miércoles, 7 de julio de 2010

LA INTERVENCIÓN MILITAR GRINGA EN COSTA RICA


Albino Vargas Barrantes *

7 mil marines transitando por suelo nacional, 46 buques de guerra, 200 helicópteros artillados (entre ellos los Black Hawck), aviones de combate y navíos de guerra para combatir submarinos, constituyen una especie de invasión del guerrerista gobierno estadounidense y su desesperada lógica militarista para tratar de mantener una hegemonía planetaria cada vez más en decadencia.
Más grave todavía es que el personal militar gringo tendrá total libertad de movimiento en suelo costarricense, además de tener el privilegio de no sujetarse a las leyes nacionales lo que, en caso de comisión de infracciones legales y penales, le dejaría impune.
La excusa de que tan descomunal despliegue armamentista obedece a operaciones contra el narcotráfico y para realizar actividades humanitarias, ofende la inteligencia del pueblo tico. En parte cierto pero aquí hay mar de fondo. Es bien sabido de que el régimen de Washington nunca “arranca pelos sin sangre”, especialmente cuando se trata de reforzar su control hegemónico sobre los pueblos de la América Latina; algunos de los cuales, afortunadamente, con gobiernos dignos a la cabeza, se han rebelado a seguir siendo considerados como el patio trasero de dicha potencia en decadencia.
La verdad es que Estados Unidos es el primer consumidor de droga del planeta pero ellos no hacen lo suficiente, o no parecieran estar verdaderamente interesados en combatirlo de raíz, a rajatabla. “Business” primero. En América Latina, sus principales proveedores de droga son sus mejores aliados políticos: México, Colombia y Perú. ¿Entonces?
Bien nos dice el ciudadano Álvaro Fernando López Báez que el país más intervenido del mundo, con el mayor número de armas, aviones y soldados como lo es Afganistán, sigue siendo el mayor productor y exportador de opio en el mundo, lo que viene a demostrarnos que el frío no está en las cobijas.
Censuramos fuertemente, con toda energía, a los diputados y diputadas de la coalición gobiernista Li-Li (partidos Liberación-Libertario), por su humillante doblez, su prosternación indigna y su desprecio total por nuestra herencia soberana como nación, en un acto que bien podría ser calificado como de Traición a la Patria.
En medio del estupor y de la gigante indignación que genera ser testigos de tal afrenta a nuestro legado histórico de la Gesta de 1856, cuando el gobierno de la época, encabezado por el insigne patricio Presidente don Juanito Mora Porras, se enfrentó al naciente intervencionismo imperialista de los Estados Unidos; alegra saber que un distinguido grupo de legisladores y de legisladoras costarricenses tuvieron firme entereza moral, enorme gallardía cívica y alto decoro patrio, negándose a cohonestar tan vil acto de afrenta soberana a la patria costarricense. Fracciones parlamentarias como las del PAC, de la Unidad y del Frente Amplio merecen un amplísimo reconocimiento ciudadano por ello.
Bien dice el señor diputado don Luis Fishman Zozinski que con esta intervención militarista gringa en suelo tico se violentó el “acuerdo de cooperación” para patrullaje conjunto firmado por Costa Rica con el gobierno de los Estados Unidos, en el año 1999. Tal “convenio”, al parecer, habló de aceptar la “ayuda” del servicio de guardacostas gringo pero hoy nos imponen todo un armamento de guerra.
La coalición gobiernista y su fracción parlamentaria le facilitaron al gobierno guerrerista del Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, la inserción de Costa Rica en una estrategia militarista que Washington impulsa en nuestra región latinoamericana, para no solamente detener la corriente progresista de gobiernos decentes que hoy defienden la soberanía de nuestros pueblos en la América del Sur; sino para crear todas las condiciones para una invasión militar a algunos de esos gobiernos que con más firmeza enfrentan la histérica lógica militarista gringa ante la irrefutable realidad de que están, como imperio, en incontenible decadencia, aunque por tal razón, mucho más peligrosos y agresivos que nunca. La vienen armando: bases militares en Colombia, en Panamá y ahora nosotros, “Tiquicia”.
Hacemos un llamado a todas las fuerzas patrióticas y cívicas del pueblo costarricense para que, de manera conjunta, aunemos esfuerzos e impulsemos todas las acciones posibles en defensa de la soberanía de nuestra nación, completamente mancillada por los parlamentarios gobiernistas de la coalición Li-Li.
¡Cómo se ha olvidado a nuestros gigantes patricios forjadores de la nacionalidad tica! Basta uno. El benemérito de la Patria, don Joaquín García Monge, ante el Monumento Nacional el 15 de setiembre de 1921, proclamó: “...Si es sumamente grave que aventureros extraños se atrevan a comprar la patria, es mucho más grave, e ignominioso, que hijos del país de bruces se la vendan”.

* Secretario General Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP)

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