Hacia la segunda mitad de los años 70, la crisis del Estado de Bienestar fue promovida por los neoliberales simultáneamente en el mundo entero. El papel del Estado y sus funciones societarias empiezan a ser transformadas, perdiendo gravitación en la sociedad, aunque siguiendo dinámicas diferentes que obedecen a causas diferentes. Comienzan a llevarlo a su expresión mínima.
Se asiste a lo que se llama en la jerga neoliberal la reforma del Estado, es decir el traslado de sus funciones y sus mecanismos de distribución al sector privado, con lo cual entra en crisis la solidaridad del Estado de Bienestar. Las regulaciones que permitieron un sistema de frenos y contrapesos comenzaron a ser eliminadas iniciándose un proceso acelerado de concentración de la riqueza socialmente producida.
Además, se pone énfasis en el ámbito financiero debilitando sostenidamente el ámbito de la producción, deteriorando la estructura productiva nacional. Esto significa que se pasa de una sociedad centrada en el ser humano, su bienestar y su equidad social, a una sociedad centrada en el capital especulativo, no productivo. Comienza el proceso de apertura a ultranza de la sociedad. Con ello, el Estado cada vez tiene menos capacidad de equilibrar las relaciones económicas, sociales, jurídicas y culturales.
De 1945 a 1975 se vive la época conocida como "los treinta años gloriosos". Los treinta años gloriosos donde conviven con relativa armonía el liberalismo moderado con la democracia, que en el caso de Costa Rica estuvo ligado a la gestión de los partidos socialdemócrata y socialcristiano. En la década de los años 80 aparecen con fuerza los desafíos de la revolución tecnológica y de la globalización neoliberal que llegan a cambiar ese escenario, y clausuran los treinta años gloriosos. Comienzan los años del retroceso de los pueblos.
Comienza aquí el escabroso camino de la privatización, la desregulación, la apertura y la concentración, todo de manera apurada, casi desenfrenada y que rápidamente acelera el empobrecimiento de las poblaciones, el aumento de la corrupción-impunidad, el crecimiento de la inseguridad, el deterioro de la seguridad alimentaria y el aumento de patologías sociales que llegan a niveles incontrolables. Las mafias se apoderan del poder político de las sociedades, los capitales especulativos se apoderan de los sistemas financieros y las corporaciones transnacionales de los territorios y los mercados.
Las sociedades pierden su soberanía, pierden su capacidad de regulación, deterioran su Constitución Política y la democracia comienza a convertirse en un cascarón que no significa un valor positivo. La globalización neoliberal arrasa nuestros países, con la venía y la participación de los grupos oligárquicos nacionales. La sociedad se transforma en un mercado, libre mercado, que hace estallar los vínculos sociales y culturales de la población. Se oye el grito de “sálvese quien pueda”.
En esta debacle societaria surge un Partido Político nuevo, remozado, con el objetivo de volver a crear los balances necesarios en la vida de la sociedad futura para que su población pueda de nuevo contar con bienestar y equidad social. Para lograr esto no hay que retroceder, hay que recuperar principios y valores fundamentales e irrenunciables que permitan ese equilibrio social, tales como: democracia pluralista con participación, ejercicio de la ciudadanía, la igualdad social, regulación socio-económica, economía regulada con mecanismos fuertes de distribución, soberanía en la formulación de políticas públicas, derecho de las minorías, ecología sana y vigorosa, distribución de bienestar y riqueza, movilidad social para tener acceso a oportunidades.
El camino neoliberal conduce a la instauración de regímenes autoritarios (en Costa Rica dictadura en democracia) y dictaduras militares. En este camino no es posible encontrar democracia ni justicia social. El cambio debe darse por el camino que indica una orientación social democrática para construir la sociedad del futuro. Lograr una organización social equilibrada, con oportunidades, esperanzas y bienestar. Que el poder público dirija en el sentido apuntado el desarrollo socio-económico de la sociedad.
Este es el Partido que queremos para lograr establecer esa sociedad que queremos, en consecuencia, tenemos que decir: fuera populismos, fuera neoliberales, fuera resabios de extrema, fuera fuerzas armadas y fuerzas represivas, fuera oligarquías, fuera la orientación económica y los males que produce a la sociedad, fuera las desigualdades, fuera las dictaduras, fuera la impunidad…
Viva Alianza Patriótica.
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