Incrementos se pagan sobre beneficios, no solo a la base
RESUMEN EJECUTIVO
Aplicar este tipo de régimen solamente con cara al futuro, ayudaría poco a fortalecer las raquíticas finanzas del Gobierno.
Aplicarlo a varios empleados existentes por otro lado tocaría los derechos adquiridos.
Mientras tanto, seguir con el modelo nos llevaría en un futuro no lejano a una crisis económica.
Es urgente cambiar el sistema de compensación de los empleados del Gobierno a uno realista, como el del salario único, al menos para las futuras contrataciones.
Mientras tanto, el incremento salarial decretado el viernes pasado y aplicable para los próximos seis meses a esos trabajadores, tendrá un costo anualizado de unos ¢26 mil millones —$50 millones— mayor a lo que sería pagadero en el sector privado, por la misma cantidad de personas.
Para reducir el impacto de estos aumentos, se trataría primero de congelar durante un tiempo la contratación del personal, que de hecho parece ser parte de la estrategia de este Gobierno.
Pero sería necesario además como mínimo hacer borrón y cuenta nueva forma en que se contrate al personal, y de ahí en adelante aplicar el régimen de salario único o uno semejante.
Mientras tanto, el incremento salarial decretado el viernes pasado y aplicable para los próximos seis meses a esos trabajadores, tendrá un costo anualizado de unos ¢26 mil millones —$50 millones— mayor a lo que sería pagadero en el sector privado, por la misma cantidad de personas.
Para reducir el impacto de estos aumentos, se trataría primero de congelar durante un tiempo la contratación del personal, que de hecho parece ser parte de la estrategia de este Gobierno.
Pero sería necesario además como mínimo hacer borrón y cuenta nueva forma en que se contrate al personal, y de ahí en adelante aplicar el régimen de salario único o uno semejante.
En promedio, el trabajador del Gobierno gana un 50% más que su homólogo del sector privado, que hace el mismo tipo de trabajo, tomando en cuenta los beneficios adicionales, de acuerdo con una investigación del año pasado de LA REPÚBLICA.
Ha habido pocas señales de que existiera una intención seria de cambiar el sistema de compensación del Gobierno, ni siquiera únicamente para las eventuales contrataciones futuras.
Aun si implementara un plan semejante, los beneficios no se sentirían por varios años, así que no habría certeza de que se evitara una crisis económica.
Las finanzas del Gobierno ya están en una situación precaria, incluyendo un déficit estimado para 2014 de $3 mil millones —¢1,6 millones de millones.
Al representar el 6% del valor anual de la producción nacional, el déficit de Costa Rica es el tercero más alto de cualquier gobierno de América Latina, por debajo únicamente de Venezuela y Honduras.
De seguir con esta tendencia, tal como ha sido el caso durante los últimos cinco años, Costa Rica pronto empezaría a sentir las consecuencias.
Los incrementos salariales por su parte conformarán un factor, que afecta la manera en que los principales organismos internacionales evalúan a Costa Rica como destino de inversión.
Los informes de Moody’s y Standard & Poors, que se publicarán dentro de los próximos 90 días, probablemente le darían a Costa Rica una calificación más baja que la que tiene actualmente, debido a las constantes pérdidas del Gobierno.
La percepción de un mayor riesgo país a su vez conduciría a los inversores a exigir mayores tasas de interés a los prestatarios costarricenses, sean el Gobierno o el sector privado, lo que significa menos inversión en general, desde la infraestructura hasta el comercio.
Habría una mayor posibilidad de evitar una crisis, si se aplicara un régimen salarial realista a una mayor proporción de los empleados del Gobierno.
Sería difícil cambiar el sistema de compensación de los trabajadores actuales.
Por otro lado, reducir las expectativas de los que más ganen es una opción, en un entorno complicado ayudaría a sanear las finanzas del Gobierno.