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TLC en un nuevo Washington
Obama prometió que trataría a América Latina como socia
Excandidato presidencial
El reciente proceso electoral de Estados Unidos abunda en lecciones. Por ejemplo, el candidato ganador, a pesar del amplio margen de su victoria, lejos de descalificar los votos de su rival desde el día posterior a las elecciones y de intentar negar la existencia de su partido, más bien ha reconocido las virtudes de su campaña y con generosidad y humildad lo ha buscado para tender puentes. El Presidente Electo nos ha enseñado que un componente elemental del reconocimiento de resultados electorales pasa por reconocer que todos los electores merecen respeto y que no todos se inclinaron por su candidatura.
En relación con los tratados de libre comercio, Barack Obama afirmó durante la campaña que benefician a las corporaciones y no a la gente, que revisaría la política comercial y que trataría a América Latina como socia y no como súbdita. Por otra parte, los defensores más serios del TLC en Costa Rica han afirmado que, sin ser perfecto, era lo mejor que se podía obtener.
Renegociación de TLC. Dentro del Partido Demócrata existen numerosos congresistas que desean ayudar al nuevo Presidente a cumplir con sus compromisos de campaña y están trabajando para que se renegocien los TLC, como lo pude comprobar la semana pasada en Washington. Están actuando de esa forma no porque se lo haya pedido algún costarricense, como de mala fe o con gran ignorancia se ha afirmado aquí.
Estos congresistas efectivamente están convencidos de que la gente de Estados Unidos y la de nuestros países no gana con esos tratados. Ellos han observado que la tasa de crecimiento de la economía mexicana en sus 15 años de TLC es casi la más baja del continente, por lo que no absorbe su fuerza laboral, expulsa emigrantes al norte y compra poco a Estados Unidos.
Esos congresistas quieren tratados que nos ayuden a crecer y a generar un desarrollo que impida el triunfo de regímenes populistas como el que, de acuerdo a algunos, casi surge en México hace tres años. Habrá otros dentro de ese partido que querrán que los tratados no se revisen y aun otros que quisieran renegociarlos para hacerlos más proteccionistas. Sin embargo, sería un serio error si Costa Rica ignora al grupo que más se aproxima a las posiciones del Presidente Electo o, peor aún, si ignora que efectivamente podría haber una revisión del TLC. Es urgente que nuestro Gobierno haga todo lo posible para lograr que cualquier cambio mejore y no empeore el TLC.
Comercio y valores. Creemos que Costa Rica debe establecer una alianza con los congresistas que desean eliminar algunos de los privilegios que el TLC otorga a las corporaciones y que, además, desean establecer una relación entre el comercio y valores como la democracia, los derechos humanos, la libertad religiosa, el respeto a los derechos de los trabajadores, la protección del ambiente y la ética en la función pública, entre otros. Este enfoque crearía posibilidades de extraer ventajas de los históricos logros del país en algunos de esos campos, mejoraría la competitividad de los exportadores costarricenses y estimularía un cambio en la dirección correcta en los otros países de la región.
Decenas de organizaciones religiosas, laborales, empresariales, agrícolas, comunales y políticas de Centroamérica han expresado su respaldo a un diálogo con esos congresistas dirigido a eliminar algunos extremos del TLC. A pesar de las diferencias que hemos tenido con el Gobierno en esta materia, surge una oportunidad de unirnos para respaldar una posible renegociación. En nuestro caso sería para mitigar males y en el del Gobierno para eliminar imperfecciones, pero ello no impide que encontremos numerosos puntos de acuerdo para beneficiar al país.
En fin, ante las circunstancias creadas por el triunfo Demócrata, el país no debe cruzarse de manos. Por el contrario, debemos tomarles la palabra al Presidente Electo y a numerosos congresistas. En ese marco, Costa Rica debe comportarse como socia e influir para que, si se da una renegociación, esta sea en la dirección correcta.
Mis reuniones en Washington me llenan de optimismo sobre las posibilidades que surgen con el triunfo de Barack Obama. También comprendo que las cosas buenas no van a ocurrir solas. Estoy convencido de que Costa Rica puede desempeñar un extraordinario papel si se asocia con este cambio, si se convence de que la era Bush ya pertenece al pasado y si se percata, con optimismo, de que ha nacido un nuevo Washing-ton.
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