El presidente de la República, Luis Guillermo Solís, justificó complacer las exigencias de los sindicatos por temor a generar un paro indefinido en el sector público.
El gobierno negoció con el bloque sindical ocho acuerdos, de los cuales siete responden a peticiones de los sindicatos a la administración.
La posición del gobierno con respecto a convenciones colectivas y la intervención de los sindicatos en un diálogo sobre pensiones generaron el malestar de diputados oficialistas y de oposición.
Sin embargo, Solís prefirió las críticas antes de amanecer con un país paralizado y sin suministro de combustible, según apuntó en conferencia de prensa.
Inclusive, el presidente indicó que la huelga tendría más afectación de la que se había percibido.
Tal vez, el punto más polémico es el que compromete al gobierno a apelar una resolución de ARESEP en la que le impide a RECOPE financiar los beneficios de sus empleados en la convención colectiva con las tarifas que todos pagamos en el combustible.
Sobre este punto, el mandatario evitó dar una posición alegando que no se pueden violentar los derechos de los trabajadores sin renegociar la convención colectiva.
Por su parte, el ministro a.i de la Presidencia, Luis Paulino Mora, recordó al estrechez fiscal del país e indicó que si el dinero para los beneficios de los empleados de Recope no sale de los combustibles, estos recursos deberán ser asumidos con deuda.
Solís destacó como el gobierno garantizó la prestación de los servicios públicos y agregó que si el movimiento no se levantó antes fue por culpa de los sindicatos.
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