viernes, 4 de junio de 2010

Polémica en Costa Rica por empleo de chinos en proyecto privado cerca del Estadio Nacional

La "importación" de obreros chinos para trabajar en un proyecto privado construido por una firma estatal del país asiático ha desatado la polémica en Costa Rica, por considerar las empresas locales que se podría estar abriendo la puerta a una competencia desleal.

La firma Chinafecc Central America empezó en enero las obras de un lujoso condominio llamado Torres del Lago, para el cual gestionó permisos de trabajo para cien obreros chinos, cuya visa temporal fue suspendida hoy a petición de la ministra de Trabajo, Sandra Piszk.

Esta empresa es subsidiaria de la estatal china Anhui Foreign Economic Construction (AFEC), encargada de la construcción del nuevo Estadio Nacional de Costa Rica, una obra donada por el Gobierno de Pekín y que tiene un valor de 83 millones de dólares.

El permiso de trabajo para los cien empleados chinos había sido aprobado en enero, antes de finalizar, el 8 de mayo, el Gobierno de Oscar Arias, pero ahora será revisado por las nuevas autoridades.

Cai Lin, vicepresidente de AFEC y gerente general de Chinafecc, explicó hoy a Efe que actualmente hay en Costa Rica cerca de 700 obreros chinos trabajando en la construcción del estadio, pero que para las Torres del Lago requieren otros cien.

De acuerdo con Cai Lin, la compañía realizó todos los trámites necesarios para movilizar el personal "en igualdad de condiciones a cualquier otra empresa", y aseguró que la decisión de la nueva ministra de Trabajo les "tomó por sorpresa".

"Llevamos casi un año esperando esas visas. Aceptamos el proyecto porque teníamos el compromiso del Gobierno para autorizarlas. Hicimos todo de acuerdo con la ley y en iguales condiciones", dijo.

Piszk argumentó su decisión en el hecho de que la llegada de los obreros chinos "podría estar perjudicando a trabajadores costarricenses" en momentos en que este sector ha reportado la pérdida de 31.000 puestos de trabajo debido a la crisis mundial.

Esta opinión es compartida por Randall Murillo, director de la Cámara Costarricense de la Construcción, quien declaró a Efe que esta es una "estrategia de las empresas chinas, que entran a un país a través del desarrollo de proyectos públicos y posteriormente se mueven a la actividad privada" en condiciones favorables.

"No nos oponemos a la competencia, pero nos preocupa que sea una competencia desleal. Se debe verificar el cumplimiento de nuestras normas laborales en cuanto a salarios, horarios, cargas sociales y salud ocupacional, que no se han respetado en la construcción del estadio, pero al trasladarse al ámbito privado es una competencia desleal", apuntó.

Sin embargo, Cai Lin refutó estas aseveraciones y sostuvo que sus obreros cuentan con todas las garantías de la ley costarricense.

El informe con el que se aprobaron los permisos de trabajo, del cual Efe tiene copia, señala que Chinafecc "desea maximizar tanto tiempo como recursos", por lo que considera necesaria la introducción desde el exterior de trabajadores con formación y experiencia en "construcción de edificios altos y rascacielos".

Torres del Lago es un condominio residencial de 123 apartamentos con arquitectura de estilo chino, por lo que la comisión consideró que "el perfil ocupacional de los trabajadores extranjeros es fundamental para la ejecución de la obra".

Las cien visas suspendidas por ahora eran para 20 empleados administrativos, 35 técnicos en operación de maquinaria, decoradores y pintores, y 45 empleados "operativos" como carpinteros, albañiles, armadores y ferrallistas.

Estas personas no han llegado aún a Costa Rica y, según Cai Lin, ahora solo pueden "esperar una respuesta justa" del Gobierno costarricense.

El empresario consideró que la movilización de 100 empleados no afectará el mercado de la construcción de Costa Rica, ni desplazará mano de obra local, pues Torres del Lago también contratará a unos 450 obreros costarricenses.

Sin embargo, Murillo reiteró que "la intención siempre ha sido hacer el proyecto con mano de obra intensiva china" ya que "ninguna empresa nacional podría competir en esas condiciones".

Los obreros chinos que construyen el estadio deberán volver a su país en cuanto la obra esté concluida, a excepción de entre 20 y 40 empleados que se quedarán para dar mantenimiento al inmueble durante un año.

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