Ignacio Santos el fin de semana pasado, catalogó con una frase de “qué cáscara” el plagio que nos metieron con la concesionaria de Autopistas del sol, y la inmoralidad que sucede con la minería de crucitas al declararla de “interés nacional” por la administración pasada.
Igualmente el artículo publicado ese mismo día en La Nación por la periodista Pilar Cisneros es excelente, y emplaza con firmeza y honestidad a los gobernantes y funcionarios públicos que tuvieron mucho que ver con la aprobación de la concesionaria Autopistas del Sol en CR.
PILAR CISNEROS DIJO “El que nada debe, nada teme”, la obligación de un mandatario es exigir una impecable supervisión del concesionario !!!
PILAR CISNEROS PERIODISTA 06:01 P.M. 29/10/2010
En su artículo “El que nada debe, nada teme” (La Nación,PáginaQuince, 27/10/2010), el expresidente Óscar Arias asegura que las críticas a la concesión de la vía a Caldera “son apresuradas” y que por ello “se corre el riesgo de dañar el honor de las personas”. Como Telenoticias ha sido uno de los medios que ha denunciado consistentemente las grandes fallas del proyecto, quisiera hablar claro, porque nada debo y nada temo.
A mi manera de ver, lo único “apresurado” fue la inauguración (con corte de cinta y todo), porque los hechos y no las palabras, han demostrado, en estos nueve meses de operación, que la carretera no estaba lista, que los trabajos de supervisión (100% responsabilidad del gobierno de don Óscar) fallaron escandalosamente, y que la vía no ha pasado ni la más mínima prueba de confiabilidad, pese a que terminamos pagando por ella casi un 150 por ciento más de lo pactado originalmente (de $144 millones a $367 millones).
En declaraciones a La Nación, don Óscar se escuda en que “él no es ingeniero” para constatar si los trabajos estuvieron bien hechos o no, pero como abogado y dos veces Presidente de la República, sabe perfectamente que su obligación como administrador de los fondos públicos es buscar a los mejores profesionales y exigirles una impecable e implacable supervisión del concesionario, para que el resultado final sea una carretera segura y de buena calidad.
Fallas contundentes. Es muy difícil que al gobierno de don Óscar se le hayan “escapado” fallas tan contundentes como éstas:
1. Los taludes cercanos al Paso Dantas –muchos de ellos totalmente verticales—nunca se aseguraron, pese a que el Estado le reconoció a Autopistas del Sol $26 millones para esa tarea. El Gobierno de don Oscar aceptó como buenos taludes sostenidos con alambre o con una capa delgada de cemento, muchos de los cuales colapsaron tras los primeros aguaceros.
2. Según la empresa supervisora IMNSA, se emplearon mezclas asfálticas de mala calidad en un 85 por ciento de la obra, situación que fue advertida a tiempo a las autoridades del MOPT.
3. Sólo así entendemos por qué una carretera “nueva” ya está llena de huecos y parches (un equipo de Telenoticias contó y filmó 66 huecos del kilómetro 15 al 47).
4. Pese a todas las advertencias de los expertos, Autopistas del Sol rompió el Acuífero de Barva que amenaza el futuro abastecimiento de agua para miles de hogares costarricenses. Ya hoy estamos desperdiciando 800.000 metros cúbicos de agua limpia por año.
5. Ignoraron completamente varios informes que advertían sobre la fragilidad del terreno en el kilómetro 47, y permitieron que la concesionaria hiciera un relleno con capas de hasta 90 centímetros, que se hundieron irremediablemente a sólo seis meses de estrenada la flamante obra. Las tomas aéreas de Telenoticias muestran una porción de la carretera partida en pedazos, como si fuera una galleta de soda.
6. Se hicieron de la vista gorda con el millón y medio de toneladas de desechos que la concesionaria botó en 30 vertederos directamente a los ríos y quebradas, un daño ambiental que los expertos estiman en $30 millones.Además, afectaron de manera directa las zonas protegidas de los ríos, otro daño ambiental calculado en $6 millones (¿Paz con la Naturaleza?).
7. Según don Óscar, él puso la carretera en operación “porque ya estaba terminada”. ¿Terminada? Todas las obras que benefician directamente al usuario y a las comunidades vecinas ni siquiera han empezado. ¿Dónde están los puentes peatonales? Hoy, miles de personas –niños, escolares y colegiales—se juegan la vida para llegar a los centros educativos y a sus trabajos. ¿Y las bahías para los autobuses? ¿Y las zonas de descanso para los conductores? ¿Y los servicios sanitarios?
8. Pese a la recomendación de los supervisores de cambiar la loza sobre el río Jesús María que mostraba serias rajaduras, se permitió a la concesionaria sellarla con una nueva capa de asfalto. Efectivamente, ya no vemos las rajaduras, pero indudablemente están allí y se harán notar nuevamente.
9. El Congreso investiga actualmente por qué se permitieron una serie de adiciones al contrato, todas favorables a la concesionaria, y ninguna para los intereses del país. Falta mucho por conocer y, eventualmente, los responsables de la obra tendrán que explicar por qué si el gobierno de don Óscar “abrió la puerta ancha para el progreso” terminamos con una carretera estrecha que más parece un retroceso.
Como ciudadana y periodista creo firmemente en la concesión de obra pública como una útil herramienta para progresar y modernizarnos, sólo que la clase política debe cumplir su compromiso de firmar contratos que sirvan a la empresa desarrolladora, pero que también le sirvan al país. El concesionario no nos regala nada, le pagamos hasta el último centavo (con ganancias incluidas) por una obra bien hecha.
Nunca hemos dicho que “alguna persona del Gobierno tuvo un beneficio indebido” como sugiere don Óscar en su artículo, pero, sin duda alguna, Karla González, Marco Vargas, Francisco Jiménez, Viviana Martín y Guillermo Matamoros tendrán mucho que explicar.
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