Estamos a las puertas de una de las elecciones presidenciales más atípicas de la historia democrática del país, donde los partidos más fuertes, por errores de lectura, le dieron espacio a las fuerzas emergentes al dispararse solos a sus pies.
1. Fabricio Alvarado llega la cima de las encuestas gracias al propio PAC y la vicepresidenta Ana Helena Chacón, quien burló a los costarricenses con la consulta a la CIDH sobre el matrimonio homosexual. Con esa jugarreta, Chacón jaló del gatillo y le disparó, directo y a quemarropa, a los pies de su partido.
Hoy, el PAC no aparece en los primer 5 puestos de intención del voto. Es decir, queda confirmado que Costa Rica es un país altamente conservador, fiel a sus creencias cristianas y que pide que, como en toda democracia, la voz de la mayoría se respete. Es ahí, donde la figura de Fabricio Alvarado crece como la espuma.
2. El PLN también se disparó a los pies en agosto anterior, cuando inició el famoso tema del cementazo. Los verdiblancos intentaron aprovechar la coyuntura para golpear la imagen del presidente Solís, pero… los disparos también cayeron a sus propios pies.
La percepción de corrupción que tienen los ticos hacia el PLN, hizo que los cuestionamientos terminaran golpeándolos más a ellos, cuando, en realidad, eran los que menos vela tenían en el entierro. El diputado Ronny Monge fue quien terminó de jalar, en esta ocasión, del gatillo con la comisión del cementazo que empoderó a Juan Diego Castro. Monge quiso “jugar” de héroe, pero no midió las consecuencias. Esos 15 minutos de fama que vivió tienen en peligro a su partido.
Es así como hoy, en Costa Rica, las fuerzas emergentes aparecen -a tan solo 13 días de las elecciones- como las virtuales ganadoras para ir a una segunda ronda electora. Es un fenómeno que pocas veces ocurre y que muestra como los partidos tradicionales (incluido ya el PAC entre ellos) deben cambiar la forma de hacer política.
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