TEGUCIGALPA– Honduras cerró estaciones de radio y televisión después de que el Ejército encabezó un golpe de Estado el fin de semana, en un apagón mediático que ha desatado la condena de un grupo internacional a favor de la libertad de prensa.
Poco después de que los militares derrocaron al presidente Manuel Zelaya y lo llevaron a Costa Rica el domingo, soldados irrumpieron en una popular estación de radio y suspendieron la transmisión de las cadenas CNN en Español y Telesur, con sede en Venezuela y patrocinada por gobiernos de izquierda en Sudamérica.
Un canal pro gubernamental también fue cerrado.
Unas pocas estaciones de televisión y radio seguían transmitiendo ayer música tropical, novelas y programas gastronómicos.
Pero hacen poca referencia a las muestras de repudio o la condena internacional del golpe de Estado, mientras que cientos de personas se manifestaban frente al palacio presidencial de la capital para demandar el regreso de Zelaya y el fin del bloqueo informativo.
“El gobierno espurio nos está violando el derecho de tener información y bloqueando las señales de los canales como CNN”, dijo Juan Varaona, un líder de las protestas, mientras una barricada de neumáticos quemados lanzaba columnas de humo negro al cielo.
Otros criticaron a los dos principales diarios hondureños y dijeron que aún operaban sus versiones en internet sólo porque apoyaban el golpe de Estado.
“El Heraldo y El Tribuno son los que armaron el complot para el golpe de Estado y algunos canales de televisión de la oposición”, dijo Erin Matute, un empleado del sector salud de 27 años.
“Esta mañana (por ayer) sólo los canales de ellos tenían transmisión y el resto de los estaban cerrados”, agregó.
Algunos hondureños usaban la red social en internet Twitter para demandar el fin del bloqueo informativo, en tanto que otros manifestantes quemaron o destrozaron puntos de venta del diario El Heraldo y los usaron como barricadas para bloquear las calles aledañas al palacio presidencial.
La organización Reporteros sin Fronteras, con sede en París, también criticó los cierres.
“Las suspensiones o cierres de medios audiovisuales, tanto locales como internacionales, manifiestan la clara voluntad que tienen los golpistas de ocultar los acontecimientos”, dijo el grupo en un comunicado.
“La Organización de los Estados Americanos y la comunidad internacional deben exigir, y conseguir, el levantamiento de este apagón mediático”, agregó.
La deposición –impulsada por una disputa sobre las presuntas intenciones de Zelaya por ampliar el período presidencial– representa la mayor crisis política de América Central en años.
El golpe ocurrió tras una tensa semana en la que Zelaya, un aliado del presidente venezolano, Hugo Chávez, irritó al Congreso hondureño, a la Suprema Corte y al Ejército por impulsar una consulta pública en busca de apoyo para modificar la Constitución y permitir la reelección presidencial.
El período presidencial en Honduras es de cuatro años.
Pero antes de poder llevar a cabo su plan, previsto para el domingo pasado, los militares hondureños detuvieron a Zelaya y lo llevaron a Costa Rica, en el primer golpe de Estado con éxito en Centroamérica desde la época de la Guerra Fría, cuando imperaban los dictadores y el conflicto en la región.
La Suprema Corte, que la semana pasada no respaldó un intento de Zelaya por despedir al jefe del Ejército, dijo que les había dicho a los militares que removieran al presidente.
Poco después de que los militares derrocaron al presidente Manuel Zelaya y lo llevaron a Costa Rica el domingo, soldados irrumpieron en una popular estación de radio y suspendieron la transmisión de las cadenas CNN en Español y Telesur, con sede en Venezuela y patrocinada por gobiernos de izquierda en Sudamérica.
Un canal pro gubernamental también fue cerrado.
Unas pocas estaciones de televisión y radio seguían transmitiendo ayer música tropical, novelas y programas gastronómicos.
Pero hacen poca referencia a las muestras de repudio o la condena internacional del golpe de Estado, mientras que cientos de personas se manifestaban frente al palacio presidencial de la capital para demandar el regreso de Zelaya y el fin del bloqueo informativo.
“El gobierno espurio nos está violando el derecho de tener información y bloqueando las señales de los canales como CNN”, dijo Juan Varaona, un líder de las protestas, mientras una barricada de neumáticos quemados lanzaba columnas de humo negro al cielo.
Otros criticaron a los dos principales diarios hondureños y dijeron que aún operaban sus versiones en internet sólo porque apoyaban el golpe de Estado.
“El Heraldo y El Tribuno son los que armaron el complot para el golpe de Estado y algunos canales de televisión de la oposición”, dijo Erin Matute, un empleado del sector salud de 27 años.
“Esta mañana (por ayer) sólo los canales de ellos tenían transmisión y el resto de los estaban cerrados”, agregó.
Algunos hondureños usaban la red social en internet Twitter para demandar el fin del bloqueo informativo, en tanto que otros manifestantes quemaron o destrozaron puntos de venta del diario El Heraldo y los usaron como barricadas para bloquear las calles aledañas al palacio presidencial.
La organización Reporteros sin Fronteras, con sede en París, también criticó los cierres.
“Las suspensiones o cierres de medios audiovisuales, tanto locales como internacionales, manifiestan la clara voluntad que tienen los golpistas de ocultar los acontecimientos”, dijo el grupo en un comunicado.
“La Organización de los Estados Americanos y la comunidad internacional deben exigir, y conseguir, el levantamiento de este apagón mediático”, agregó.
La deposición –impulsada por una disputa sobre las presuntas intenciones de Zelaya por ampliar el período presidencial– representa la mayor crisis política de América Central en años.
El golpe ocurrió tras una tensa semana en la que Zelaya, un aliado del presidente venezolano, Hugo Chávez, irritó al Congreso hondureño, a la Suprema Corte y al Ejército por impulsar una consulta pública en busca de apoyo para modificar la Constitución y permitir la reelección presidencial.
El período presidencial en Honduras es de cuatro años.
Pero antes de poder llevar a cabo su plan, previsto para el domingo pasado, los militares hondureños detuvieron a Zelaya y lo llevaron a Costa Rica, en el primer golpe de Estado con éxito en Centroamérica desde la época de la Guerra Fría, cuando imperaban los dictadores y el conflicto en la región.
La Suprema Corte, que la semana pasada no respaldó un intento de Zelaya por despedir al jefe del Ejército, dijo que les había dicho a los militares que removieran al presidente.
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