Movimiento Félix Arcadio Montero*
12 de setiembre del 2015
Señor Presidente:
No salimos de la perplejidad al leer sus declaraciones sobre la inconveniencia de recibir en Costa Rica a personas sirias en calidad de refugiadas.
Entendemos que cualquier país que abra sus puertas a quienes necesiten asilo tiene primero que hacer una valoración de los recursos disponibles. Se trata de garantizar una acogida digna en consonancia con los derechos humanos.
Pero, señor presidente, sus “razones” son de otra naturaleza: discriminatorias por xenofóbicas y además inaceptables por crueles. ¿Qué es eso de que las personas que vengan de Siria “no encontrarían en Costa Rica ni el cobijo sociológico, ni el cobijo religioso, ni el cobijo cultural que requieren”?, ¿qué es eso de que terminaríamos “construyendo guetos”?, ¿qué es eso de que “estamos en una zona cultural completamente distinta a la suya” y que por eso “no existe una comunidad que les dé acogida”?, ¿qué es eso de que en un país declarado recientemente multicultural “los sirios no son una de esas comunidades”?
No sabíamos que en Costa Rica sólo se le da asilo a quienes supuestamente se nos parecen. Las diferencias socioculturales, (incluidas las religiosas) de hombres, mujeres, niñas y niños que salen de su país, no por gusto, sino huyendo de la muerte, son para usted “razones” para cerrar las puertas. ¿Por qué?, ¿acaso es peligroso ser diferente de lo que creemos que somos?, ¿supone usted que en nuestro país hay homogeneidad étnica o religiosa?
Las ciencias sociales como la historia, la antropología, la sociología o la teoría política nos han enseñado que a lo largo de la historia humana las comunidades locales o nacionales se construyen a partir de migraciones (voluntarias o forzadas) y que los guetos son producidos por la incomprensión y el terror a lo extraño. Damos unos pasos atrás en la cadena de nuestra historia generacional y nos encontramos con alguien que vino de lejos o alguien que se fue… Si en Costa Rica solo se acepta gente que está en consonancia con una supuesta “identidad nacional”, nos quedaríamos afuera quienes hasta ponemos en duda la existencia de tal “identidad”.
No midió usted, señor presidente, las consecuencias de sus palabras. Como ciudadano usted tiene el derecho de expresar sus prejuicios y sus miedos. Como presidente debe guardárselos y exponer con claridad las condiciones económicas o logísticas que tendrían que considerarse para dar o no poder dar asilo a seres humanos que huyen de la destrucción y la muerte. En todo caso, practiquemos o no alguna religión, ante situaciones como las que hoy atraviesa el pueblo sirio se aquilata nuestra capacidad para la compasión, solo por el hecho de ir en el mismo endeble barco de la especie humana.
*Santo Domingo de Heredia
Firma responsable: Ana Lucía Fonseca Ramírez. Cédula 105290511
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