"EL DÍA QUE UN PERIODISTA PIERDE SU CAPACIDAD CRÍTICA, PIERDE SU VOCACIÓN"
Visitamos al colega Nelson Murillo, uno de los sobrevivientes del atentado terrorista de La Penca, en su casa de habitación, donde guarda reposo por 12 días, de una herida de 13 puntadas, luego de haber sido operado en el hospital México, de una esquirla, la número 70, secuela de una bomba que hace 24 años, cambio su vida. Una marca psicológica que es difícil describir con palabras.
Dedicamos esta sección a la vida y carrera periodística de Nelson Murillo, experiodista de La Nación, Revista Rumbo, El Financiero, Notiséis, Asamblea Legislativa, La República, Semanario Universidad, Radio Universidad de Costa Rica, exdirector del Colegio de Periodistas y sobreviviente del atentado terrorista de La Penca. Un hombre con muchos proyectos por realizar y con un amplio panorama de la realidad nacional.
Juan José Arce Vargas
pplana@colper.or.cr
Siempre ha significado una gran meta profesional. Desde la escuela siempre he tenido una gran inclinación hacia las letras. Mi materia preferida era Español, por aquella épca, me gustaba redactar, escribía poemas, hablaba en público, participaba de las asambleas del colegio y las dramatizaciones. Gané un concurso de oratorio a nivel provincial.
Entonces, en tercer año del Instituto de Alajuela, decidí que estudiaría periodismo, producto de mis ansias por escribir, de profundizar en el manejo del idioma y de aportar algo a la generación del pensamiento costarricense.
_¿Cómo fue su paso por la Universidad?
En 1978, ingresé a la Universidad de Costa Rica, a estudiar periodismo. En aquel tiempo, era un privilegio porque Comunicación Colectiva no tenía cupo restringido, como coloqué de primer lugar la carrera de Comunicación y gané el examen de admisión, inmediatamente estuve empadronado. Terminó en 1982 el Bachillerato y el 16 de febrero de 1983, la Licenciatura.
De 1978 a 1982, fue una vida muy intensa, porque como estudiante, también ejercí el periodismo. Muy novato, en 1979 fui redactor del Semanario Universidad; esto producto que Carlos Morales quien era profesor, a la vez, era el director del Semanario, debido a la falta de redactores, porque muchos de ellos, habían encontrado trabajo en los medios tradicionales. Don Carlos, en una de sus clases, hace una exhortación a los estudiantes, para invitarlos a colaborar en el Semanario.
Estuve en ese medio un año, desde 1979 hasta 1980. Luego, laboré en un radio noticiero internacional de Radio Universidad, después fui asistente de la Escuela de Ciencias de la Comunicación Colectiva del curso de Isabel Ovares. Entonces, durante mi época universitaria, estudié y trabajé, paralelamente en relación al periodismo.
_¿Cómo fue esa experiencia?
Este laboratorio del Semanario, fue fundamental, porque era la época de la Guerra Fría. En la Escuela de Periodismo, habían profesores sudamericanos y centroamericanos que venía huyendo de las dictaduras, guerrillas y régimenes militares de sus respectivos países. Convergía una gran gama de criterios a través de los artículos de opinión, publicados en el Semanario. Esto me permitió ampliar mi visión desde muy joven, viendo los duros precios que se pagan en el exilio, por ejercer el periodismo.
Entonces, comencé a madurar las experiencias de los profesores y colegas que llegaban al Semanario, esto me nutrió mucho y a otros colegas de mi generación, por tener argumentos de primera mano, y situaciones que el ámbito local no las teníamos, como el caso de atentados contra la vida, lucha contra las dictaduras, violación flagrante de derechos humanos, investigación por desaparecidos, corrupción militar, etc.
_¿Usted siempre tuvo una inclinación por la prensa escrita?
Siempre me ha gustado más la prensa escrita, porque se puede profundizar más, el manejo del idioma es más flexible y se le puede dar un mayor matiz personal.
En segundo lugar, me gusta mucho la radio, lo último que hubiese pensado es en la televisión, pero la vida es tan irónica que cuando me lance al mercado laboral en busca de oportunidades, Notiseis de Canal 6 requería un periodista de sucesos en este medio. Entonces, a veces, en el mercado laboral, no es tanto lo que uno le gusta sino lo que aparece.
En febrero de 1984, empecé como periodista de sucesos en Notisei, por eso, tuve que cubrir en parte el atentado de la prensa, porque la persona que cubría sucesos, tenía como recargo la guerra civil en Nicaragua y el conflicto de los sandinistas en la frontera. Este fue mi primer trabajo formal y de tiempo completo.
_La experiencia universitaria, en la cual conoció exiliados que vivieron hechos terroristas en sus países, lo llevó a pensar alguna vez que usted podría ser víctima de uno.
Particularmente de los casos de Argentina y Chille, producto de las dictaduras de (Jorge Rafael) Videla y (Augusto) Pinochet, sí estaba muy pendiente, igualmente de la guerrilla salvadoreña.
También, estaba reciente la caída de Somosa (19 de julio del 1979). En el ambiente universitario, se celebró con gran euforia, ese hecho. Pero como ciudadano y periodista, ya uno vivía ciertas agresiones, como parte del conflicto en Nicaragua.
Tenía claro que ejercer el periodismo, en otros países, no era fácil, conocí gente que fue torturada y sufrió intentos de desapariciones forzosas. Casos terribles, como el de los argentinos y cubanos.
No tenía miedo que me pasará algo parecido. Inclusive 15 días antes del atentado de La Penca, estuve haciendo unos reportajes sobre el clima en el lugar, de cómo los pueblos campesinos al norte de San Carlos estaban identificados con la causa de La Contra, de los aeropuertos clandestinos, cómo aterrizaban avionetas con pertrechos para la guerrilla.
Curiosamente, después del reportaje, tuve un sueño, en el cual veía que estaba en territorio costarricense en la rivera del río San Juan, y sucedió un ataque explosivo, un enfrentamiento entre los Sandinistas y La Contra, en el lado nicaraguense. La prensa se tuvo que replegar en territorio costarricense para protegerse. Eso fue como un preaviso, al cual no le di mucha importancia.
Entonces, cuando se convocó la conferencia de prensa de La Penca, no tuve ningún reparo en ir, lo único que no sabía bien, era el tema de la logística, pero eso no me dio mayor motivo de preocupación.
_¿El atentado de La Penca no lo alejo del periodismo?
El periodismo es parte de mi vida, si bien tengo más de cuatro años de estar pensionado, por problemas físicos y emocionales producto del mismo atentado. Pensión que, por cierto, me aprobaron 19 años después del atentado.
Aunque, desde diciembre del 2003, no soy periodista activo, sí aprovecho la tecnología para ejercer el periodismo. Me gusta estar pendiente de la palestra periodística, de lo bueno y lo malo de la prensa, soy muy crítico y filoso en mis comentarios, pero también me gusta que sean crítico conmigo, lo cual agradezco.
La experiencia de periodista activo por 24 años consecutivos, desde 1979 hasta el 2003, me permite publicar artículos de opinión y estar en contacto con los medios para hacer comentarios. Porque una cosa es estar fuera del “ring” del reporterismo diario y de la sala de redacción de un medio de comunicación, pero, no por eso, voy a dejar de leer, opinar y de ser crítico, entonces de alguna manera, me mantengo activo en el periodismo. Eso me llena mucho, también fui profesor, cuando trabajaba en la Revista Rumbo, si algo me gusta es retroalimentarme.
_¿Cómo ve el periodismo actual y qué recomienda a las nuevas generaciones?
El periodismo tiene que madurar más, tiene que ser más profundo, más analítico. El periodismo tiene que ser más socialmente comprometido y menos involucrado con la pauta publicitaria de los medios. En mis tiempos, la pauta publicitaria se manejaba con mayor independencia de la orientación editorial e informativa de los medios.
Hoy siento que hay mucho mayor correlación, a veces directa e indirecta, pero uno siente que hay una correlación que es mejor mantener a cada quien en su acera. Desde mi punto de vista, hay que ser más independiente entre lo informativo y lo publicitario, una cosa necesita de la otra, pero no por eso debe tener tanta correlación.
Otra cosa es que el periodismo debe dejar de ser tan “light” ó cursi no es que en mis tiempos se hiciera el mejor periodismo, para nada, todos los días se aprende, para eso hay que tener madurez, humildad y realismo.
Pero, creo que el periodismo de hoy es muy "rosa" y superfluo, aunque en algunos medios han buenas primicias e investigaciones, sí siento que el periodismo costarricense requiere una revisión integral, viendo todos los factores y aristas que intervienen en el proceso.
Buscar un periodismo de mayor compromiso social que no se dejen llevar por las modas y la carrera materialista dicte. Cuando el escenario nuestro tiene mucho mayor contenido noticioso e investigativo, para retomar a grupos que no tienen voz: los marginados, los excluidos, los autoexcluidos.
El panorama nacional presenta una brecha social que se ensancha cada vez más. Entonces, el periodista tiene la noble tarea de informar e formar. Para formar debe ser más acucioso, tener mayor capacidad de denuncia, estar más comprometido con la realidad del país y tener más claro la lista de prioridades, porque hay denuncias que desfilan como elefantes blancos a los ojos de los periodistas, y muchos grupos esperando que alguien los divulgue, pero la agenda del medio se va por la periferia.
El periodista podría ser más objetivo, más analítico, más profundo investigativo, porque el día que un periodista pierde su capacidad crítica pierde su vocación.
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