viernes, 5 de abril de 2013

LIBERTAD DE EXPRESION Y DE ORGANIZACIÓN DEBEN SER SINOMINOS DE DEMOCRACIA SINDICAL





Ha trascendido recientemente que la Junta Directiva de la Anep resolvió disolver de manera inconsulta y unilateral todas sus seccionales en la Universidad Técnica Nacional (UTN), como lo que parece una represalia porque uno de sus organismos de base tiene una opinión propia sobre lo que sucede en la universidad y ha sido critica de las posiciones externadas por la dirección superior en torno a otros temas de carácter nacional.

Según el propio Estatuto de la Anep, no es potestad de la Junta Directiva Nacional (a pesar de que argumentaron eso en su resolución) disolver seccionales, más aún cuando la seccional fue electa de manera democrática, en una asamblea en la sede central de la Universidad. Esta forma de actuar deja serias dudas sobre el tipo de democracia que se practica en esa organización y parece una especie de escarmiento ejemplarizante orientado a no permitir las diferencias de opinión de los organismos de base; al parecer la Junta Directiva Nacional de la ANEP espera de sus seccionales lealtad y obediencia y no está dispuesta a abrir procesos de discusión interna sobre las orientaciones políticas más convenientes para la clase obrera en general y para la organización del sindicato en particular.

Pero el asunto no quedó ahí. Para sorpresa de los involucrados del organismo de base (seccional) la Secretaria General le comunicó al Rector de la UTN que los dirigentes destituidos desde las alturas y sin razón justificable, no poseían ya fuero sindical, lo que según esa decisión cuestionable legalmente, los dejaban en manos del patrono para actuar a su antojo.

Es increíble que la Junta Directiva Nacional de la Anep crea que puede a su antojo poner o quitar el fuero sindical. Les recomendamos a las compañeras y compañeros que procuren mejorar su asesoría jurídica a fin de comprender con mayor profundidad este concepto. Pero consideramos más importante aún que pongan las barbas en remojo acerca de lo que implica en términos morales arrojar a las fauces de la patronal, cual si fueran arrojados a las fauces del león en la arena romana, a un grupo de dirigentes sindicales que forman parte de su organización, solamente por tener diferencias de opinión, por lo que quizás deberían también revisar los valores que impulsan en la organización.

La Junta Directiva Nacional de la ANEP, abusando de su poder y de sus atribuciones, dispuso de los puestos electos democráticamente de compañeros y compañeras de manera muy similar a como lo harían algunas dictaduras, conformando sin ningún tipo de consulta ni proceso, una nueva y provisional Junta Directiva de la Seccional: No hubo ni debido proceso –si se tomara la loca decisión de acusarlos de algo- ni ningún tipo de proceso democrático para proponer, tan siquiera, que fueran las mismas bases que eligieron a sus dirigentes que los destituyeran y eligieran  nuevos.
Los y las ciudadanas necesitan del sindicalismo para hacer valer sus derechos pero no puede concebirse que en el mismo se realicen actuaciones que contradicen el discurso, algo así como “candil de la calle, oscuridad de la casa”, pues genera severa desmotivación entre las y los afiliados de la organización, pero además (y quizá esto es más grave) contribuye con la falta de credibilidad de los ciudadanos, que ya de todas formas forma parte cotidiana de las élites que buscan desprestigiar de manera constante y permanente y por todos los medios posibles las organizaciones de la clase trabajadora.

En la CGT consideramos que uno de los principios indiscutibles e irrenunciables del movimiento sindical debe ser la democracia obrera, la cual debe ser fomentada por la dirección, no puede ser obstaculizada y mucho menos violentada. No podremos enfrentar a las élites políticas y económicas que pretender destruir las organizaciones sindicales con métodos autoritarios, necesitamos fortalecer nuestras organizaciones de base, nuestras seccionales, procurar que la clase trabajadora adquiera cada vez mayor confianza en sus propias fuerzas. Eso no se conseguirá aplicando una especie de ley mordaza contra compañeras y compañeros valiosos del movimiento sindical ni tampoco destruyendo seccionales u organismos de base.

Por la Junta Directiva Nacional

Carlos José Cabezas Mora
SECRETARIO GENERAL

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