La Iglesia deja clara su postura ante las agresiones sexuales y las asocia a la falta de valores y de confianza en la base de la sociedad.
“Éste (detención de agresor sexual) y otros hechos son una manifestación dolorosa de un deterioro de valores que se viven en la familia, considero que estamos viviendo en una época en que se ha devaluado mucho la dignidad de la persona”, comentó Aldana Wario.
Explicó que el ser humano está en una búsqueda de placer sin responsabilidad, sin límites, ni ataduras, dejando de lado el respeto a la persona. “Cuantas veces se ha lesionado la inocencia, o se ha lastimado la dignidad de las personas, este problema de la agresión sexual no es un problema que podamos encerrar en un ambiente, gremio o en una estructura”.
Determinó que estos actos se dan en toda la sociedad, que hablan de un trastorno en la misma comunidad, que surge de considerar a la persona como un objeto de placer.
“Hemos visto a la persona no con la dignidad y el valor que requiere, cuántas veces estas agresiones no suceden en el ámbito de la familia, que es donde más debería de vivirse ese respeto y un ambiente propicio para el crecimiento de los valores y las virtudes”, puntualizó el sacerdote.
Exhortó a las víctimas de cualquier agresión a buscar apoyo y ayuda para evitar que “la historia se repita” de manera cíclica, y a las familias que cuiden el ambiente de respeto entre sus miembros.
“Que en las familias inculquemos ese valor hacia su persona y la confianza para poder hablar abiertamente de estos temas, habrá que tener en cuenta no sólo la información sino la formación y entender que la sexualidad o el placer es algo que se tiene que vivir con una profunda responsabilidad”, enfatizó el párroco.
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