El cardenal hondureño, Oscar Rodríguez Maradiaga, quien además era uno de los favoritos para ser elegido como nuevo Papa allá en 2005, es presidente de una gigante ONG de la iglesia, además se jacta de dar declaraciones respaldando a los golpistas, sin permiso del vaticano, al menos hasta ahora, nadie allá le ha dado respaldo.
Diciendo que era mejor evitar “un baño de sangre” y quiso achacar cualquier hecho violento al presidente constitucionalmente electo, Manuel Zelaya.
El cardenalito no sólo ostenta ese cargo ante el vaticano, sino que además es presidente de la fundación internacional de la iglesia católica Caritas. Así pues, el sacerdote salesiano que llegó a la ONG por su trabajo solidario con los más desprotegidos, se quita la máscara y se pasa al bando de los poderosos.
En días recientes, desde República Dominicana Juan Cuevas publicó un extenso artículo, en él señala que hay que hacerle un “llamado al vaticano para que retire su apoyo a la iglesia hondureña”. Es probable que para muchos, una medida como esta no tenga gran peso.
Sin embargo, en estos países centroamericanos la iglesia es un espectro importante y de referencia obligatoria en la opinión pública. Cabe recordar que hace un par de meses, unos curas fueron suspendidos por la iglesia católica venezolana, a raíz de la tradicional bendición del mar en Puerto Cabello, fueron a la Asamblea Nacional, y finalmente el Vaticano intercedió y fueron restituidos a sus cargos.
Ya veremos lo que dice el viejito alemán que vive en Roma.
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