lunes, 20 de mayo de 2013

APUNTES SOBRE EL PARTIDO LIBERACIÓN NACIONAL Y EL NARCOTRÁFICO Humberto Vargas Carbonell





No tengo que disculparme si digo que toda la historia del uso del avión de la “empresa” THX me parece una tomadura de pelo. Resulta que un señor cualquiera, además extranjero, haciendo gala de “generosidad” presta un avión que vale millones de dólares para un viaje que cuesta decenas de miles. Y todo gratuitamente. Verdad que tanta generosidad no es esperable de un hombre de negocio y mucho menos de un narco traficante.
No era imprescindible una investigación de la DIS --que solo sirve para espiar a los costarricenses decentes-- para darse cuenta de que todo este manejo era, para decir lo menos, muy extraño. Tan raro que la señora Presidenta tenía la obligación de preguntar a sus colaboradores los detalles de ese asunto. Dicen que ella es especialista en asuntos relacionados con la seguridad y que lo que sabe lo aprendió precisamente en los Estados Unidos. Pareciera que todo se le olvidó, puesto que no previó lo que ahora le exige a sus colaboradores.
La verdad es que todas las explicaciones que hasta ahora se han dado son una ofensa a la inteligencia de los costarricenses. Es con este tipo de ofensas que  se ganan elecciones.
Pareciera que se acerca la ahora final de los engaños. ¡Ojalá sea cierto!
Nuestra primera sospecha fue pensar que la tal THX era una empresa para encubrir la actividad de la CIA que a menudo se mezcla con el narcotráfico. Así ocurrió en el caso de Ocean Hunter, del que hablaremos después.
Por ahora no es nuestro propósito llegar al fondo de este asunto. Será necesario investigar mucho más puesto que el intento de encubrir la situación con la “renuncia” de tres funcionarios de alto nivel no puede ser la encalada de un “sepulcro blanqueado”, según la expresión de Jesús de Nazaret. La podredumbre está debajo de los triunfos electorales.
Nada más para que sirva de recordatorio y para que los que están obligados por la ley y porque reciben un salario, cumplan con su deber.
Algunos de los más connotados dirigentes del Partido Liberación Nacional han estado bajo sospecha de relaciones con narcotraficantes.
Veamos algunos casos:
1.- La llamada “Comisión de Narcotráfico” de la Asamblea Legislativa consideró a don Daniel Oduber sospechoso de actividades vinculadas al tráfico de drogas prohibidas. El semanario Universidad resume así el planteamiento de esta comisión: “En el segundo informe la Comisión recomendó de forma enfática su renuncia a todos los cargos públicos que ostentaba. Entre otras cosas  por haber recibido dinero del narcotraficante estadounidense Lionel James Casey”. En esta misma nota se hace mención del enorme capital acumulado por el ex presidente, que no puede explicarse por sus funciones puesto que fue siempre funcionario público.
En esta materia el historial del ex presidente Oduber es amplio y complicado. Por ahora lo dejamos aquí.
2.- El verdadero rey del narcotráfico durante muchos años fue el boliviano Roberto Suárez. Se le llamó el Rey de la Cocaína y con ese mismo título su viuda ( Ayda Levi) publicó un libro de memorias. En la página 189 del mismo dice textualmente: “El 5 de enero Roberto llegó a Panamá donde lo esperaban Pablo Escobar y el general Manuel Antonio Noriega. A través de Altmann, el hombre fuerte de Panamá había pedido una nueva reunión con Roberto y Escobar para informarles que necesitaban financiar la última etapa de la campaña de Luis Alberto Monge, candidato a la presidencia de Costa Rica por el Partido Liberación Nacional (PLN). Al día siguiente se reunieron en una finca del general Noriega con el político costarricense. En presencia del  panameño le entregaron al candidato tico dos millones de dólares en efectivo para impulsar el último mes de su campaña y asegurar su triunfo en las elecciones de febrero de ese año. De esa manera ellos seguirían teniendo libre acceso a la provincia de Puerto Limón, desde donde recogían los cargamentos de droga boliviana que llegaban de Colombia con destino a la Florida. Todo salió a pedir de boca. Monge ganó la elección y ellos mantuvieron abierta esa ruta alterna para cualquier eventualidad.
(Este texto fue publicado por el periódico La Nación, pero quien escribe lo copió del libro citado).
3.- Hablemos de Oscar Arias.
El 2 de febrero de 1992 el periódico  EL TIEMPO (Bogotá) publicó una nota con un enorme título: “Recibí dinero de narcos, admite Oscar Arias”. Bajo ese título, entre otras cosas, se dice: “El ex presidente de Costa Rica y Premio Nobel de la Paz 1987, Oscar Arias, reconoció que su Partido Liberación Nacional recibió una donación de 20.000 dólares de una empresa estadounidense acusada de tener relaciones con el narcotráfico. “Con ocasión de una visita que realicé a Miami en febrero de 1985, recibí de la Compañía Ocean Hunter Inc. un cheque por 20.000 dólares firmado por el señor Frank Chanes, para ayudar a financiar la campaña 1985-1986…”
José Hilario Trujillo, un cercano colaborador del general  Noriega en sus memorias, publicadas con el título “El libro del Leviatán”, afirma que Oscar Arias recibió un millón de dólares de éste, para financiar la campaña electoral de 1985. “En un adelanto de sus revelaciones a informatico.com, el ex militar panameño afirma que en 1985 acompañó a Noriega a una finca de San Isidro de El General, donde tuvo lugar una reunión  con el entonces Presidente de Costa Rica, Luis Alberto Monge y el candidato del Partido Liberación Nacional para las elecciones del siguiente año, Oscar Arias”… “Asegura que en esa ocasión Noriega pactó con Monge y Arias una contribución de un millón de dólares para la campaña y que el dinero le fue entregado en dos tractos”.
Ricardo Alem, el más conocido narcotraficante tico  se convirtió, por decisión del candidato, en una de los principales dirigentes de la campaña electoral de Oscar Arias. Estos hechos son bien conocidos, solo es necesario recordar que para aquella campaña Alem hizo una importación masiva de camisetas peruanas y que fue metida de contrabando. ¿Serían solo camisetas?
Ocean Hunter se dedicaba a exportar mariscos y tenía su asiento en Puntarenas. Esta empresa tenía doble carácter, por un lado traficaba cocaína y por otro servía como máscara de las actividades de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos, conocida como la CIA. Este fenómeno no es raro. También en Guanacaste funcionaba el agente (criminal) John Hull, aparecía como finquero pero traficaba armas y cocaína. Las armas para la contrarrevolución nicaragüense y la coca para envenenar a los norteamericanos. Toda esta actividad dirigida por la CIA. No se sabe con claridad cuánto le dio a la campaña de Arias Sánchez, pero sí se sabe que fue un colaborador importante de su campaña.
4.- Una de las preguntas más importantes: ¿Por qué Caro Quintero se refugió en Costa Rica?
El narcotraficante y asesino pasó por el Aeropuerto como un invitado especial, según parece entró por el llamado “salón diplomático”.
En nuestro país compró fincas y se movía con plena libertad.
Tenía la protección de una “autoridad política superior” cuyo nombre no es bien conocido porque la Corte Suprema de Justicia se negó entregar a la Comisión Especial legislativa que conoció de este caso la famosa libreta de teléfonos en que estaban los nombres de todos los colaboradores del asesino.
Caro llegó al aeropuerto Juan Santamaría en un vuelo privado, cuyo piloto era un señor de apellido LOTZ.
Caro Quintero no fue interrogado por las autoridades costarricenses, para evitar que diera a conocer sus contactos en el país. Pretextando que no había cometido delito alguno en nuestro país fue enviado a México. Para entonces el Fiscal General era el ahora magistrado de la Sala Constitucional, LIc. Fernando Cruz.
Hay otros casos y situaciones que deben ser investigadas a fondo. Lo cierto es que las narcomafias tienen influencia importante en la vida política.
Como lo enseñan las reseñas hechas una de las principales puertas por las que entran los narcotraficantes y otros delincuentes, es el financiamiento de las campañas electorales. Por eso hemos dicho que este sistema es antidemocrático y perverso.
El viaje de Laura Chinchilla es apenas un caso más.
Lo dicho son apenas unas pinceladas sobre uno de los mayores problemas que tiene que enfrentar nuestro país. Por nuestro territorio se trafican enormes cantidades de droga. Esto es muy grave, pero lo es mucho más el consumo interno. Miles de muchachas y muchachas están física y espiritualmente destruidos por el consumo del crak y otras drogas.
Nadie se ocupa de ellos. Los “grandes éxitos”  se exhiben para quedar bien con los gringos. En tanto crece el consumo interno. Este es un boceto de la irresponsabilidad del gobierno.

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