martes, 3 de marzo de 2009

CNE mantiene vigilancia permanente del río Sarapiquí

  • CNE instaló equipo especial para su vigilancia.

Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.Un Sistema de Alerta Temprana, instalado por la Comisión Nacional de Prevención de Riesgos y Atención de Emergencias (CNE) en la cuenca alta y media del río Sarapiquí, permitirá una vigilancia permanente ante posibles avalanchas, cuando se inicie la estación lluviosa.

La CNE instaló nueve puestos de vigilancia permanente, a todo lo largo de la cuenca del río, operados por personas de la zona, conocedores de las condiciones del tiempo, en Vara Blanca, Cariblanco, Para Gallo, Ujarrás, La Isla de Sarapiquí, La Virgen de Sarapiquí, Chilamate y San Miguel de Sarapiquí.

Estos puestos podrán alertar a la población de cualquier cambio que sea detectado en las condiciones del tiempo y del caudal del río, y especialmente, por la preocupación de que el material depositado por el terremoto del 8 de enero, sea lavado por las lluvias del próximo invierno.

Los operadores cuentan con radiocomunicadores para alertar a los comités locales y comunales de emergencia, así como transmitir su información hasta el centro de comunicación de la sede central de la CNE en San José.

El Sistema de Alerta Temprana se completa con dos estaciones pluviométricas instaladas también por la CNE que están transmitiendo los valores de las precipitaciones en tiempo real por GSM, desde Vara Blanca y Cariblanco hasta el Departamento de Operaciones de la CNE y al Instituto Meteorológico Nacional, vía Internet.

Estas estaciones telemétricas tienen regulados dos niveles de alerta por acumulado de precipitación: el primer nivel se dispara al acumularse 30 mm y permite llamar la atención para iniciar la vigilancia permanente de las condiciones de la cuenca y el segundo nivel, se dispara cuando se acumulan 70 mm, y activa la alerta amarilla a los comités locales de emergencia, con lo cual se inicia la organización y preparación, en caso necesario de una evacuación.

Los estudios realizados por los geólogos de la CNE muestran que en la zona devastada por el terremoto, aún queda gran cantidad de material en laderas inestables que con las primeras lluvias será arrastrado hacia el cauce del río, que puede provocar peligrosas crecidas y avalanchas.

En la zona llueve anualmente entre 4.000 y 5.000 milímetros de lluvia al año y los meses más lluviosos van desde mayo hasta enero.

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