Los ricos le han declarado la guerra a los pobres. Es una realidad frente a la cual no valen los eufemismos. Nunca hubo paz absoluta, pero en este momento todas las energías de la derecha están enderezadas contra los trabajadores.
No se trata simplemente de una lucha por los salarios o por las conquistas laborales ahora mal llamadas “privilegios”. Se trata de construir un modelo de sociedad donde la hegemonía de la burguesía dependiente del imperialismo, sea total e invariable.
La mercancía encierra la esencia del capitalismo, por eso luchan por la desaparición de todos los servicios sociales. Aspiran a convertir todo en objeto de compra y venta, la salud, el agua, la electricidad, la energía, toda la tierra incluyendo las reservas indígenas o las tierras que dan de comer a los campesinos pobres. Paulatinamente han logrado destruir buena parte del sector estatal de la economía y ahora buscan apropiárselo.
La economía campesina está en una profunda crisis y ahora pretenden destruir totalmente el Consejo Nacional de Producción. Los campesinos productores han sido sustituidos por comerciantes inescrupulosos.
El mal llamado “libre comercio” es una cuerda atada al cuello de la patria, están ahogando a todos los grupos sociales, salvo a los conocidos beneficiarios de la dependencia.
Así ha nacido una burguesía rentista, que no produce nada pero se apodera de toda la riqueza nacional. Vivimos en el reino del parasitismo económico y social que es también el infierno de los trabajadores.
Ahora bombardean a los trabajadores públicos, a sus organizaciones sindicales y a sus salarios. El embuste es culparlos de la crisis fiscal; se libera así de responsabilidad a los gobiernos ineficaces, irresponsables y corruptos. Esto es un juego sucio.
Más sucio aún es no responsabilizar de la situación fiscal a los evasores, a los que eluden el pago de los impuestos y a los contrabandistas.
Embolsarse lo que los consumidores pagan por el impuesto de ventas es un robo, es un acto de enriquecimiento ilícito, puesto que la causa es delictiva. El Gobierno sabe quiénes son y no los denuncia penalmente. ¿Quién es el responsable?
Así como se publicaron los ingresos salariales de los trabajadores, con el mismo derecho deben hacerse públicas las declaraciones de la renta de todos los declarantes. Así sabremos quiénes son los auténticos culpables de la crisis fiscal.
Otra observación. Ser acreedor del Estado es el mejor negocio, los inversionistas improductivos reciben el 12% de interés. Es un interés fabuloso en el mundo de las finanzas.
Está claro entonces que se ha declarado una guerra injusta contra los trabajadores.
A los obreros les robaron todos sus derechos con la complicidad del gobierno. En las grandes plantaciones todas actividades están tercerizadas, se utilizan las “listas negras”, a los trabajadores se les despide cada once semanas para que no adquiera derechos.
El trabajador sin derecho a sindicalizarse es un esclavo asalariado.
La esclavitud asalariada es la aspiración más amada por los explotadores.