PAC-OS-022-2008
14 de octubre, 2008
Dr. Oscar Arias Sánchez
Presidente de la República
Señor Presidente:
Con preocupación hemos visto como la crisis de la economía internacional ligada al sector financiero y bursátil norteamericano, está contagiando a las economías de Europa, Asia y América Latina. Aunado a lo anterior, otros factores como los elevados precios de los combustibles, los insumos agrícolas y la crisis de los alimentos, dificultan la capacidad de recuperación de la economía mundial.
La mayoría de los países de América Latina llegan a esta crisis con superávit holgados en la cuenta corriente de la balanza de pagos y con bajas tasas de inflación. No es ese el caso de la economía costarricense, que registra un déficit en la cuenta corriente cercano al record histórico y una elevada inflación. En ambos casos experimentamos una de las peores situaciones en el ámbito latinoamericano. Ello obedece en gran parte a las erróneas políticas cambiarias y de tasas de interés, puestas en práctica por su gobierno desde el segundo semestre del 2006. Éstas han fomentado un peligroso incremento en las importaciones, el crédito bancario personal, el endeudamiento y el consumo. En cartas anteriores enviadas a usted, le advertía de los peligros de esas políticas expansionistas. Como resultado, hoy son necesarias medidas preventivas rápidas y drásticas.
Aparte de estas condiciones especialmente negativas, nuestra economía depende de aproximadamente $600 millones anuales que recibe de remesas de trabajadores empleados en Estados Unidos y está muy abierta al comercio internacional. Por otra parte, la cuenta de capitales esta liberalizada, el sistema financiero está estrechamente vinculado a la economía internacional, la deuda externa (tanto pública como privada), es importante en términos de PIB y se ha apostado a la refinanciación para pagar vencimientos. Además, los puestos de bolsa tienen fuertes nexos con los mercados internacionales y parte de los fondos de pensiones y de inversión se colocan en el extranjero, con la correspondiente exposición a pérdidas de capital similares o peores a las sufridas por algunos intermediarios en años pasados.
Por otra parte, Costa Rica presenta a lo interno algunos elementos que podrían agudizar una crisis para la producción, el empleo y los hogares medios y pobres. Me refiero al alto endeudamiento adquirido a tasas de interés bajas, que ante el crecimiento de éstas, hace aumentar el servicio de la deuda, cuando la inflación deteriora rápidamente los ingresos de muchas familias cuyo único medio de vida es el salario. Aunado a esto, una importante proporción de deudas se han otorgado en dólares a personas y empresas que reciben sus ingresos en moneda nacional, exponiéndolos a una situación difícil ante una devaluación acelerada del colón.
Lo señalado indica que es urgente diseñar un plan de emergencia para prevenir los posibles efectos de la crisis en la economía nacional. Le sugiero, respetuosamente, considerar acciones como las siguientes, para enfrentar el posible agravamiento de la situación económica:
Crédito y liquidez bancaria:
· Imponer rigurosas condiciones para el otorgamiento de crédito dirigido al consumo.
· Abrir y extender los planes de financiamiento para las actividades productivas.
· Flexibilizar el límite de suficiencia patrimonial de acuerdo con los estándares de Basilea y bajar del 10% al 8%, la relación patrimonio-créditos de los intermediarios financieros.
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· Diseñar y solicitar a los bancos comerciales un plan de ampliación de plazos de pago de las deudas bancarias para evitar aumento de las cuotas y la mora, ante los potenciales ajustes hacia arriba de las tasas de interés y del tipo de cambio.
· Solicitar a la SUGEF que profundice las actividades de supervisión prudencial, de forma que se puedan detectar oportunamente intermediarios con problemas financieros.
Reservas y desequilibrio en la cuenta corriente de la Balanza de Pagos:
· Negociar créditos contingentes del sector público con instituciones multilaterales y gobiernos amigos, para hacer frente a las obligaciones financieras del Estado que vencen en el corto plazo, como blindaje en caso de que la refinanciación en el mercado internacional experimente obstáculos.
· Aplicar sobretasas a las importaciones de bienes suntuarios.
· Limitar con restricciones cuantitativas las importaciones de productos de consumo que no sean esenciales (ej. automóviles, vehículos de lujo, numerosos productos de la industria alimentaria que no son básicos o esenciales, televisores, ropa, licores, productos para entretenimiento como música y equipos relacionados, etc.), acorde con lo pactado por el país con la Organización Internacional del Comercio y los Tratados Comerciales.
· Desarrollar una política agresiva de autoabastecimiento alimentario que reduzca importaciones y active la pequeña y mediana agricultura. En el paquete de políticas debe figurar un sistema de garantías de mercado, seguros de cosechas, control de precios monopólicos y oligopólicos de los insumos, inscripción de genéricos y precios mínimos a los agricultores, tal y como lo detallé en cartas enviadas a usted en abril y marzo de este año.
Gasto público:
· Eliminar o limitar drásticamente los gastos superfluos de los entes públicos (ej.: propaganda del gobierno y de las instituciones autónomas, construcción de los edificios de la Asamblea Legislativa y la Casa Presidencial, gastos en licores y comidas, viajes al exterior, consultorías de la casa presidencial, asesorías de comunicación, delegados presidenciales, etc.)
Señor Presidente, muchas de las medidas enunciadas en esta carta son necesarias aun en condiciones normales, pero hoy son urgentes ante un entorno nacional e internacional negativo. Espero que con el mismo entusiasmo con que su gobierno ha reiterado las consignas pro libre comercio emanadas de Washington, hoy tome nota de la disposición de la Administración Bush a intervenir en la economía para nacionalizar, regular y sustituir las fuerzas del mercado, con el fin de evitar una crisis económica profunda. Si economías poderosas como la de Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania y Francia, necesitan aislar ciertos sectores de las fuerzas del mercado, con mucho más razón se justifica que nuestra país adopte un programa que proteja la producción nacional, las reservas, la balanza de pagos, las finanzas públicas, el empleo y a las familias de menores ingresos.
Agradeciendo su atención a esta carta, le saluda,
Atentamente,
Ottón Solís
Cc/ Archivo.