El divorcio entre la plantilla del Real Madrid y su entrenador es total y absoluta. La derrota del pasado sábado en el Clásico por 0-4 ante el Barça no ha hecho más que ahondar esa relación hasta hacerla prácticamente insostenible. El vestuario blanco sólo quiere la destitución de Rafa Benítez. Y la quieren cuanto antes.
Así lo revela el diario Marca que cuenta que la alineación que presentó en el partido el técnico madrileño fue la gota que colmó el vaso de su paciencia. En ella emergieron hombres como Benzema o James, tocados físicamente, y desaparecieron Casemiro e Isco, futbolistas en mejor forma y últimamente en un estado de juego mejor que el francés y el colombiano.
Se considera que Benítez claudicó aunque fuera sin presiones externas aparentes, a un once que era, en verdad, político. Hizo la alineación pensando en el palco y no en sus ídeas. Una doble traición (a sus propias ideas y a los jugadores) que ha sentado mal.
A ello hay que unir pequeños detalles, como la presencia de Danilo en el equipo (Carvajal ya estaba al 100% de su rendimiento) o la manera cómo se ejecutaron los cambios, sin tocar a Benzema o Bale. Fueron detalles que no han ayudado a calmar laso ánimos de un grupo que le echa en cara muchas cosas.
La principal es su concepto futbolístico, demasiado defensivo para su gusto. Tampco gusta su trato de superioridad con respecto a sus jugadores. Se cree, afirman en el vestuario, por encima de ellos y hasta les corrige en aspectos que solo atañen a los futbolistas (controles, remates, formas de marcar...) cuando él, Benítez, jamás pasó del fútbol amateur.
Tampoco les gusta que haya atacado a Ancelotti en público o privado, su falta de tacto en sala de prensa hacia sus jugadores o que se haya alineado a favor del doctor Olmos, hombre que el vestuario blanco no puede ni ver.
Ante este panorama, la posición interna de la plantilla es clara: Benítez debe irse y cuanto antes, mejor. Afirma Marca que así se lo han deslizado ya al presidente, aunque Florentino Pérez, según Cope, lejos de dar este paso, ratificará al técnico. Al menos por ahora.
Mientras, prepara la opción de unas elecciones anticipadas para calmar los ánimos. Su idea, además, es plantar cara algunos pesos pesados del equipo e incluso plantear la salida de estos jugadores si su reacción sigue siendo la de 'amenazar' la posición de mando de Florentino Pérez.
El pulso a tres partes, entre jugadores y Benítez y el presidente parece no haber hecho más que empezar.
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