Países en desarrollo han vendido unos $30 mil millones y comprado euros, yenes y otras monedas cada mes desde marzo
Los bancos centrales, inundados con reservas récord, están evitando los dólares y volcándose a favor de euros y yenes, aumentando de esta forma la presión sobre el billete estadounidense después de su mayor desplome durante dos trimestres consecutivos en casi 20 años.
Los estrategas aumentaron las carteras en moneda extranjera en $413 mil millones en el trimestre pasado, el mayor volumen desde por lo menos el 2003, a $7,3 billones, de acuerdo con información compilada por Bloomberg.
Los países que informan cómo están integradas sus reservas asignaron en abril, mayo y junio el 63% de los nuevos fondos a euros y yenes, muestra la información más reciente compilada por Barclays Capital. Ese es el porcentaje más elevado en cualquier trimestre, con un incremento superior a los $80 mil millones.
La dirigencia internacional está actuando bajo la amenaza de abandonar el dólar mientras que el Gobierno del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, muestra una predisposición a tolerar una moneda más débil en un esfuerzo destinado a aumentar las exportaciones y reactivar la economía en tanto y en cuanto no desaliente a los acreedores.
La diversificación indica que la moneda no se recuperará pronto tras haber perdido un 10,3% sobre una base ponderada en el comercio en los últimos seis meses, la mayor caída desde 1991.
“Los bancos centrales del mundo se están poniendo más serios en cuanto a la diversificación de su cartera de monedas, mientras que en el pasado sólo hablaban de ello”, dijo Steven Englander, ex investigador de la Reserva Federal y ahora el principal estratega de cambio para Estados Unidos en Barclays de Nueva York, quien agregó que “parece como si realmente estuvieran retirándose del dólar”.
La participación del dólar en el 37% de las nuevas reservas constituye un desplome con respecto al promedio del 63% que se registró desde 1999. Englander concluyó en un informe que la tendencia “se aceleró” en el tercer trimestre, afirmando que “para los próximos dos meses, se mantiene la tendencia” de seguir con la diversificación.
La moneda estadounidense ha estado acorralada mientras el Tesoro vendía un monto récord de deuda para financiar un déficit presupuestario que totalizó $1,4 billones en el año fiscal 2009, que terminó el 30 de setiembre.
El Indice del Dólar de Intercontinental Exchange Inc., que hace seguimiento del desempeño de la moneda contra el euro, el yen, la libra, el dólar canadiense, el franco suizo y la corona sueca, cayó a 75,77 puntos la semana pasada, el nivel más bajo desde agosto del 2008 y por debajo aún de los máximos de este año de 89,624 registrados el 4 de marzo.
Las empresas y funcionarios extranjeros están comenzando a decir que sus economías se están viendo afectadas debido a la debilidad del dólar.
Por ejemplo, Yukitoshi Funo, vicepresidente ejecutivo de Toyota Motor Corp., calificó de “dolorosa” la fortaleza del yen.
Fabrice Bregier, director operativo de Airbus SAS, con sede en Toulouse, Francia, dijo que el 11% de aumento del euro desde abril era “un desafío”.
Tanto la economía de Japón como la de Europa dependen de las exportaciones, que se encarecen conforme se debilita el dólar. El presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, dijo en Venecia el 8 de octubre, que la preferencia de los estrategas monetarios estadounidenses por un dólar fuerte “es extremadamente importante en las actuales circunstancias”.
“Los países que emiten moneda utilizada como reserva deben tomar en cuenta y equilibrar las implicancias de sus políticas monetarias tanto para sus economías como para la mundial, con una visión en mantener la estabilidad de los mercados financieros internacionales”, dijo el presidente de China, Hu Jintao, a los dirigentes del grupo de los 20, en Pittsburgh, el 25 de setiembre.