martes, 8 de enero de 2013

LOS HERMANOS ARIAS SANCHEZ NEGOCIARON MI CABEZA AFIRMA FERNANDO BERROCAL A LA NACION . Busqué al presidente (Óscar) Arias y a su hermano y les dije que los mencionados debían dar explicaciones al país. Ahí comenzó el conflicto. La oposición me convocó al Congreso para un lunes. El domingo me llamaron a reunión el presidente y su hermano y me plantearon que no debía ir a la Asamblea, que había negociaciones de la agenda del TLC y era armar un avispero... El presidente no me pidió la renuncia. Yo tampoco renuncié. Pero me sacaron. Al día siguiente supe que el sábado Arias se reunió con el exministro y dos diputadas socialcristianas. Me enteré el lunes de que el sábado los Arias negociaron mi cabeza con el exministro. Ese día asumí a plenitud que me habían engañado.


‘Los Arias negociaron mi cabeza’

El tema comenzó con el bombardeo del Ejército colombiano en que murió Raúl Reyes, el segundo hombre de las FARC. Ahí se le incautaron la computadora y sus correos.
Como ministro de Seguridad, me llega una primera información que nos permitió hallar una caja con $500.000 en Heredia. Era plata de las FARC.
Luego me dicen que en los correos hay 36 citas que se refieren a Costa Rica. Y me las mandan. Ahí se hablaba de un hospital para guerrilleros en Coronado y de las excelentes relaciones que tenían con el ministro de Seguridad anterior, de quien prefiero ni mencionar su nombre.
Busqué al presidente (Óscar) Arias y a su hermano y les dije que los mencionados debían dar explicaciones al país. Ahí comenzó el conflicto.
La oposición me convocó al Congreso para un lunes. El domingo me llamaron a reunión el presidente y su hermano y me plantearon que no debía ir a la Asamblea, que había negociaciones de la agenda del TLC y era armar un avispero... El presidente no me pidió la renuncia. Yo tampoco renuncié. Pero me sacaron.
Al día siguiente supe que el sábado Arias se reunió con el exministro y dos diputadas socialcristianas. Me enteré el lunes de que el sábado los Arias negociaron mi cabeza con el exministro. Ese día asumí a plenitud que me habían engañado.

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