domingo, 19 de julio de 2009

Otro Editorial de La Nación proclive a los golpistas hondureños


Mi intención es comentar el editorial del periódico La Nación del día de hoy, jueves 16 de julio del 2009, acerca de lo que está ocurriendo en Honduras. No es demasiado difícil constatar como dicho diario, al igual que muchos otros medios de comunicación en el continente, incluyendo CNN, han sido proclives a quienes rompieron el orden constitucional en el hermano país centroamericano.


En el caso de La Nación, no era demasiado difícil, tampoco, discernir sus simpatías golpistas incluso antes de que se dieran los hechos que llevaron a un presidente constitucional, elegido legítimamente, a nuestro territorio, siendo depositado no tan gentilmente por elementos militares enmascarados sin que al día de hoy se hayan atrevido a identificar a quien dio la orden de secuestrar a un presidente en su propia casa y sacarlo a la fuerza de su país.

Muy a pesar del editorialista, las cosas se mueven en Honduras, y lo que resulta fundamental, aunque no lo mencione, es que miles de hondureños siguen movilizados en las calles contra de los golpistas.

"Tiempo para el dialogo", nos receta hoy el editorialista. Lo que en principio suena bien, pero ¿dialogo para qué? aunque el proceso de "mediacion" genera justificadas reacciones, el mismo Arias ha dicho que tiene que ser para restituir al Presidente Constitucional de Honduras en su puesto. Ese pequeñísimo detalle no lo menciona La Nación, que arranca con todo tipo de alegatos, una vez más, contra Zelaya, acusándolo de estar sumido "en un nuevo letargo", instándolo a "despertar", para que se "de cuenta" de que no gobierna, de que "las fuerzas armadas no le obedecen", que "las instituciones responden a otros designios", y de no advertir que carece de apoyo popular.

O sea, que para La Nación el golpe ha sido un éxito rotundo. ¡Cuanto sabe el editorialista de La Nación¡, ¿no?

De paso, de oficio, digamos, saca el editorialista la carta privilegiada de los golpistas, de oponerse a cualquier relación de Zelaya o de Honduras con el ALBA. Audaz, concluye diciendo:

"Zelaya debe decidir si lucha por los meses que le restan a su mandato o si emprende la tarea más amplia y preclara de devolver a Honduras la legitimidad institucional, ya irremediablemente lastimada. Si el objetivo fuese el segundo, hay tiempo para el diálogo."

O sea, que, para La Nación, devolverle a Honduras la legitimidad institucional es tarea de Zelaya (los golpistas están eximidos, por buena conducta, supongo). No pasa por la restitución del gobierno elegido por el pueblo. Se opone, así, a lo que ha definido la OEA, la Unión Europea, Unasur, las Naciones Unidas y muchos otros entes internacionales,, Zelaya, cabeza visible del asunto, por definición popular, debe olvidarse de "luchar" y sumirse en un dialogo difuso con golpistas hasta que se venzan plazos y se diluyan los asuntos a conveniencia de los golpistas y sus aliados.

¿Quién será el que "tiene que despertar"? Cuidado , hay que decirle al editorialista de La Nación, evidentemente cómodo con los golpistas hondureños y sus maniobras, no vaya a ser que se le abran abruptamente los ojos, que le sacudan el sopor oligárquico, el bullicio y el reclamo indignado de las multitudes hondureñas en las calles, en un súbito, escalofriante y amargo despertar . No sería la primera vez que ocurra algo así.

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