A pesar de la impopularidad que arrastra el actual gobierno, la presidenta Laura Chinchilla podrá certificar al final de esta administración que su principal promesa de campaña quedó cumplida: la seguridad dejó de ser el principal desvelo de los costarricenses.
La caída de la tasa de homicidios a los niveles más bajos de las últimas tres administraciones (8,8 asesinatos por cada 100.000 habitantes) le permite al Ejecutivo sacar la cabeza ante las críticas.
Dicho indicador experimentó una disminución cercana a los 15 puntos porcentuales entre 2011 y 2013, según el último informe de desarrollo humano del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Tal resultado le permite a Costa Rica salirse de la pandemia de violencia que, de acuerdo con la Organización Mundial para la Salud (OMS), afecta a la región centroamericana.
La OMS señala que un país entra en pandemia de violencia cuando su tasa de homicidios llega a 10 por cada 100.000 habitantes.
En el 2010, el promedio de crímenes aquí era de 11,5 por cada 100.000 personas y la seguridad era la mayor preocupación ciudadana.
Por otra parte, las tasas de robos a casas y comercios también cayeron a los niveles más bajos de los últimos tres mandatos, según los registros del Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
Estos datos, sumados a la inversión en infraestructura policial y equipamiento, le permiten a la presidenta Chinchilla apuntarse un importante acierto.
Para el director interino del programa Estado de la Nación, Jorge Vargas Cullell, el tema de seguridad representa uno de los principales logros en un gobierno que en sus palabras “no es tan malo como la gente cree”.
La caída en los índices de criminalidad es bien vista incluso por algunos sectores de la oposición. Así lo señala la actual diputada del Partido Acción Ciudadana (PAC) y vocera de esa agrupación en temas de seguridad, Carmen Muñoz.
“Podríamos decir que hay una percepción mucho mejor que cuando la presidenta empezó”, aseveró.
Muñoz, no obstante, señaló que aún persisten problemas, sobre todo en el tema de narcotráfico.
Ante esto, el ministro de Seguridad, Mario Zamora, alega que se ha hecho un trabajo conjunto con el Gobierno de Estados Unidos para maximizar los beneficios del convenio de patrullaje y la cooperación contra el trasiego de drogas.
Otros puntos. A menos de tres semanas de que finalice el mandato de Chinchilla, el tema de seguridad no es el único en el que el Poder Ejecutivo evidencia cumplimientos.
El segundo vicepresidente de la República, Luis Liberman, asegura que el balance de la gestión económica del Gobierno es positivo.
Liberman resaltó entre los logros el que se pudieran sostener los indicadores de inflación más bajos de las últimas cuatro décadas.
También destacó las reformas legales para mejorar la recaudación, pese a no lograr la aprobación del plan fiscal
Además, señaló que el gobierno de Chinchilla invirtió más en política social que otros en los últimos 20 años, evitando una subida en el número de pobres en el país.
Con esa misma tesis, el ministro de Comunicación, Carlos Roverssi, insistió en que el tiempo dejará ver el legado de esta administración.
Desde el Estado de la Nación, Jorge Vargas considera que aún es temprano para hacer una valoración general, pues aún no se tienen a mano los números finales del último año de gestión.
Vargas estima que para revisar la labor de un gobierno se debe hacer una lectura en dos niveles: la administración de la cosa estatal y la conducción política.
En este sentido, afirma que al gobierno de Chinchilla le afectó su mala conducción política, la misma que no le ha permitido a la ciudadanía palpar los logros alcanzados en estos cuatro años.