Washington. Hillary Rodham Clinton abandonó finalmente la puja por la candidatura presidencial del Partido Demócrata al declarar su apoyo a Barack Obama, al tiempo que descalificó los esfuerzos de algunos simpatizantes de presionar al virtual candidato demócrata para que la elija a ella como pareja de fórmula.
Por su parte, Obama declaró que no se apurará a decidir si invitará a la que fue su encarnizada rival a acompañarlo como candidata a la vicepresidencia.
Clinton, respaldada por un equipo experimentado y un marido que fue muy popular como presidente durante dos períodos, había sido considerada inicialmente como invencible. Pero sus esperanzas se frustraron paulatinamente mientras Obama ganaba terreno.
La batalla provocó asperezas en el Partido Demócrata. Pero la situación cambió con el acercamiento entre ambos.
“El sábado hablaré acerca de cómo podremos unificar el partido alrededor del senador Obama”, indicó Clinton a sus partidarios en un correo electrónico enviado ayer.
“Hay mucho en juego y la tarea que tenemos por delante es demasiado importante como para no hacerlo así”, agregaba.
El director de comunicaciones de Clinton, Howard Wolfson, señaló que la ex primera dama manifestará su apoyo a Obama en un acto a realizar mañana en Washington DC. Wolfson aseguró que la senadora no está haciendo lobby para ser incluida en la fórmula con Obama.
“No está buscando la vicepresidencia y nadie habla por ella más que ella misma. Así que la decisión aquí es única y exclusivamente del senador Obama”, agregó.
Tras el paso al costado, muchos de sus simpatizantes promueven su candidatura a la vicepresidencia. Sueñan con una boleta unificada, que –aseguran– le llevaría a Obama las legiones de simpatizantes de Clinton y ampliaría su atractivo para los votantes blancos y los trabajadores.
Pero Obama indicó que se tomará su tiempo antes de decidir.
El senador designó el miércoles un equipo de tres personas notables, entre ellas Caroline Kennedy, para ayudarle a encontrar su compañero de fórmula. Esto ocurrió un día después de que alcanzara el número de delegados necesario para asegurarse la candidatura de su partido.
Obama muchas veces definió a Clinton como una personalidad con más pasado que futuro. Varias veces se desmarcó de ese ambiente y del establishment al que asocia a la senadora y su marido, el ex presidente Bill Clinton, presentándose como la cara de la renovación política.
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