viernes, 16 de noviembre de 2012

Pronunciamiento de la Asamblea de Escuela de Biología y del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (CIMAR), sobre el Proyecto de la Marina Cocodrilo Bay en Puerto Jiménez, Península de Osa



La Escuela de Biología y el Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología, CIMAR, de la Universidad de Costa Rica, como instituciones académicas que han generado información científica  en apoyo a la conservación de los ambientes naturales de nuestro país, advierten del peligro que para los recursos marinos y costeros significa el desarrollo de proyectos de grandes marinas en el Golfo Dulce, particularmente ante el anuncio de la construcción del proyecto Cocodrilo Bay en Puerto Jiménez, en la Península de Osa. 
Este proyecto consiste en la construcción de una marina con infraestructura para 256 puestos de atraque, varios hoteles para un total aproximado de 500 habitaciones, además de un centro comercial, restaurantes, tanques de combustible y nuevos pozos de agua que se alimentarán del  acuífero costero local. Este complejo marino-hotelero estará ubicado dentro de una concesión de 25 hectáreas otorgadas por la CIMAT, a 250 metros de distancia de los manglares de la boca del Rio Platanares, área protegida por el Refugio de Vida Silvestre Platanares-Playa Preciosa.
En el historial de investigación, hemos aportado mucha información científica, accesible a todo usuario a través de la Revista de Biología Tropical y otras publicaciones internacionales, sobre las características químicas, físicas, la riqueza biológica y la fragilidad del Golfo Dulce.  Este Golfo es un sistema único en el Pacífico Este Tropical, tipificado como un fiordo tropical por su profundidad y circulación restringida, que alberga ecosistemas de gran valor biológico como arrecifes, planicies fangosas y playas arenosas, manglares, pastos marinos y ambientes profundos, así como importantes poblaciones de  invertebrados marinos, peces y cetáceos.  La comunidad científica internacional resalta su importancia en el ciclo natural del nitrógeno, un elemento fundamental para la producción biológica y aprovechamiento de recursos pesqueros. Por sus características oceanográficas, el Golfo Dulce es un sistema frágil y vulnerable ante la contaminación, la pesca excesiva, el tráfico marino y la desforestación de las cuencas hidrográficas circundantes. El Golfo Dulce es un estuario donde todavía la influencia humana no ha llegado a alterar drásticamente sus características naturales, algo difícil de encontrar en las regiones costeras del mundo. Quizás por esa razón, el Golfo alberga aun un 23% de la diversidad marina de nuestra costa Pacífica.
La información científica publicada sobre la dinámica de sus aguas superficiales y profundas permite inferir que los efectos de los contaminantes deben verse en el contexto de un sistema con circulación restringida de sus aguas superficiales y profundas. El aumento del tráfico marino es también es un peligro particular para los cetáceos del Golfo Dulce, por los efectos de la contaminación sónica y la ocurrencia de colisiones. Debe destacarse la importancia de los manglares del Golfo Dulce, por su papel como lugar de desarrollo de muchos organismos marinos, la presencia de comunidades únicas de plantas y animales y por ser humedales que amortiguan la erosión costera y la contaminación de los ambientes acuáticos. Además, muchas de las comunidades costeras del Golfo viven de la extracción de pianguas en sus manglares, algo que permite, aunque de manera modesta, un sustento económico a numerosas familias. La existencia de bosques primarios bordeando al Golfo es una condición muy difícil de encontrar en la costa Pacífica del continente y de alto atractivo para el turismo ecológico.
Es por eso que manifestamos nuestra profunda preocupación ante un proceso acelerado de desarrollo de marinas de grandes dimensiones en sitios próximos al Golfo Dulce, entre los cuales destaca ahora el proyecto Cocodrilo Bay en Puerto Jiménez.  La planificación y el desarrollo de infraestructura en las zonas costeras debe realizarse en concordancia con la fragilidad de estos sistemas. El incremento del tráfico marino y la posibilidad de ingreso al sistema de diversos tipos de contaminantes, son dos de los impactos potenciales importantes que tendría este proyecto sobre los ecosistemas marinos y estuarinos del Golfo Dulce.  El impacto local sobre los manglares de la desembocadura del Río Platanares es otro elemento importante a considerar, ya que la construcción de esta infraestructura en un área tan próxima a los manglares puede tener consecuencias importantes en su estabilidad y crecimiento, ya en proceso de deterioro por su proximidad al centro urbano de Puerto Jiménez.   Otro aspecto importante a considerar en este tipo de desarrollo es la sobrexplotación de los mantos acuíferos costeros, la cual puede resultar en una salinización de las aguas subterráneas, con consecuencias tanto para la población local como para la fauna y flora del área. Asimismo, los desechos sólidos y aguas servidas que se producen en estos grandes proyectos pueden tener un impacto negativo sobre los ecosistemas terrestres y marinos aledaños. A nivel de los impactos indirectos, el desarrollo de estos complejos marino-hoteleros ha sido acompañado por el aumento de inversiones en bienes raíces, cuyo desarrollo en la región costera de nuestro país ha tenido consecuencias muy serias sobre el suelo y los ambientes terrestres en general que análisis de costo-beneficio. El anuncio de la construcción de un aeropuerto internacional en el cantón de Osa será un elemento adicional que contribuirá a aumentar esta presión inmobiliaria.
Advertimos al Estado costarricense y a las comunidades,  de la necesidad de una verdadera evaluación integral del impacto ambiental de este proyecto, que considere los efectos locales y regionales de su construcción.  Reiteramos la necesidad de una verdadera política de gestión integrada de la zona costera, de ordenamiento territorial en esta región, que proteja la Península de Osa y Golfo Dulce de los excesos del crecimiento turístico, reclamo ya expuesto por los profesionales y estudiantes de esta Universidad. Es fundamental la aplicación y el desarrollo de herramientas técnicas que evalúen la sensibilidad ambiental costera, así como la capacidad de carga de los ambientes costeros ante diferentes tipos de proyectos de desarrollo en estas importantes áreas. 
Asamblea de Escuela- Escuela de Biología – Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limonología (CIMAR), 15 de noviembre de 2012

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