GENERA CÁNCER EN RATAS: SÉRALINI REALIZÓ PRIMER ESTUDIO DE ALIMENTACIÓN POR DOS AÑOS
EL TOMATE – UN REGALO SUDAMERICANO PARA LOS GIGANTES AGROQUÍMICOS
¡ULTIMA HORA!. ATAQUES AL PROFESOR SÉRALINI POR SU ÚLTIMA PUBLICACIÓN
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EL MAÍZ TRANSGÉNICO DE MONSANTO GENERA CÁNCER EN RATAS: SÉRALINI REALIZÓ PRIMER ESTUDIO DE ALIMENTACIÓN POR DOS AÑOS
Lucía Sepúlveda Ruiz
Martes, 25 de Septiembre de 2012 16:47
Una investigación de largo plazo encabezada por el científico francés Gilles Eric Séralini concluye que las ratas alimentadas con maíz transgénico de Monsanto NK603 resistente al herbicida Roundup, sufren cáncer y mueren antes, como resultado de tumores grandes, del tamaño de ping-pong. Este tipo de maíz modificado genéticamente está aprobado en Canadá como forraje y también autorizado para su importación en la Unión Europea. En Chile hay semilleros de maíz transgénico NK603 de Monsanto destinados a la exportación, con el consiguiente riesgo de contaminación de cultivos cercanos de maíz convencional. El estudio relanzó globalmente la polémica sobre los efectos en la salud de los organismos genéticamente modificados, que se introdujeron hace más de 20 años sin que se realizaran pruebas toxicológicas sobre sus efectos. 

María Elena Rozas, coordinadora de la Red de Acción en Plaguicidas Chile, integrante de la campaña “Yo No Quiero Transgénicos en Chile”, expresó al respecto: “Este estudio agrega nuevas y poderosas razones para que avance la tramitación del proyecto de moratoria y etiquetado a los transgénicos presentado en agosto de este año en el Senado. Es necesario que nuestro país aplique el principio de precaución y se detenga la expansión de los cultivos transgénicos para proteger la salud de los y las chilenas.” 

El estudio hizo un seguimiento a 200 ratas por dos años, el largo de todas sus vidas, mucho más extenso que los estudios típicos de 90 días utilizados para lograr la aprobación de los órganos regulatorios de transgénicos en algunos países. Aunque ha habido algunos otros estudios de largo plazo, ninguno ha involucrado tantos animales ni tan detalladas mediciones.
“Los tumores no se desarrollaron hasta bastante después de los 90 días, lo que quiere decir que por eso no aparecen en estudios más breves”, dijo Séralini. 

Séralini, profesor de la Universidad de Caen y director de la investigación “Toxicidad a largo plazo del herbicida Roundup y de un Maíz Transgénico Tolerante al Roundup” señaló a la Agencia France Press: “Por primera vez en el mundo, un transgénico y un plaguicida han sido estudiados por su impacto en la salud a más largo plazo de lo que habían hecho hasta ahora las agencias de salud, los gobiernos y la industria. Los resultados son alarmantes”. El investigador explicó que los transgénicos agrícolas son organismos modificados para resistir a ciertos plaguicidas y/o para convertirse en plantas plaguicidas, agregando que el 100% de transgénicos cultivados a gran escala en 2011 fueron plantas que se cultivan forzosamente con plaguicidas. Los resultados están vinculados tanto a la transgenia como al herbicida que acompaña a estos cultivos. 


RESUMEN DEL ESTUDIO
El resumen ejecutivo (abstract) del estudio señala: “Los efectos en la salud de la ingesta de maíz transgénico tolerante al Roundup (de un 11% en la dieta) cultivado con o sin Roundup, y de Roundup solo (de 0.1ppb en agua) se estudiaron en ratones por dos años. En las hembras, todos los grupos tratados murieron en una proporción 2-3 veces superior que los del grupo control y en forma más rápida. Esta diferencia fue visible comparada con 3 grupos de machos alimentados con transgénicos. Todos los resultados dependen del sexo y las hormonas, y los perfiles patológicos eran comparables. Las hembras desarrollaron tumores mamarios grandes casi siempre más a menudo y antes que el grupo control, y la glándula pituitaria fue el segundo órgano más dañado; el equilibrio de las hormonas sexuales fue modificado por los tratamientos de transgénicos y de Roundup. En los machos tratados, las inflamaciones del hígado y la necrosis fueron entre 2.5-5.5 veces más frecuentes. Esta patología fue confirmada por microscopio de transmisión electrónica y óptica. Las nefropatías graves del riñón también fueron generalmente 1.3-2.3 veces más frecuentes que en el grupo control. Los machos presentaron tumores palpables cuatro veces más grandes que los controles, lo cual ocurrió hasta 600 días antes que a los controles. La estadística bioquímica confirmó importante insuficiencias crónicas de riñón; el 76% de todos los parámetros que mostraban alteraciones estaban relacionados con el riñón, para todos los tratamientos y para ambos sexos. Estos resultados pueden ser explicados por los efectos no lineales de la alteración endocrina generados por Roundup, pero también por la sobre expresión del transgen en el organismo modificado genéticamente y las consecuencias metabólicas de ello.” 


Un grupo de universitarios de esta ciudad del noroeste de Francia alimentaron durante dos años a doscientas ratas con una dieta equilibrada, que contenía alternativamente maíz transgénico NK603; o maíz transgénico NK603 tratado con Roundup (el herbicida más utilizado del mundo) mientras que el grupo control recibía maíz no modificado genéticamente y agua pura. 

Durante el estudio el maíz formaba parte de una dieta con proporciones equivalentes al régimen alimenticio en Estados Unidos. “Los resultados revelan una mortalidad mucho más rápida e importante durante el consumo de los productos transgénicos”, indicó Séralini, un investigador que forma o formó parte de comisiones oficiales sobre los transgénicos en 30 países distintos. 


“La primera rata macho alimentada con transgénicos muere un año antes que la rata control (es decir, que no se alimenta con transgénicos). La primera rata hembra, ocho meses antes. En el 17º mes se observan cinco veces más machos muertos alimentados con 11% de maíz (transgénico)”, dijo Séralini, que había realizado anteriormente otros estudios sobre el tema pero a partir de datos de sólo 90 días, proporcionados por la industria. En esa oportunidad científicos ligados a la industria lanzaron una campaña para desacreditar al investigador, quien en enero de 2011 ganó una demanda por difamación contra Marc Fellous, un científico miembro de la Asociación Francesa de Empresas de Biotecnología que se presentaba como “neutral” y acusaba a quienes objetan los transgénicos como “ideológicos” o ”militantes”, sin embargo tenía registradas patentes a su nombre y trabajaba para una compañía que hace negocios con la agroindustria. 

Los tumores Los tumores aparecen en los machos hasta 600 días antes que en las ratas del grupo control (en la piel y los riñones). En el caso de las hembras (tumores en las glándulas mamarias) aparecen en una media de 94 días antes en las hembras alimentadas con transgénicos, indica el informe. Los investigadores descubrieron también que el 93% de los tumores de las hembras son mamarios mientras que la mayoría de machos murieron por problemas hepáticos o renales. 


El artículo aparecerá en la revista “Food and Chemical Toxicology”, actualmente en proceso de impresión. “Con una pequeña dosis de Roundup, que corresponde a la cantidad que se puede encontrar en Bretaña (norte de Francia) durante la época en que se esparce este producto, se observan 2,5 veces más tumores mamarios” que normalmente, explica Séralini. 

También es la primera vez, según Séralini, que el plaguicida Roundup ha sido analizado a largo plazo. Hasta ahora sólo su principio activo (sin sus coadyuvantes) había sido analizado durante más de seis meses. En América Latina, el Dr. Andrés Carrasco, profesor de embriología de la Universidad de Buenos Aires, ha realizado ese tipo de estudios con resultados igualmente alarmantes. “Son los mejores tests que se pueden llevar a cabo antes de las pruebas en humanos”, explica el científico. 


El estudio ya provocó las primeras reacciones y Stephane Le Foll, el ministro de Agricultura francés, uno de los países que lucha dentro de Europa para evitar el cultivo de transgénicos, pidió medidas de homologación de estos productos “muchas más estrictas” en la Unión Europea. Previo a la publicación del estudio se había anunciado que se mantendría en Francia la prohibición del maíz transgénico Mon810, también de Monsanto. 

En Bruselas, el eurodiputado francés Jose Bové, de Los Verdes, una de las figuras emblemáticas de la lucha contra los transgénicos, pidió la suspensión “inmediata” de las autorizaciones de cultivo de estos productos. Por su parte la Comisión Europea anunció haber pedido a su agencia responsable de la seguridad de los alimentos que examine los resultados del estudio para “sacar conclusiones” 


El estudio, que costó tres millones de euros, fue financiado por la fundación CERES, que tiene fondos de unas cincuenta empresas que no producen OMG, y por la fundación Charles Leopold Meyer para el Progreso de la Humanidad y contó con el apoyo del Ministerio de Investigación de Francia. 

Descripción de la dieta Las variedades de maíz usadas en este estudio fueron el maíz NK603 resistente al Roundup (de Monsanto) y su control isogénico y no transgénico. Estos dos tipos de maíz fueron cultivados bajo condiciones similares, en la misma ubicación, espaciados a suficiente distancia para evitar la contaminación cruzada. Su carácter genético, y la pureza de las semillas transgénicas y del material cosechado fueron confirmados con análisis qPCR de muestras de ADN. Un campo sembrado con maíz NK603 fue tratado con 3 litros de Roundup por hectárea (se aplicó Weather-MAZ, 540g/L de glifosato, registro EPA 524-537) y el otro campo de NK603 no se trató con Roundup. 


La dieta para las ratas de laboratorio se basó en la dieta standard AO4(Safe, France).El alimento seco de la dieta de las ratas se elaboró para contener un 11,22 o un 33% de maíz transgénico, cultivado ya sea con o sin Roundup, y para el grupo control, un 33% de la línea de maíz no transgénico. Las concentraciones de transgénico se confirmaron en las tres dosis de cada dieta por qPCR. Todas las formulaciones de alimentos consistían en una dieta equilibrada, químicamente medida como sustancialmente equivalente excepto por los transgénicos, sin plaguicidas contaminantes por sobre los límites estándares. Se midieron los isoflavones y los ácidos fenólicos incluyendo el ácido ferúlico por el HPLC-UV estándar de la dieta.
El herbicida diluido en el agua para beber, era la formulación comercial de Round up (GT Plus, 450 g/L de glifosato, registro 2020448, Monsanto, Bélgica). Se evaluó los niveles de herbicida midiendo glifosato en las diferentes diluciones mediante espectometría de masa. 

Los nocivos efectos del Roundup ya han sido comprobados en Córdoba, Argentina, donde en un reciente juicio, dos productores de soja transgénica fueron encontrados culpables por fumigaciones aéreas con el herbicida, que causaron graves daños en la salud de familias, incluyendo muertes por cáncer y malformaciones congénitas. En Chile existen a la venta alimentos importados que contienen transgénicos, pero los consumidores no tienen derecho a optar por alimentos sanos, dada la falta de etiquetado. 


(Fuente: noticia de Agencia France Presse, 19 septiembre de 2012, y resumen ejecutivo del estudio en Séralini, G.-E., et al. Long term toxicity of a Roundup herbicide and a Roundup-tolerant genetically modified maize. Food Chem. Toxicol. (2012),
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EL TOMATE – UN REGALO SUDAMERICANO PARA LOS GIGANTES AGROQUÍMICOS
Como la papa, el ají y otros cultivos, la diversidad genética del tomate se concentra en los países andinos, el lugar nativo de más de quince especies silvestres, parientes cercanos del tomate cultivado. Estos países tienen soberanía sobre esa riqueza biológica, fuente de resistencia a plagas y sequía, y otros rasgos beneficiosos, pero la industria agroquímica no la reconoce.
Desde la época colonial, pero sobre todo en la segunda mitad del siglo XX, científicos estadounidenses y europeos mandaron “expediciones” a América del Sur para recolectar muestras de la diversidad del tomate, dejándolas en bancos de semillas en Estados Unidos, Holanda, Italia y otros países.
Hoy, equipada con nueva biotecnología que facilita el intercambio de genes entre diferentes especies de tomate, la industria agroquímica ve estas semillas sudamericanas como materia prima para nuevas variedades de tomate de invernadero y agricultura industrial.
Con la colaboración científica y el financiamiento de entidades estatales de Estados Unidos y la Unión Europea, las empresas están sistemáticamente aislando genes de tomates silvestres y presentando solicitudes de patente sobre lo que encuentran, convirtiendo así semillas peruanas y ecuatorianas en su propiedad intelectual. Hasta el momento, los beneficios para los países de origen son nulos.
En los supermercados, el tomate resulta cada vez menos atractivo. Es común la queja de que está verde, duro y sin gusto. En verdad, la producción y el procesamiento industrial no contribuyen a que resulte un alimento bueno y fresco.
Gran parte de la responsabilidad radica en la agricultura industrial, particularmente en las variedades de tomate sembrados en invernáculos a gran escala y cosechadas mecánicamente. Esas operaciones homogeneizadas son las que en general se realizan en el caso de los tomates de mesa que abastecen a las zonas urbanas y se encuentran en todo el mundo.
Si bien hay quienes todavía pueden consumir tomates producidos con semillas y métodos tradicionales, en la mayor parte del mundo se trata cada vez más de un producto industrial.
La expansión del cultivo industrial del tomate ha ido acompañada recientemente de un aumento en el número de solicitudes de patente sobre rasgos y genes provenientes de parientes silvestres de origen sudamericano. Entre las empresas que han presentado estas solicitudes se encuentran gigantes de la industria como Monsanto (Estados Unidos) y Syngenta (Suiza).
Entre los rasgos que aparecen en las reivindicaciones de las patentes hay tomates sin semilla, con resistencia a las enfermedades, hábitos de crecimiento, mayor rendimiento y fruta más dura (un rasgo útil para cosechar mecánicamente). Otras solicitudes comprenden genes de tomate que codifiquen moléculas precursoras para las industrias farmacéutica y química.
Los casos dejan en evidencia las dificultades que existen para lograr la equidad en el uso de la biodiversidad cuando la fuente de los materiales patentados son variedades guardadas en bancos de semillas en Estados Unidos o Europa.
En la base de datos de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), en Ginebra, se encuentran al menos ocho solicitudes de patentes sobre genes de parientes silvestres del tomate en los últimos años (ver tabla). Estos genes pueden ser transferidos al tomate cultivado para proporcionar nuevos rasgos útiles, por ejemplo, fruta más firme o resistente a plagas.
En algunas de las solicitudes de patente y en los archivos de los bancos de semillas hay detalles sobre algunas de las semillas. Por ejemplo, el tomate S. peruvianum reclamado por la Universidad de Michigan y la Hebrea de Jerusalén fue recolectado en 1976 en el camino entre Jaén y Chamaya, en la cuenca del río Marañón, en Cajamarca, Perú, por un ingeniero peruano que lo entregó a un banco de semillas en Estados Unidos.
Otro ejemplo es el tomate Solanum pennellii bajo solicitud de patente de Monsanto. Este tomate, de la especie Solanum pennellii, fue encontrado en 1958 al lado de la carretera Pamamericana, entre los pueblos de Chala y Ático, en Arequipa, Perú. En este caso, el recolector fue un investigador estadounidense del Estado de Texas.
En otros casos no es posible saber exactamente de donde vino un tomate patentado. Por ejemplo, Syngenta reclama un rasgo de resistencia al moho de una accesión de S. habrochaitesidentificada sólo como “04TEP990312”. No se logró identificar una accesión S. habrochaites con ese nombre –u otro similar- en ningún banco de semillas. Si bien sabemos que la especie viene de Perú o Ecuador, la solicitud de patente de Syngenta no ayuda respecto al origen de la semilla. No se informa cuándo ni cómo fue recolectada, ni cómo terminó siendo parte del programa de investigación de la empresa suiza.
Como resultado de las recolecciones del pasado, si hoy una empresa quiere obtener muestras de la diversidad genética de los parientes silvestres del tomate, no es necesario que se dirija a los ministerios de Agricultura o de Medio Ambiente de los países de origen, ni se comprometa a repartir los beneficios del uso de estas semillas. En el caso de la gran mayoría de la diversidad conocida disponible en un puñado de bancos de semillas en Europa y Estados Unidos no se requiere un acuerdo con el país de origen mientras estén disponibles en dichos bancos sin contraprestación.
Un equipo de investigadores holandeses, italianos e israelíes mantiene en Holanda, con financiamiento de la Unión Europea, la colección europea de diversidad genética del tomate. La misma se realizó mediante la adquisición de colecciones de los distintos países europeos y con muestras importadas de bancos de semillas estadounidenses.
La Unión Europea, en cooperación con la industria agroquímica, tiene ahora un proyecto cuyo objetivo explicito es identificar y comercializar -es decir, patentar- genes de parientes silvestres del tomate. Por lo tanto, es probable que la ola de solicitudes de patentes sobre parientes silvestres sudamericanos del tomate apenas esté comenzando.
Es probable que la colección de Estados Unidos supere a la de Europa. En dos bancos -uno en Nueva York perteneciente al Departamento de Agricultura y otro en la estatal Universidad de California- se encuentran las colecciones de diversidad del tomate más importantes.
El Centro de Recursos Genéticos del Tomate de la Universidad de California en Davis proporcionó al menos la mitad de los parientes silvestres que se encuentran bajo reclamos de patente (ver tabla). No es casual que empresas como Heinz, Campbell’s Soup y Seminis (subsidiaria de Monsanto, el mayor vendedor de semillas de hortalizas del mundo) tengan instalaciones allí. Están allí en buena medida para apropiarse del banco de semillas y las investigaciones del Centro de Recursos Genéticos del Tomate.
De hecho, líneas de introgresión del tomate usadas con marcadores moleculares, la tecnología que más ha ayudado a los reclamos de patente, fue en buena medida desarrollado por el mismo Centro.
Las líneas de introgresión actúan de la siguiente forma: una especie de tomate silvestre se cruza y luego se vuelve a cruzar, a menudo a lo largo de varias generaciones, con una variedad domesticada de tomate. De esas cruzas se selecciona una serie de líneas, cada una incorporando algunos cromosomas, o cromosomas parciales, del genoma silvestre, que los fitomejoradores pueden identificar utilizando marcadores moleculares.
El objetivo de la hibridación interespecies es producir una serie de líneas que juntas incluyan todos los genes de la planta silvestre expresados en los “antecedentes genéticos” del tomate domesticado. Esas líneas de introgresión facilitan entonces la identificación del gen, el mejoramiento genético asistido con marcadores y, por supuesto, los reclamos de propiedad intelectual, a pesar de que los científicos no modifiquen los genes para inventar algo nuevo. Son, sencillamente, reclamos sobre exactamente lo que encontraron en una semilla sudamericana.
Peor aún, las empresas que presentan solicitudes de patente saben a veces que adoptan medidas para impedir que dichas solicitudes se vean menoscabadas por alguien que descubre un gen levemente divergente en otra muestra de un pariente silvestre. Por eso redactan solicitudes de patente no sólo para abarcar la diversidad específica que identificaron en las líneas de introgresión sino también para reivindicar otras formas y/o rasgos del mismo gen que estén presentes en los bancos de genes o en las variedades silvestres pero que todavía deben ser descritas específicamente.
Por ejemplo, en una solicitud de patente de Monsanto sobre un gen de una semilla peruana, la empresa trata de reivindicar toda otra raza de tomate rojo que posea el mismo hábito de crecimiento, ya sea de otra semilla de la especie de S. pennellii o, de hecho, de cualquier otra planta del género Solanum.
Las colecciones de parientes silvestres de tomate de los bancos de semillas son de gran interés para las grandes multinacionales agrícolas, así como para las universidades y compañías dedicadas a desarrollar tomates y patentarlos. A pesar de que el nuevo Protocolo de Nagoya sobre Acceso y Participación en los Beneficios fue adoptado en octubre de 2011, las discusiones en la Convención sobre la Diversidad Biológica arrojaron escasos avances en el espinoso tema de las colecciones en bancos de semillas.
La cuestión de la participación en los beneficios derivados de nuevos usos de semillas recolectadas antes de la entrada en vigor de la Convención no quedó resuelto durante las negociaciones del Protocolo de Nagoya. Nuevamente los casos del tomate refuerzan la injusticia para con los países de origen y subrayan la necesidad de hacer esfuerzos para resolver el problema de la biopiratería de recursos en bancos de semillas.
Parientes silvestres del tomate
Las quince (o más) especies parientes del tomate cultivado crecen en diversas zonas ecológicas. Algunas de las poblaciones silvestres están desapareciendo, como ocurre en la costa peruana debido a la expansión de zonas urbanas y la agricultura. Las especies económicamente más importantes son:
Solanum habrochaites
Fruta pequeña y verde. Resistente al moho, insectos y frío. Se encuentra en Perú y Ecuador, en el lado occidental de los Andes, en alturas hasta 3,400 metros. También está presente en la costa, donde las plantas son de menor tamaño.
Solanum galapagense
Una de las dos especies de tomate silvestre endémico de las Islas Galápagos. Tiene una fruta amarilla e hirsuta con olor reminiscente del limón. Resistente a suelos salados.
Solanum pimpinellifolium
Especie nativa de la costa peruana. Fruta comestible de sabor agradable. Requiere menos agua que el tomate cultivado y es resistente al moho y otras enfermedades.
Edward Hammond es Director de la consultora Prickly Research, con sede en Austin, Texas, y asesor de Third World Network (TWN) en temas de biodiversidad, bioseguridad y propiedad intelectual.
Este artículo es un extracto del documento del autor “Biopiratería asistida por marcadores. Colecciones ex situ de tomate silvestre, técnicas de mejoramiento genético y solicitudes de patentes”, publicado por TWN - Red del Tercer Mundo - 9 de marzo de 2012 -
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¡ÚLTIMA HORA! ATAQUES AL PROFESOR SERALINI POR SU ÚLTIMA PUBLICACIÓN
A partir de la publicación del artículo de Seralini y su grupo de investigación, tanto el como la revista en la que iba a ser publicado han recibido mucha presión por parte de la industria y de científicos que trabajan bajo órdenes de la industria.
Esto no es algo nuevo. Ya sucedío en el pasado con Arpad Puztai, Ignacio Chapela, en nuestra región con Antonieta Gutiérrez y con muchos otros científicos que son críticos a los dogmas científicos que sustentan a una industria que crece y se expande sin ningún escrutinio de la sociedad.
Si quiere enviar una carta de apoyo, puede escribir al Professor Gilles-Eric Séralini

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