Los países árabes del Golfo, en lo que podría suponer el cambio financiero más profundo en la historia reciente de Oriente Medio, están planeando –junto con China, Rusia, Japón y Francia- acabar con el dólar en el comercio del petróleo y crear una cesta de divisas que incluya el yen japonés, el yuan chino, el euro, el oro y una nueva moneda unificada prevista para los países del Consejo de Cooperación del Golfo: Arabia Saudí, Emiratos Árabes, Kuwait y Qatar.
Los ministros de Hacienda y los gobernadores de los Bancos Centrales de Rusia, China, Japón y Brasil ya han mantenido reuniones secretas para trabajar en el plan que hará que el petróleo se deje de cotizar, exclusivamente, en dólares.
Los proyectos, confirmados a The Independent por fuentes bancarias tanto árabes como chinas, de Hong Kong, pueden ayudar a explicar la repentina subida de los precios del oro, pero hasta que los planes se concretasen, sería necesaria una transición de nueve años.
Estados Unidos, que aunque sabe de las reuniones no conoce los detalles, se prepara para enfrentarse a esa conspiración internacional que incluye a sus fieles aliados (hasta ahora) Japón y los países árabes del Golfo. Sun Bigan, antiguo enviado especial de China a Oriente Medio, se ha mostrado contrario a estas reuniones, ya que considera que existe un riesgo de profundizar las divisiones entre China y Estados Unidos por la influencia y el petróleo en Oriente Medio. Si eso ocurre «los choques y las peleas bilaterales serán inevitables» manifestó a Asian and African Review. «Y ninguno de los dos países podemos distraernos, en Oriente Medio, en temas como la energía y la seguridad».
Esa declaración suena como un inquietante augurio de una peligrosa guerra económica entre Estados Unidos y China por el petróleo de Oriente Medio (lo que convertiría, una vez más, los conflictos de la región en una batalla por la supremacía mundial). China consume más petróleo que Estados Unidos debido a que el crecimiento de éste es menos dependiente de la energía. El instrumento monetario de transición para sustituir al dólar, según fuentes bancarias chinas, podría muy bien ser el oro. Una idea de las enormes cantidades en juego puede darla la enorme riqueza de los Emiratos Árabes, Arabia Saudí, Kuwait y Qatar que, en conjunto, poseen alrededor de 2,1 billones de dólares en reservas.
La disminución del poder económico estadounidense, añadida a la recesión global, fue reconocida implícitamente por el presidente de Banco Mundial, Robert Zoellick: «Uno de los principales efectos de esta crisis puede ser el reconocimiento de un cambio de relaciones de poder económico», dijo en Estambul antes de las reuniones de esta semana del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial. Esto es tanto como referirse a China –junto, por supuesto, a los países petroleros que, en el pasado, han podido interferir el poder de Washington para intervenir en el sistema financiero internacional– que ha llevado a las últimas discusiones que implican a los países árabes del Golfo.
Brasil y la India también han mostrado interés por un sistema de cotización del petróleo en una moneda distinta al dólar. China parece ser la más entusiasta de todos, quizás debido a su enorme comercio con Oriente Medio.
China importa el 60% de su petróleo. La mayor parte de Oriente Medio y Rusia. Tiene concesiones petroleras en Iraq –bloqueadas por Estados Unidos hasta este año–. Y desde 2008 tiene un acuerdo de 8.000 millones de dólares con Irán para el refinado de petróleo y la explotación de gas. Además tiene acuerdos petroleros con Sudán (donde ha sustituido intereses estadounidenses) y ha negociado concesiones de petróleo con Libia, donde todos los contratos se realizan mediante la constitución de empresas conjuntas.
Por otra parte, las exportaciones chinas a la región representan, en la actualidad, por lo menos el 10% de las importaciones del conjunto de todos los países de Oriente Medio e incluyen desde coches hasta complicados sistemas armamentísticos pasando por alimentos, ropa y hasta muñecas. Un signo claro de la fuerza financiera de China es que ayer el presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, abogó por una revalorización del yuan, frente a un dólar inestable, orientada a reequilibrar la economía mundial y a aliviar las tensiones crecientes sobre el euro.
Los socios comerciales de Estados Unidos, desde los acuerdos de Bretton Woods que tras la Segunda Guerra Mundial sentaron las bases de la estructura del sistema financiero internacional moderno, han ido buscando contrapesos al impacto del control de Washington y, en los últimos años, a la hegemonía del dólar como moneda de reserva mundial.
Pekín cree, por ejemplo, que Washington persuadió a Gran Bretaña para que se mantuviera fuera del euro, con el objetivo de alargar, lo más posible, la hegemonía del dólar. En círculos bancarios chinos también se piensa que sus conversaciones han ido demasiado lejos para bloquearlas ahora. Un prominente agente de la bolsa de Hong Kong dijo a The Independent que «finalmente, los rusos llevarán el rublo a la cesta de divisas. Los ingleses están atrapados y terminarán entrando en el euro. No les quedan opciones, porque el dólar estadounidense no es una opción».
Fuentes financieras chinas creen que el Presidente Barack Obama está demasiado centrado en las dificultades económicas internas como para preocuparse por las implicaciones que podría tener un eventual abandono del dólar dentro de nueve años, en 2018.
Washington mencionó el tema, de pasada, en la cumbre del G20 de Pittsburgh. El gobernador del Banco Central de China y otros funcionarios han mostrado en público su preocupación por el dólar desde hace años. Su problema es que una gran parte de su riqueza nacional está vinculada a los activos en dólares.
«Estos proyectos cambiarían la cara a las transacciones financieras internacionales», manifestó un banquero chino. «Estados Unidos y Gran Bretaña deben de estar muy preocupados. Sabremos cuánto en función del tono de los desmentidos que esta noticia va a producir».
Irán anunció a finales del mes pasado que sus reservas en moneda extranjera las tendría, de ahora en adelante, en euros en vez de dólares. Los banqueros recuerdan lo que le ocurrió al último productor de petróleo de Oriente Medio que quiso vender su petróleo en euros en vez de dólares: pocos meses después de que Sadam Husein anunciara su decisión, los estadounidenses y británicos invadieron Iraq.
Fuente: http://www.independent.co.uk/
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