He estado recibiendo llamadas y consultas por todos los medios posibles sobre la entrevista que le hiciera don Ignacio Santos de Canal 7 al ExPresidente José María Figueres Olsen. Cada quién ve las cosas de manera distinta, y a mí francamente me ha sorprendido que me llamen tanto para ese asunto. Me parece que tanto quienes quieren felicitarlo como quienes quieren increparlo, lograrían mejor su objetivo dirigiéndose a quien le hicieron la entrevista. Sin embargo, por el respeto que me merecen muchas personas que me han buscado, que lo han hecho de buena manera, y porque además de tema político se trata de un hermano, quisiera dejar en claro mi posición al respecto.
En primer lugar se equivocan quienes me piden que yo me le vaya encima a José María en un ataque fratricida. Él es mi hermano y no permito que nadie se meta con ese amor filial. Siempre me he declarado siciliano en el sentido de que la hermandad y amistad no se traicionan, y al final de mis días aspiro a haber cumplido el ser primero amigo de mis amigos y luego enemigo de mis enemigos. No voy a confundir la gordura con la hinchazón; una cosa es la política y otra la sangre compartida.
Ahora bien, considero que también se equivocan quienes piensan, y hasta algunos con buena fe e intención, que los males del PLN se solucionan con un cambio de liderazgo. Y por eso mismo tampoco veo que los costarricenses logremos el rumbo correcto para el país con nuevos triunfos del PLN. En todo eso debo discrepar con el ExPresidente, con otros familiares, y con otros amigos y amigas, que hasta el momento se han quedado metidos en ese partido. Y bueno, eso no es pecado: tenemos visiones distintas de la política y del país. Los árboles arrojan semillas distintas para cada lado.
Los motivos por los cuales hemos salido tanta gente del PLN, siguen siendo claramente válidos hoy: el ver la política como instrumento para servirse en vez de servir, el traicionar casi todas las políticas de José Figueres Ferrer pensadas por el bien de las mayorías, el convertirse en un partido con doctorado en fraude, el gobernar para los que más tienen y a favor de transnacionales, en contra de los que más necesitan y en contra del trabajador y empresario nacional. Pero lamentablemente el daño que se le ha hecho al PLN no para ahí. En relativamente pocos años de poder consecutivo, se ha logrado que esas maneras de ejercer la politiquería (eso no es política) se hayan entronizado en otros niveles de la organización. Esas prácticas ahora se ven como normales en ese partido. “Para eso ganamos”, dicen con tranquilidad y cinismo. Ahí adentro la moral es flexible. Y no se trata como se ilusionan algunos de que ahora o luego se vayan los nefastos gargolitos Arias, que ciertamente son los culpables ante la historia de haber destruido el partido de Don Pepe y profanado sus banderas. El problema es que con esa manera generalizada de hacer “política”, aplica el término de “perro que come huevos ni quemándole el hocico”. El saco tenía un par de naranjas podridas (infiltradas, dijo don Luis Alberto), y se nos jodieron muchas más, demasiadas más dentro del saco. Por eso, no volveré al PLN.
Adicionalmente, debo confesar que durante estos últimos años he conocido una enorme cantidad de gente, provenientes de muchos partidos políticos (o de ningún partido político), que me han demostrado un enorme patriotismo y amor por el país. Esa gente me ha enseñado que a las reuniones todas y todos llevamos algo de café o pan, para compartir. Me han enseñado que las calcomanías y las camisetas las pagamos entre todas y todos, cada quién a como pueda, que cada persona se transporta a sí misma y si puede lleva a otra. He visto gente sin trabajo, pasándola muy duro, trabajando por su país, y sin pedir nada a cambio, sin condicionar su aporte, sin estar renegando. He sentido el valor de una victoria moral, y he convivido la pasión de una victoria completa, aunque sea entre muchas derrotas, que han dolido más por ser para el país. A veces hemos pasado frío, o sed, pero hemos estado hombro a hombro contra lo que sea. Lo único que esa gente está dejando de pedir y está comenzando a exigir, es un país donde vayamos todos, donde haya oportunidad para todas y todos. Esa es la política sana. En esas luchas sociales, aunque por ahora sea en media calle, es que considero que está la semilla que refunde la democracia costarricense. Esa creo yo, con todo respeto, que es la política de Don Pepe. Al menos esa es la política que amo. Por eso, a esa gente no la dejo, y con esa gente me quedo.
Mariano Figueres Olsen, 6 dic 2011