Estimables amigos, hoy queremos comentar varios extractos un artículo de María Luna Mendoza de El País, de España, donde expone algunas de las principales ideas del lingüista estadunidense Noam Chomsky, respecto a cómo las políticas neoliberales han invadido las universidades.
Valga recordar que Chomsky es un profesor, investigador, escritor, conferencista y activista de larguísima trayectoria en los EE.UU., donde se ha caracterizado no solo por sus aportes a la teorías lingüísticas modernas, sino por su lúcida crítica al sistema capitalista, a los gobiernos que se autodenominan democráticos, a las invasiones de Vietnam, Afganistán e Irak, además de las políticas genocidas del estado de Israel en la Palestina ocupada.
En esta ocasión, Chomsky reflexiona sobre prácticas mercantilistas y gerenciales que los gobiernos y rectores neoliberales han llevado a la Academia, donde buscan la permanente precarización de los profesores, la masificación de la enseñanza, la pérdida de contenidos y formación de valores, el control de los estudiantes, y la falta de estímulo para el pensamiento crítico.
Respecto a la precariedad laboral de los profesores, donde la jornada por semestre o cuatrimestre no se puede dar por segura, nos dice que este fenómeno “Es lo mismo que la contratación de temporales en la industria, aquellos que Wall Mart tilda como ‘asociados’: empleados sin derechos sociales... la contratación de trabajadores temporales se ha disparado en el período neoliberal y en la universidad estamos asistiendo al mismo fenómeno”.
Así es el ambiente en muchas universidades públicas y privadas. En las primeras, es un fenómeno de reciente fecha; en las últimas, es la esencia de las políticas de contratación de profesores como regla y no como excepción. Esta precariedad repercute negativamente sobre la enseñanza.
Añade Chomsky: “se afecta la calidad cuando los profesores no tienen estabilidad laboral: se convierten en trabajadores temporales, sobrecargados de tareas, con salarios baratos, sometidos a las burocracias administrativas y a los eternos concursos para conseguir una plaza permanente”.
Valga recordar que Chomsky es un profesor, investigador, escritor, conferencista y activista de larguísima trayectoria en los EE.UU., donde se ha caracterizado no solo por sus aportes a la teorías lingüísticas modernas, sino por su lúcida crítica al sistema capitalista, a los gobiernos que se autodenominan democráticos, a las invasiones de Vietnam, Afganistán e Irak, además de las políticas genocidas del estado de Israel en la Palestina ocupada.
En esta ocasión, Chomsky reflexiona sobre prácticas mercantilistas y gerenciales que los gobiernos y rectores neoliberales han llevado a la Academia, donde buscan la permanente precarización de los profesores, la masificación de la enseñanza, la pérdida de contenidos y formación de valores, el control de los estudiantes, y la falta de estímulo para el pensamiento crítico.
Respecto a la precariedad laboral de los profesores, donde la jornada por semestre o cuatrimestre no se puede dar por segura, nos dice que este fenómeno “Es lo mismo que la contratación de temporales en la industria, aquellos que Wall Mart tilda como ‘asociados’: empleados sin derechos sociales... la contratación de trabajadores temporales se ha disparado en el período neoliberal y en la universidad estamos asistiendo al mismo fenómeno”.
Así es el ambiente en muchas universidades públicas y privadas. En las primeras, es un fenómeno de reciente fecha; en las últimas, es la esencia de las políticas de contratación de profesores como regla y no como excepción. Esta precariedad repercute negativamente sobre la enseñanza.
Añade Chomsky: “se afecta la calidad cuando los profesores no tienen estabilidad laboral: se convierten en trabajadores temporales, sobrecargados de tareas, con salarios baratos, sometidos a las burocracias administrativas y a los eternos concursos para conseguir una plaza permanente”.
Esta, podemos decir, es nuestra experiencia cotidiana y la de muchos colegas profesores en universidades públicas y privadas, en mayor o menor grado. En la mayor univer sidad estatal de Costa Rica, se ha reportado que cerca del 60% de los profesores laboran como interinos, a pesar de tener algunos hasta 20 años de dar clases ahí.
Por otro lado, la proliferación de la burocracia es un fenómeno común a las empresas privadas y muchas estatales, donde los administrativos están por encima de profesores, incluso en términos de autoridad, garantías, estabilidad, y prestigio.
La burocracia se ha convertido no en un medio para la enseñanza, sino en un fin en sí. Señala Chomsky que “los decanos, por ejemplo, se han convertido en todos unos burócratas que necesitan de vicedecanos, asistentes y secretarias”.
Esto ha sido expuesto en semanas recientes por la prensa nacional respecto a algunos casos en universidades estatales, donde hay escrutinio público. No obstante, en las universidades privadas, por ser empresas, todo queda dentro del silencio de la amenaza tácita de despido y las denuncias existen solo en casos muy raros.
Finalmente, la calidad del aprendizaje y formación que reciben los estudiantes, futuros profesionales de la Patria, también se ha visto socavada por las políticas neoliberales y gerenciales.
De este modo, la masificación de la educación deshumaniza a todos, estudiantes y profesores.
Apunta Chomsky al respecto que abundan los “salones y clases grandes, profesores temporales, educación escasamente personalizada.
Es muy similar a lo que uno espera que ocurra en una fábrica, en la que los trabajadores poco o nada tienen que ver en la organización de la producción o en la determinación del funcionamiento de la planta de trabajo, eso es cosa de ejecutivos. Igual sucede con los estudiantes”.
Si bien dudamos que las reformas democráticas y participativas sean posibles en las universidades privadas, fundadas sobre la perspectiva de la educación como un bien y un negocio, en las universidades estatales, las más importantes en cobertura y calidad en Costa Rica, se hace necesaria una mayor democratización.
Cerramos con una reflexión final de Chomsky, tan pertinente para los EEUU como para nuestro terruño: “Debemos promover una institución democrática en la que la comunidad (profesores, estudiantes, personal no docente) participan en la determinación de la naturaleza de la universidad y de su funcionamiento”.
En momentos en que nos auguran un mayor deterioro con proyectos como el de “In-educación Dual”, es más urgente hoy que nunca, pensar en el beneficio de estudiantes, profesores, y la sociedad entera.
*Prof. Jenaro A. Díaz-Ducca, magíster en TESOL. Productor del podcast educativo independiente.
Por otro lado, la proliferación de la burocracia es un fenómeno común a las empresas privadas y muchas estatales, donde los administrativos están por encima de profesores, incluso en términos de autoridad, garantías, estabilidad, y prestigio.
La burocracia se ha convertido no en un medio para la enseñanza, sino en un fin en sí. Señala Chomsky que “los decanos, por ejemplo, se han convertido en todos unos burócratas que necesitan de vicedecanos, asistentes y secretarias”.
Esto ha sido expuesto en semanas recientes por la prensa nacional respecto a algunos casos en universidades estatales, donde hay escrutinio público. No obstante, en las universidades privadas, por ser empresas, todo queda dentro del silencio de la amenaza tácita de despido y las denuncias existen solo en casos muy raros.
Finalmente, la calidad del aprendizaje y formación que reciben los estudiantes, futuros profesionales de la Patria, también se ha visto socavada por las políticas neoliberales y gerenciales.
De este modo, la masificación de la educación deshumaniza a todos, estudiantes y profesores.
Apunta Chomsky al respecto que abundan los “salones y clases grandes, profesores temporales, educación escasamente personalizada.
Es muy similar a lo que uno espera que ocurra en una fábrica, en la que los trabajadores poco o nada tienen que ver en la organización de la producción o en la determinación del funcionamiento de la planta de trabajo, eso es cosa de ejecutivos. Igual sucede con los estudiantes”.
Si bien dudamos que las reformas democráticas y participativas sean posibles en las universidades privadas, fundadas sobre la perspectiva de la educación como un bien y un negocio, en las universidades estatales, las más importantes en cobertura y calidad en Costa Rica, se hace necesaria una mayor democratización.
Cerramos con una reflexión final de Chomsky, tan pertinente para los EEUU como para nuestro terruño: “Debemos promover una institución democrática en la que la comunidad (profesores, estudiantes, personal no docente) participan en la determinación de la naturaleza de la universidad y de su funcionamiento”.
En momentos en que nos auguran un mayor deterioro con proyectos como el de “In-educación Dual”, es más urgente hoy que nunca, pensar en el beneficio de estudiantes, profesores, y la sociedad entera.
*Prof. Jenaro A. Díaz-Ducca, magíster en TESOL. Productor del podcast educativo independiente.
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