sábado, 27 de diciembre de 2008



CARLOS FRANCISCO ECHEVERRIA 

PRECANDIDATO DEL PLN

www.echeverria.cr


 Amar al enemigo

Hace poco menos de dos mil años, un campesino galileo dijo a quienes le rodeaban:

 

“No reaccionen con violencia ante el malvado. Antes bien, si alguien te golpea en la mejilla derecha, ofrécele también la otra. Si alguien te hace un pleito por la camisa, entrégale también el manto. Si alguien te obliga a llevarle la carga, llévasela el doble más lejos. Da al que te pida, y al que espera de ti algo prestado, no le vuelvas la espalda. Ustedes han oído que se dijo: «Amarás a tu prójimo y no harás amistad con tu enemigo». Pero yo les digo: Amen a sus enemigos. Porque si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué mérito tiene? También los cobradores de impuestos lo hacen. Y si saludan sólo a sus amigos, ¿qué tiene eso de especial?”

 

En esas pocas frases, contenidas en el Sermón de la Montaña (Mateo 5: 39-47), está el mayor desafío ético que se le ha planteado nunca a la Humanidad.  En rigor, nadie que no practique esos consejos puede llamarse seguidor de Jesús.

 

En estos días celebramos, con toda clase de excesos y derroches, el nacimiento de aquel Hombre.  Basta mirar alrededor para darnos cuenta de hasta qué punto ignoramos su enseñanza.  Sin embargo en los tamales, en la reunión familiar y hasta en el “Feliz Navidad” dicho al pasar, persiste el espíritu de hermandad, solidaridad y perdón que pregonó el Nazareno.

 

Pero no perdamos de vista un hecho fundamental: la agenda de Jesús está pendiente.  Y nadie la va a ejecutar si no lo hace cada uno de nosotros, desde el fondo de su mente y de su corazón.  Mi mensaje en estos días de Navidad es una recomendación: saquemos el rato para leer y releer el Sermón de la Montaña.  Y gocemos de dar, de amar, de perdonar.  Que no muera el eco de aquellas palabras, pronunciadas en arameo desde un descampado en Galilea, hace casi dos mil años.

Carlos Francisco Echeverría



Un movimiento ciudadano

 

Algunas personas se cuestionan la viabilidad de mi pre-candidatura, porque no ven aparecer a mi alrededor a figuras políticas conocidas.   Tradicionalmente se cree que ese tipo de apoyo es indispensable para salir adelante en política.  La respuesta corta ante esa duda es simplemente recordar el caso de Ottón Solís, quien construyó un partido nacional y permanente sin el apoyo de políticos tradicionales, en un período relativamente breve.

La respuesta detallada, y más importante, es que yo estoy tratando de impulsar un movimiento ciudadano.  Un movimiento ciudadano no es lo que se conoce como una “tendencia política”.  Las tendencias son corrientes internas que se crean entre los dirigentes y cuadros de un partido, y que salen a buscar apoyo para sus pre-candidatos.

Un movimiento ciudadano, por el contrario, crece de abajo hacia arriba.  El movimiento ciudadano, por definición, trae caras e ideas nuevas a la política.  No se apoya en los políticos tradicionales, sino en el interés que generen esas nuevas personas e ideas en la ciudadanía en general.  Incluso, si se produce en el seno de un partido político – como es el caso del que estoy impulsando – el movimiento ciudadano puede atraer a ese partido a personas que anteriormente militaban en otro partido, o en ninguno.

¿Es eso viable?  Por supuesto que sí.  Ahora más que nunca, dadas la fatiga y la decepción de gran parte de la ciudadanía respecto de los políticos tradicionales.  Yo estoy convencido de que seis meses son suficientes para constituir un movimiento ciudadano vigoroso dentro de Liberación Nacional, que sea una opción real de triunfo para las elecciones del 2010. En eso estamos.

 

Carlos Francisco Echeverría

 

Por qué la clase media

La clave del éxito social y político de Costa Rica en el siglo XX fue el desarrollo de una sólida y amplia clase media, gracias principalmente a tres factores: educación, crédito y tecnología.  La educación es el instrumento de movilidad social por excelencia, que ha permitido a varias generaciones superar los niveles de vida de sus padres y abuelos.  El crédito, principalmente a través de la banca estatal, ha dado lugar a miles de empresas pequeñas y medianas en todo el país.  La tecnología, y en particular la comunicación telefónica, nos acerca y nos permite intercambiar información, bienes y servicios fluidamente.

Polarización social

Todos esos factores han contribuido a que Costa Rica desarrollara una clase media que es el principal sostén de la democracia y el desarrollo económico del país.  No obstante, el modelo que hemos seguido en las últimas décadas la ha debilitado, polarizando a la sociedad.  Algunos segmentos han logrado conectarse a la economía internacional, por medio de las exportaciones, el turismo y los servicios, y han prosperado visiblemente.  Otros grupos más bien ven deteriorarse sus condiciones de vida, no sólo por los ingresos insuficientes sino también por la mala calidad de muchos servicios públicos.  Allí están el profesional, pequeño empresario o técnico esforzado cuyos hijos reciben una educación pública deficiente; que ven a su “perolito” destrozarse sin remedio en pésimas calles y carreteras, y que esperan pacientemente largos meses para ser atendidos por un médico especialista.

Oportunidades para los pobres

 

Es urgente volver a fortalecer a la clase media, no sólo porque lo necesita y lo merece, sino además para que dinamice la economía y pueda “absorber” a los más pobres. Es sobre todo la clase media la que genera empleo y oportunidades para los pobres. Estos tienen pocas oportunidades de empleo en las grandes empresas.  Sus oportunidades están en las empresas pequeñas y medianas, como talleres, pulperías y otros comercios e industrias que en general pertenecen a personas y familias de clase media.

Diversidad es clave

 

Los factores para fortalecer a la clase media siguen siendo hoy básicamente los mismos: educación, crédito y tecnología.  Pero los instrumentos para aplicarlos en el siglo XXI son distintos de los del siglo anterior.  Hoy se requiere mucho más flexibilidad, agilidad y capacidad de respuesta que la que pueden ofrecer los grandes mecanismos estatales centralizados.  La diversidad es palabra clave en nuestro tiempo.  Nuestra oferta educativa, por ejemplo, debería diversificarse mucho más.  No basta con tener educación pública y privada, académica o técnica.  Deberíamos tener más opciones de educación secundaria científica, empresarial, informática, artística o deportiva.  También debemos ofrecer salidas laterales a los estudiantes que terminan el noveno año y no quieren seguir en el colegio, pero sí desean seguir aprendiendo oficios técnicos que les permitan ganarse la vida y, eventualmente, seguir su preparación académica más adelante. Incluso deberíamos pensar en dar énfasis diferentes a la oferta educativa según la región del país.  Y ese mismo principio de diversificación y flexibilidad también puede aplicarse a las demás áreas críticas para la clase media, y en general para el país: infraestructura, crédito, salud, tecnología.

 

No hay comentarios: