jueves, 24 de julio de 2008



Crisis Energética y Oportunidad
Rolando Araya Monge




La convergencia de un cambio en la fuente energética principal con una innovación en la comunicación, ha provocado profundas transformaciones, cambios de época, culturas nuevas. El descubrimiento del fuego fue contado como el mito poético del progreso. El inicio del uso elemental de fuerzas hidráulicas, hace ocho milenios, unidos a la aparición de la escritura, signaron el nacimiento de la civilización. El carbón y la imprenta hicieron lo suyo en la primera Revolución Industrial. El petróleo y el motor de combustión interna se unieron a la telegrafía, al teléfono, a la radio y a la televisión, para disparar un fenómeno económico, social y político nuevo.

El encuentro de un nuevo paradigma energético complementaría la aparición de Internet para abrir una nueva etapa en la evolución de las naciones. La historia nos ha mostrado, desde sumerios y egipcios, pasando por ingleses y luego norteamericanos, que las ventajas energéticas dan condiciones para crear hegemonías políticas, imperios y grandes potencias. La energía es la savia de las economías.

La escalada actual de precios de los combustibles, causada por la cercanía del pico mundial en la producción de petróleo, unida a la terrible amenaza del calentamiento global, empuja a una inexorable descarbonización de la cultura energética y al mayor uso de fuentes renovables: energía solar, eólica, hidroeléctrica, geotérmica, así como de biomasas y de las olas del mar. La energía abundante se convierte en el factor más preciado para la economía de cualquier país. Costa Rica ocupa el cuarto lugar en el mundo en potencial energético renovable por habitante.

Sin embargo, se ignoró todo esto y se optó por la sinrazón de obstaculizar las inversiones del ICE en nuevas plantas hidroeléctricas, para acabar con más dependencia de fuentes térmicas. Pensar que lo único importante era hacer crecer la economía y que lo demás, incluyendo lo social, lo político y lo tecnológico, vendría como una consecuencia, fue la manera de enterrar al país en la peor crisis en décadas.

Todo esto se ha ligado a la imprevisión, propia de este neomercantilismo, incapaz de prever una situación advertida desde hace mucho. El país desprecia su ventaja por tonterías ideológicas planteadas para complacer intereses minoritarios. El cuadro actual no puede ser más patético. Limitar el acceso vehicular a la capital y presentarlo como política energética delata incapacidad. Anunciar la eliminación de los peajes –otra acción de poca monta- y echar atrás días después, denuncia más torpeza.

Y algo muy extraño: después de nivelar el precio del diesel con el de la gasolina, se presiona a los diputados para eliminar el impuesto al diesel. Un manejo errático propio de esta política chapucera. Y ahora, con el agua al cuello, después de escenas de animosidad política, se busca ingresar a Petrocaribe para aprovechar ventajas. Eso está bien, pero también deja el sabor de la incoherencia política.

Estamos en puertas de grandes cambios. La confluencia de una crisis energética y alimentaria con graves amenazas ambientales pone magnitud a las medidas. Explicarse por qué los europeos, con un ingreso igual o superior al de los norteamericanos, consumen la mitad de energía por habitante que estos, da importantes señales.

Europa ha desarrollado un excelente transporte público, y mientras allá el porcentaje de autos diesel que se fabrican es de un 60%, en USA apenas llega al 0.5%. El motor diesel es un 30% más eficiente que el de gasolina. Si USA tuviera esa proporción, se ahorraría todo el petróleo que le compra a Arabia. Pero en lugar de corregir esto, Estados Unidos se lanzó a producir alcohol de maíz, tan ineficiente en lo energético, como eficaz en disparar la actual crisis alimentaria.

Las ventajas de Costa Rica, aunadas a una adecuada interpretación de las circunstancias nos conducen a una política basada en:
a) plan nacional de ahorro energético en todos los campos,
b) mayor “dieselización” de la flota vehicular,
c) producción de biodiesel a partir de algas,
d) fomento de motores híbridos, eléctricos y de hidrógeno,
e) modernización del transporte público (tranvías en el área metropolitana, trenes en el resto del Valle Central, servicios de primera en el resto del país),
f) más generación eléctrica renovable para autos eléctricos y similares, así como la exportación de electricidad (se justifica por la urgencia de eliminar más dióxido de carbono),
g) descentralización máxima de la administración pública,
h) más trabajadores laborando desde sus casas,
i) almacenar energía en forma de hidrógeno para uso posterior,
j) diseño de edificios y residencias generadores de energía,
k) nuevo paradigma de generación distribuida (estética de Internet en energía),
l) más producción local, nuevas técnicas agrícolas,
m) nuevo esquema de producción para aprovechar ventajas,
n) utilizar el crédito venezolano prioritariamente para la modernización del transporte colectivo.

Costa Rica puede convertir su estrategia energética en la columna vertebral de una política de desarrollo, generar bienestar, empleo, perfilar un nuevo orden político y contribuir, además, con la reducción de emisiones de gases de invernadero, lo cual es, hoy por hoy, la mayor urgencia que afronta la humanidad. La crisis se convierte así en una oportunidad para el mejoramiento.

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