INTRODUCCIÓN A LOS PROGRAMAS DE ESTUDIO
DE EDUCACIÓN PARA LA AFECTIVIDAD Y LA SEXUALIDAD
Este programa de estudios para el Tercer ciclo de la Educación General Básica es producto del trabajo de un equipo de profesionales multidisciplinario. En un lapso de más de un año se realizaron varios conversatorios con distintos grupos de la sociedad civil que trabajan en el tema, mediante las cuales se definieron los temas básicos a incluir en el programa de estudios. A partir del análisis y las reflexiones resultantes de dichos conversatorios¸ se elaboró un marco conceptual y se determinaron los contenidos específicos de los programas.
El grupo de trabajo que diseñó estos programas estuvo integrado por las siguientes personas: Margarita Murillo, asesora externa, especialista en el tema, de la Fundación Sexo, Amor y Vida; Renato Joya, asesor externo, especialista en mediación pedagógica; Gladys González, asesora del Viceministerio Académico; Cruz Hernández y Cecilia Calderón, asesoras nacionales de Ciencias en primaria; Cecilia Sevilla, asesora nacional de Ciencias en secundaria; José Villalobos, asesor nacional de Ciencias del Instituto de Desarrollo Profesional Uladislao Gámez; Ricardo Montoya Vargas, asesor nacional de Educación Cívica de secundaria. También se contó con la colaboración de Marcela González y Maritere Alvarado, especialistas de PANIAMOR.
Hacemos un reconocimiento especial al trabajo realizado por el INEINA, en conjunto con funcionarios del Ministerio, bajo la coordinación de Ana Teresa León, de la Universidad Nacional, cuyo producto “Propuesta de Plan Nacional de Educación para la Sexualidad”, de 2009, fue la base para el trabajo del equipo que diseñó estos programas de estudio.
I. Educación para la afectividad y la sexualidad
En Costa Rica, hasta ahora, la educación para la sexualidad se ha planteado como un proceso informativo y centrado en su dimensión biológica. Este programa de estudio integra esa dimensión como elemento indispensable de una formación en sexualidad, pero agrega una dimensión formativa, en la que se enfatiza.
La sexualidad es considerada como un proceso natural ligado al vínculo afectivo. Se entiende como una dimensión fundamental del hecho de ser humano, como parte orgánica del lenguaje mismo de la vida, del ser y devenir de los humanos como especie y de cada hombre y mujer. Se visualiza como una fuente permanente de placer corporal y espiritual, que sobrepasa las fronteras del fenómeno reproductivo y el ámbito de lo privado, enriqueciéndose en los vínculos interpersonales.
La sexualidad se concibe como un proceso potenciador del desarrollo de una personalidad sana y auto-realizada y contribuye a la calidad de la vida de las personas en ambos sexos, de la familia y la sociedad, como un proceso que tiene que ver con la forma en cómo las personas se relacionan, se dan afecto y comparten sus sentimientos, vivencias y pensamientos.
Entre los componentes esenciales de este programa de estudios en afectividad y sexualidad se contemplan el acceso y la construcción del conocimiento adecuado de lo que es y significa la sexualidad en el desarrollo humano en todas las etapas; la desmitificación de estereotipos y creencias que generan prácticas sexuales de riesgo, no solo de manera individual sino con un gran impacto en la salud pública; el acceso a una visión integral de la sexualidad en la que se aborden al menos los siguientes elementos: relaciones interpersonales, poder y cultura, placer, género, identidad psicosexual, salud sexual y reproductiva, derechos humanos, la promoción y generación de espacios más justos, equitativos y placenteros en todo el ciclo de la vida.
Para dicha formación se propone la aplicación de una metodología que permita construir espacios de reflexión y desarrollo de pensamiento crítico. La idea es hacer de la experiencia educativa, un proceso que no se limite a generar información, sino también a generar cambios de actitud. En su implementación se deben tomar en cuenta las emociones, las relaciones, las reflexiones y se promueve el establecimiento de condiciones idóneas para promover factores de protección en el estudiantado con respecto a sus decisiones en la vivencia integral de la sexualidad.
Bajo esta metodología, los temas no solo se presentan en su parte descriptiva o meramente informativa, sino que se enriquece con aportes desde el arte y la reflexión individual y colectiva. Las dinámicas y aprendizajes para la vivencia de valores se realizarán por medio de acertijos, juegos y otros recursos educativos tales como la música, los cuentos, videos, canciones, películas. Además, como un eje metodológico que permite unir lo cognitivo con lo emocional, se promoverán espacios para la reflexión y la toma de decisiones responsable para la construcción de una sexualidad placentera, sana, saludable y segura.
De acuerdo con la decisión del Consejo Superior de Educación, el programa de Educación para la Afectividad y la Sexualidad se incorporará como una Unidad Temática propia en los programas de Ciencias de Sétimo, Octavo y Noveno año de Secundaria. Se le dedicará una hora semanal a lo largo de esos tres niveles, para lo cual una de las cinco horas de Ciencias se constituirá en el espacio para esta Unidad Temática de Afectividad y Sexualidad.
Los responsables de impartir esta unidad temática serán los mismos docentes de Ciencias. Además, los programas fueron elaborados de tal forma que coinciden en el tratamiento de estos temas con los programas vigentes de Orientación, de manera que el manejo de los temas de afectividad y sexualidad permitirá un trabajo coordinado de los docentes de ciencias y los orientadores. De hecho, el proceso de capacitación sobre los nuevos programas que se impulsará a lo largo de todo este año incluirá tanto a los docentes de ciencias como a los orientadores.
II. Los ejes de la reforma del programa de estudios
La educación para la afectividad y la sexualidad, de acuerdo con el enfoque descrito anteriormente, parte de que la misión de la sexualidad es el vínculo, desde las dimensiones afectiva, corporal y espiritual, con apoyo y la promoción de la madurez emocional.
De acuerdo con las tendencias actuales a nivel internacional, el programa de estudios contempla el desarrollo de siete ejes temáticos, que le dan un enfoque integral y que se abordarán en todos los niveles educativos, en procesos reflexivos cada vez más profundos:
1. Relaciones interpersonales
Las relaciones interpersonales se entienden como un proceso social que responde a la necesidad de las personas de vincularse, de no estar aisladas, de encontrar la unión, la relación o el vínculo. Este concepto no se limita a la relación de pareja, sino a la necesidad humana de vincularse, crear relación, afecto, comprensión, ayuda mutua, por medio de la madurez emocional, dentro de la familia, la comunidad, las amistades, así como con la comunicación consigo mismo.
2. Cultura y poder
El eje “cultura y poder” se refiere a la importancia que se le da a las diferentes actividades con respecto al género. Incluye lo que la cultura o la sociedad ha definido con respecto a lo que son “los hombres” y “las mujeres”, los estigmas, prejuicios y arquetipos. Se hace énfasis en el impacto que tiene esto en la construcción del vínculo, así como los procesos de madurez emocional que deberán de estimularse para poder reeducar estos conceptos. Se busca que la comunidad educativa pueda identificar aquellos aspectos y/o situaciones de la cultura (prejuicios, estigmas, situaciones de vulnerabilidad), que puedan estar afectando la salud de la comunidad, las relaciones entre hombres y mujeres, el uso, la expresión y manejo del poder, la falta de equidad del acceso a servicios, estudios, trabajo.
3. El placer como fuente de bienestar
El placer como fuente de bienestar es el eje que abarca el conocimiento del propio cuerpo, siempre considerando el vínculo, tanto de manera corporal, como afectiva y espiritual. Se trata de identificar y conocer las diferentes partes del cuerpo y sus zonas erógenas. Aunque lo incluye, no limita el concepto de placer a su relación con los órganos genitales. El concepto de placer se amplía para incorporar diferentes sensaciones que se experimentan con otras partes del cuerpo ante estímulos también distintos, tales como el arte, la música, el deporte, el descanso, la alimentación saludable, las amistades, la cultura, etc. Este concepto de placer siempre está relacionado con el vínculo humano, el impacto de las emociones y la madurez emocional. No se presenta el placer como placer aislado.
El programa de estudios enfatiza en la importancia y valor del placer como fuente de bienestar, que implica la capacidad de poder disfrutar de todas las partes del cuerpo y de distintas sensaciones durante el transcurso de su vida, desde el vínculo y de manera madura emocionalmente, responsable y segura, en un marco de valores que respete los derechos propios y los de los y las otras. Se trata de ser capaz de identificar diferentes fuentes de placer y educarlas para mejorar la calidad de vida de cada persona.
Abarca también el conocimiento del goce sexual, en donde aprende del disfrute responsable y respetuoso, de las caricias, distinguiéndolas del abuso sexual, la coacción o la explotación. El goce debe ubicarse dentro de los valores de la honestidad, el placer mutuo, el respeto y la responsabilidad y siempre respetando el vínculo consigo mismo y con los demás. No se promueve la experiencia de las relaciones coitales, por el contrario, se busca generar reflexión sobre los motivos que incitan a ella, las coacciones y decisiones que puedan estar presionando el inicio de éstas.
4. Género
El cuarto eje temático –género- comprende tres aspectos básicos. El primero es la atribución de género, referido a lo imaginario y simbólico de lo que significa ser hombre o mujer. El segundo, la identidad de género, que abarca el grado en que cada persona se identifica como masculina y femenina. En tercer lugar se integra el rol de género, que se refiere a una serie de actitudes y conductas (calidez, ser para otros, lugar o espacio, apariencia física, objeto sexual, violencia, la imposibilidad de expresar cariño, anatomía reconocida y significada) que se consideran normales y apropiadas en una cultura para los individuos de determinado sexo. Se busca una mayor comprensión y reeducación de aquellas conductas que hacen daño a las relaciones, buscando generar mayor equidad, justicia y satisfacción para todas las personas.
5. Identidad psicosexual
La identidad psicosexual se entiende como: "un sentirse vivo y activo, ser uno mismo, la tensión activa y confiada y vigorizante de sostener lo que me es propio; es una afirmación que manifiesta una unidad de identidad personal y cultural” (Erickson, 1990). Estos dos niveles, el de identidad personal y el de la identidad cultural, interactúan durante el desarrollo y se integran para lograr una unidad cuando se logra culminar exitosamente este desarrollo.
La conceptualización de identidad al igual que los temas anteriores, no puede desligarse del concepto de vínculo y madurez emocional. No se reduce a lo biológico, sino que abarca cuatro dimensiones: cognitiva, social, ética y emocional. La dimensión cognitiva consiste en mirar positivamente el cuerpo, en sentirse hombre y mujer en todas sus manifestaciones, en ser capaz de desarrollar un proceso de aceptación del propio cuerpo y de la forma de comportarse. Desde esta perspectiva, se debe tomar en cuenta todo un proceso de sensibilización que busque afirmar los componentes de la sexualidad (erótico- afectivo y espiritual) y de la identidad psicosexual.
La dimensión social de la identidad consiste en la capacidad de relacionarse, poder establecer y desarrollar vínculos adecuados, sanos y buenos, relaciones positivas con los niños, jóvenes, los adultos y los ancianos. Es adquirir una conciencia acerca de la importancia de comunicarse adecuadamente, logrando establecer niveles de respeto, empatía, aceptación y diálogo.
La identidad, en su dimensión ética abarca la capacidad de optar por “hacer lo correcto” en términos del propio bienestar y el bienestar del otro, valorando la expresión positiva de la sexualidad en la vida humana. El sentido recíproco de la sexualidad – conmigo y con el otro o la otra – es fundamental. Se deben abordar los miedos, rechazos, sensación de repulsión, que puedan existir alrededor de la sexualidad. Se debe establecer la diferencia entre la caricia y el abuso sexual. Es importante en esta dimensión promover conductas de protección y denuncia en caso de llegar a ser víctima (hombre/mujer) de violencia y abuso en los niveles psicológicos, sociales, sexuales entre otros.
La dimensión emocional de la identidad se asocia con la medida en que las personas se sientan cómodas, confiadas y competentes con su sexualidad, al igual que con la sexualidad de los y las otras. Se deben abordar prejuicios, temores, estigmas alrededor de la vivencia sexual. Incluso se deben analizar las ideas preconcebidas acerca del comportamiento que deben tener o no tener los hombres y mujeres.
Con base en este enfoque se hace el abordaje acerca de la orientación sexual, la construcción de los vínculos heterosexuales, homosexuales, bisexuales, el impacto en sus vidas y en la de los demás, la presencia de la madurez emocional y los valores como fuentes de protección y promotoras de respeto y disfrute de las diferencias. También se aborda el tema de la identidad de género y su impacto afectivo, psicológico, social, familiar y cultural.
6. Salud reproductiva
El eje de la salud reproductiva se aborda integralmente. No se limita a describir los procesos de la reproducción, sino que se amplía, reconceptualizándolo desde el vínculo, la responsabilidad, el respeto y la madurez emocional. Este eje y enfoque le permiten al educando fortalecer y crear barreras de protección con la vivencia y manejo de su ciclo reproductivo. Se abordan temas de anatomía, respuesta sexual, toma de decisiones y comunicación todo relacionado con el vínculo humano en sus tres dimensiones (afectiva, corporal y espiritual). Se integra también el tema de los derechos sexuales y reproductivos y se busca conocer los alcances y limitaciones de los mismos así como la promoción de un espacio de reflexión y desarrollo de pensamiento crítico.
7. Derechos humanos
El enfoque de los derechos humanos busca destacar la importancia de la persona, su identidad, sus derechos, sus responsabilidades. Se promueve la discusión, análisis y reflexión de cada uno de los derechos y su asociación con los seis ejes temáticos anteriormente descritos, buscando la interdependencia entre ellos. Además, se abordan los derechos sexuales y reproductivos, para reflexionar sobre cada uno de ellos y su relación con los vínculos y la promoción de la madurez emocional como una fortaleza en la toma de decisiones.
III. Matriz temática del programa de estudios para la Afectividad y Sexualidad.
La matriz temática constituye el resumen del contenido del nuevo programa de estudios para la Afectividad y la Sexualidad, en el que se muestran las relaciones verticales y horizontales de las unidades temáticas propuestas.
En forma horizontal es el tema anual que da unidad a los tres trimestres. El proceso vertical contempla la secuencia de las unidades temáticas según el proceso de maduración de la persona joven.
Este programa de estudios está organizado bajo tres temas verticales. El primero es el tema de la afectividad y el vínculo y se aborda en todos los primeros trimestres de cada nivel. El segundo, es el tema relacionado con los aspectos biológicos y culturales alrededor de la vivencia de la afectividad y la sexualidad, que se estudia en todos los segundos trimestres de cada nivel. En el tercer trimestre se plantea el abordaje del tema de la salud y la toma de decisiones.
A nivel horizontal, se propone el desarrollo de tres grandes áreas temáticas: los conceptos básicos de sexualidad, en sétimo año; las condiciones físicas, emocionales y culturales de la vivencia de la sexualidad en octavo y las estrategias para una vivencia sana y placentera en noveno.
En el primer trimestre de sétimo se estudian los conceptos de afectividad y sexualidad, mientras en el segundo se exploran los conceptos de placer y bienestar. En el tercer trimestre se abordan las condiciones sociales y culturales y su impacto, iniciando con la identificación y análisis de los principales prejuicios y estigmas asociados con la vivencia de la sexualidad
Los tres primeros meses de octavo año se dedican al análisis de los factores que generan el impulso sexual y se reflexiona sobre el papel de la presión de grupo en el manejo de ese impulso. En el segundo trimestre se identifican y analizan los distintos mitos sobre la vivencia sexual, tanto a nivel biológico como a nivel cultural. Se concluye, en el tercer trimestre, con el análisis de los efectos del entorno familiar y social en el desarrollo de la persona y su sexualidad, incluyendo la identificación y reflexión sobre las condiciones de vulnerabilidad o factores de riesgo para la vivencia de la sexualidad.
En noveno, en el primer trimestre, se abordan las formas de expresar afecto y de conciliar las diferencias entre las personas y particularmente con los pares y la pareja. En el segundo trimestre se enfatiza en la corresponsabilidad de hombres y mujeres en la salud sexual. Finalmente se estudian las estrategias para identificar, mitigar o evitar el impacto negativo del entorno o los condicionamientos sociales o culturales sobre el desarrollo de la sexualidad y promover la protección ante conductas de riesgo.
IV. Los valores en el nuevo programa de estudios
Este programa de estudios se fundamenta en los valores que buscan mejorar las actitudes y las prácticas para una mejor convivencia social y política, y que –en lo fundamental- son los mismos valores que promueven en la reforma en ética, estética y ciudadanía, a saber: libertad, igualdad, solidaridad, disfrute y valoración de la diversidad. Este mejoramiento de las capacidades necesarias para la vida colectiva no se genera en forma espontánea, es aprendido y enseñado. Estos valores, y las actitudes y prácticas asociadas a ellos, son la base que determina los temas seleccionados en esta asignatura y su desarrollo.
En el caso de la educación para la afectividad y la sexualidad, para que este tipo de ciudadanía juvenil y adulta se logre construir, es vital que cada una de las personas aprenda a conocerse y valorarse a sí misma, pero en el marco de su relación con las demás personas, es decir en el marco del vínculo con las otras personas. Se necesita que cada estudiante aprenda a ser una persona capaz de respetarse a sí misma y capaz y dispuesta a respetar a las otras personas y en particular, a las personas con las que se relaciona afectivamente; que pueda asumir con responsabilidad esa relación consigo mismo –autocuidado- y con su familia, amistades, pareja.
Es esencial que cada persona disfrute del afecto, tanto de darlo como recibirlo, que desarrolle actitudes y prácticas que eviten discriminación ante las diferencias entre las personas o por género, que aprecie y practique la asertividad en la comunicación, el diálogo y la honestidad, que sepa conciliar las diferencias con sus pares y con las personas de otras edades, que pueda ser justa en relación con la participación de hombres y mujeres en la definición de sus necesidades y la toma de sus propias decisiones, que esté en capacidad de construir relaciones entre pares y de pareja en paz, armonía y disfrute.
Además, el desarrollo de la autonomía individual para la toma de decisiones es un eje central en este programa de estudios. Se trata de que cada persona conozca y valore su cuerpo y sus emociones y canalice de forma positiva y con responsabilidad su energía sexual y afectiva, que esté en capacidad de elegir –tras un proceso reflexivo- lo que desea o no hacer con su cuerpo y sus emociones, en un marco de respeto hacia sí mismo y las personas con las que se relaciona. Pero también, que pueda identificar situaciones o conductas de riesgo y desarrolle actitudes y comportamientos de protección para evitarlas o enfrentarlas, incluyendo su capacidad para identificar la presión de grupo y evitar que influya sobre sus decisiones.