Miles de costarricenses desafiaron el calor y las medidas de seguridad en el Parque La Sabana, en el corazón de la capital, donde juramentará Laura Chinchilla como primera presidenta de Costa Rica, de quien esperan firmeza para combatir la inseguridad.
Chinchilla, de 51 años, iba a recibir el mando de la democracia más antigua y estable de Centroamérica de manos de su mentor político, Oscar Arias, en un acto en el que se participaban príncipes y presidentes extranjeros, entre ellos todos los centroamericanos, pero también unos 15.000 costarricenses, adultos y niños.
“Para nosotros es un orgullo, un placer tener por vez primera en Costa Rica a una mujer que nos represente en tan alto poder”, dijo Maricruz Villegas, madre de tres hijos y abuela de seis nietos de Coronado, un suburbio del este de San José.
“Hoy iniciamos un capítulo nuevo de nuestra historia en Costa Rica. Nosotras las mujeres nos estamos reivindicando y nos estamos visibilizando ante la sociedad”, dijo la socióloga Bertalía Vega, de 45 años.
“La mayoría de las mujeres del país la apoyamos (a Chinchilla), porque es honesta, firme, valiente y muy decidida”, dijo Villegas.
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