Se levantó a las 4:30 de la mañana, antes de que sonara el despertador. Recibió llamadas de su mamá Consuelo y de otros familiares antes de las siete de la mañana.
El fundador del Partido Acción Ciudadana (PAC), agrupación que logró las riendas del Congreso y que el jueves toma las del Gobierno, se preparaba para asumir como un diputado más entre 57.
Esto no es nuevo en la vida de Ottón Solís Fallas, el que casi se hace presidente de la República en 2006.
Ya hace 20 años fue legislador. En un 1°. de mayo como ayer, estaba a punto de iniciarse como parlamentario oficialista, aunque en ese momento pertenecía al Partido Liberación Nacional (PLN), con el presidente de la República José María Figueres. Luis Guillermo Solís (hoy mandatario electo) apenas se preparaba en 1994 para asumir un cargo medio en la Cancillería.
Ayer iba de nuevo a Cuesta de Moras. No desayunó su avena en agua, su jugo ni su café. Tenía desayuno con los otros 11 diputados y Solís se cuida en la comida.
No estaba en el desayuno Víctor Hugo Morales Zapata, el congresista del PAC que el partido quiso separar en campaña electoral bajo la amenaza de renuncia de Ottón.
Morales, sin embargo, fue ayer uno de los contactos entre Cuesta de Moras y el futuro ministro de la Presidencia, Melvin Jiménez. Es para todos los efectos un diputado del PAC junto a Ottón Solís.
El mismo traje. Tiene más canas y menos pelo que en 1994, pero le queda el mismo traje de entero negro que usó hace 20 años, el mismo con el que se casó poco antes en la iglesia de Palmares de Pérez Zeledón. Ya se sabe que él es un activista de la austeridad extrema.
Este es Ottón Solís y no hay visos de cambio. El traje le quedaba holgado y le ayudaba a sentirse cómodo en funciones que ya conoce, con el favor de 20 años de experiencia adicionales para un diputado que no será cualquiera.
Lo demostró con sus primeras palabras disidentes a las 9:40 a. m., dos horas después de que su esposa, Shirley Sánchez, le dio el visto bueno a la vestimenta con una corbata gris que le regalaron para que sustituya las rojiamarillas que usó en sus facetas de candidato.
Ya él no es candidato a nada. Es diputado con voz propia. Por eso a las 9:40 a. m., mientras aún regía un acuerdo con evangélicos para posponer el proyecto de legalizar las parejas homosexuales, él dijo ‘no’.
“Si hoy me ponen ese proyecto para votar, yo lo voto. Nada me lo impide”, dijo con voz tranquila y parpadeando lento, sin soltar la mano de su esposa.
Tenía menos de dos horas en el Congreso y ya había presentado tres proyectos de ley.
Proyectos del día 1. El primero, para “atender a ciegas” la petición de una reforma constitucional para perder el puesto de diputado por fallas a la probidad. El segundo, para acordar el período de las segundas rondas electorales. El tercero, para limitar el cabildeo de sectores en la Asamblea Legislativa.
Además, planea congelar el alza salarial de legisladores salvo que la inflación aumente 15 puntos. No está de acuerdo con el proyecto de su propia bancada de amarrar los aumentos de los diputados a los de todos el sector público, pues teme que eso genere “conflicto de interés”.
También quiere otro plan para obligar a que esté en internet toda las informaciones de contrataciones del sector público.
“Cómo puede ser que los diputados no puedan ser despedidos si fallan a la probidad. Esto es importantísimo”, justificó mientras los jefes de su bancada negociaban con el Frente Amplio, con socialcristanos y con evangélicos.
Eso no le tocaba a él. A las 11:38 a. m., cuando hubo finalmente un acuerdo del PAC con PUSC y Frente Amplio, él estaba sentado en su curul leyendo o hablando con muchos que se le acercaban.
Mientras, él en su curul sin aspavientos. Era evidente. “Lo noto reflexivo, pero no involucrado”, dijo el opositor Rolando González.
Pasado el mediodía seguían las negociaciones y algún dato llegó a oídos de Solís. “Por casualidad me enteré de algo”, dijo sin aparentar deseos de enterarse de más.
Algunos opositores trataban de señalar divisiones con su fracción. Asesores liberacionistas decían sin certeza ‘vea que no felicitó a Henry Mora’. Saben los liberacionistas que Solís fue una piedra en el zapato en el gobierno de José María Figueres, pese a ser oficialista, y sospechan que lo será también para Luis Guillermo Solís. “Será la voz de la conciencia del PAC”, dijo Rolando González.
Solís estaba ayer en su sitio nuevo y conocido. Su curul y su nombre le basta para figurar sin figurar.
No fue candidato presidencial ni es parte del círculo de confianza de Luis Guillermo Solís, No es jefe de bancada ni habla en nombre de su PAC. Es solo Ottón Solís, percha del mismo traje. Atención a él.