El rompimiento del viejo proteccionismo y la inserción inteligente en la economía internacional, es un proceso gradual e integral que debe asumirse con liderazgo, asumiendo riesgos calculados y con la participación de varios actores al mismo nivel y con igual protagonismo. Es un esfuerzo nacional.
1.- No se trata solo de firmar Tratados de Libre Comercio, bajar aranceles, eliminar barreras, abrir el mercado y controlar las variables macroeconómicas desde el Banco Central. Eso es puro neoliberalismo.
2.- Hay una contraparte esencial de trabajo interno que forma parte de la ecuación de la apertura y que consiste en apalancar, desde el Estado y por medio de alianzas estratégicas con el sector privado, los legítimos intereses de los empresarios agrícolas, industriales y de turismo, así como proteger los derechos de los consumidores. Esto sí es social democracia.
3.- Sin construcción de infraestructura, estímulo a la producción privada, competitividad, exportaciones, generación de riqueza y crecimiento económico, no se puede implementar buenas políticas sociales y generar empleo. Necesitamos, también, inversión extranjera, nuevas tecnologías, Zonas Francas y Zonas Económicas Especiales. Esto es realismo.
A falta de esa política integral, entramos cada cierto tiempo en una crisis recurrente de consecuencias y efectos. Es el caso de los aguacates, las papas, los huevos, el arroz, los frijoles y la carne de cerdo. Todos son casos iguales.
Como país, no atacamos las causas en sus orígenes, sino que accionamos parcialmente sobre los efectos y las consecuencias. Damos batallas parciales y no actuamos coordinada e integralmente. Pero lo más grave es que nos hace falta un capacitado y fuerte liderazgo nacional que, desde la Casa Presidencial, defina buenas políticas públicas y le ponga norte a Costa Rica.
El Ministerio de Hacienda presentó sus iniciativas de nuevos impuestos y un presupuesto digamos ajustado. Pero falta un plan de acción ejecutivo con reformas concretas, para poner orden y tope a los altos salarios, los pluses, anualidades y las horas extra, así como firmeza para acabar con las exorbitantes pensiones de lujo. Falta, igualmente, un plan de desarrollo económico, para crecer y superar el 2.5% en que estamos y generar empleo.
El desempleo y la pobreza han crecido alarmantemente en Costa Rica. Con ello y como consecuencia, se han disparado la inseguridad y la criminalidad.
El Banco Central, por ejemplo, ha ganado la batalla contra la inflación y eso es excelente. Sin embargo, los productores y los exportadores necesitan oxigeno y flexibilidad en el tipo de cambio, porque lo básico que se debe lograr es crecimiento económico, para generar empleo y más ingresos a más familias costarricenses. Eso, de nuevo, es social democracia.
¿Por qué no impulsar un poco de flexibilidad desde el Banco Central? En un gobierno desarrollista y social demócrata de verdad, el tipo de cambio se habría flexibilizado varios puntos, para estimular la producción nacional, apoyar a los exportadores y generar empleo. De esa forma se complementaría, en el ámbito concreto de la base productiva privada, el positivo Programa Mi Primer Empleo lanzado por el Ministerio de Trabajo.
Empleo y más empleo. Eso es lo que necesita con urgencia Costa Rica.
…Y USTED QUE OPINA???
Publicado Jueves 24 de setiembre Sección Opinión Diario Extra
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