Benedicto XVI, quería dimitir el 21 de diciembre de 2012, pero no le dejaron hacerlo, al menos eso se comenta entre algunos cardenales.
Estamos ante una pelea de hienas en el Vaticano tras la que se desata ladimisión de un Papa, hecho que no había ocurrido desde hace más de 6 siglos. Se marcha Ratzinger, tras una probable orden de arresto, el Papa número 111 de la lista huye a un convento en día 11, exactamente el mismo día y mes en el que se independizó el Estado del Vaticano en el año 1929 (Pactos de Letrán, 11 febrero 1929). ¿Son todo esto casualidades o estamos ante una cábala de Satanistas que se mueven a través de un calendario numerológico con intenciones ocultas?
Este acontecimiento de Retiro del Papa podría entrañar grandes eventos si tenemos en cuenta las llamadas profecías de los últimos Papas que profetizó el monje irlandesMalaquías de Armagh en el siglo XII.
Según la cuenta que hace San Malaquías, Ratzinger es el Papa 111, el penúltimo Pontífice de su lista antes del fin de los tiempos, con lo que solo queda esperar la llegada del Ultimo Papa de la Iglesia Católica, el Papa 112, al que el clérigo visionario irlandés denomina como “Pedro el Romano“. Y esto dijo sobre él:
“En la última Persecución de la Santa Iglesia Romana tendrá su sede Pedro el Romano, que hará pacer sus ovejas entre muchas tribulaciones, tras las cuales, la ciudad de las siete colinas será derruida, y el juez tremendo juzgará al pueblo”.
Profecía de San Malaquías.
¿Estamos ante el fin del Vaticano? ¿Quién será el último Papa venidero? ¿pondrán finalmente a un Papa negro?
El siguiente artículo nos ayudará a comprender algunas de las verdaderas razones que se ocultan tras la dimisión de ese demonio ex-hitleriano llamado Ratzinger y los próximos movimientos de ese nido de serpientes oculto en el Vaticano.
Hace pocos días Ratzinger visitaba a su camarero en la cárcel, condenado por haber robado documentación secreta del Vaticano con un informático, que se mantiene desaparecido, y que compromete a la secta católica en todas las causas por blanqueo de dinero de la mafia, tráfico de drogas y armas y decenas de miles de escándalos de abusos sexuales, explotación laboral y fraude económico en todos los países donde se halla implantada.
La prensa vendió que Ratzinger perdonaba a su secretario, le amnistiaba y le enviaba a casa. Y ahora, pocas semanas después, dimite, con razones poco creíbles cuando la gerontología le mantiene en mejor estado que a cualquiera de sus centenares de antecesores.
Porque en realidad los papeles sucios del Vaticano siguen en manos de sus sustractores, el camarero y el informático, y son ellos quienes le obligaron a dejarle libre y ahora a dimitir si no quiere su secta que esos papeles salgan a la luz o vayan a parar a manos de los fiscales italianos que investigan sus conexiones con la mafia y el blanqueo de dinero negro del narcotráfico, la prostitución y la venta de armas. O de las decenas de organizaciones que investigan y han condenado con indemnizaciones mil millonarias a miles de abusados, explotados, violados e incluso castrados y asesinados.
Ratzinger no huye, lo echan. Y no lo hacen las dos subsectas que dominan el Vaticano desde hace décadas -Opus Dei y Legionarios-, sumidas en la corrupción y lazos con el fascismo político o las mafias criminales, sino dos jóvenes católicos de la confianza de Ratzinger que se asquearon de la corrupción en la secta y decidieron tirar de la manta.
Pederastas, crímenes, violaciones, blanqueo de dinero negro y organización mafiosa: la herencia de Ratzinger
Llegó al Vaticano de la mano del genocida Wojtyla, el del atentado con el mismo guión de Reagan, protector de Maciel el violador de sus propios hijos y fundador de la secta criminal de los Legionarios de Cristo y de miles de pederastas y violadores, y con fama de ser un reaccionario, inmoral, colaborador con la mafia y protector de pederastas como su propio hermano, abusador del Coro de los Gorriones austríaco.
Durante su mandato, en la misma línea corrupta, han salido al descubierto sus conexiones con la mafia y el blanqueo de dinero del narcotráfico, la prostitución y el crimen organizado, la fortuna y acciones en compañías farmacéuticas y fábricas armas como Beretta, la de la mafia, o su continuada protección -a pesar de las disculpas cara a la galería de sus creyentes- los crímenes y violaciones de niños y niñas o la explotación de trabajadoras desde EE.UU. e Irlanda hasta Alemania, Holanda y Australia, sumando decenas de miles de casos y implicando desde cardenales hasta obispos y todas sus sectas, desde los maristas a los salesianos, pasando por los jesuitas y el Opus Dei.
E incluso en el comercio con niños robados en la España nazional católica, con monjas que se mueren sin papeles cuando más conviene, y siempre bajo la protección de un sistema político y judicial tan corrupto y criminal como la propia secta que lo nutre. Ahora dice que se va porque está viejo, en un caso inédito y único, pero la verdad es que deja la iglesia católica en el peor estado y en medio de miles de apostasías en todos sus feudos.
El último Papa que renunció fue Gregorio XII (1406-1415), que vivió el llamado Cisma de Occidente, en la que coincidieron tres papas a la vez: además de Gregorio XII, el Papa de Roma, Benedicto XIII, el Papa de Aviñón, y el llamado «antipapa» Juan XXIII.
Con el concilio de Constanza, el emperador Segismundo obligó a dimitir a los tres pontífices,
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