miércoles, 19 de noviembre de 2008

Ottón Solís explora en Washington cambios al TLC con Demócratas



Ottón Solís explora en Washington cambios al TLC con Demócratas


Redacción (elpais.co.cr) - El Presidente de la Comisión Política del Partido Acción ciudadana (PAC) Ottón Solís, explora con senadores del Partido  Demócrata cambios en el Tratado de Libre Comercio (TLC), con los Estados Unidos.

Entre tanto, en Costa Rica, un dirigente político y un académico coinciden que cualquier iniciativa “que pueda cambiar un párrafo del TLC, es una  derrota para la oligarquía criolla, aliada con las empresas transnacionales.

Un comunicado del PAC dio cuenta que su máximo líder compartió con representantes del Partido Demócrata la propuesta de renegociar el TLC.

Informó que un proyecto de ley presentado al Congreso estadounidense con el fin de eliminar algunos de los privilegios que los Tratados de Libre  Comercio otorgan a las compañías multinacionales, ya cuenta con el respaldo de al menos 74 congresistas.

La actividad organizada por el centro de pensamiento Global Policy Network contó con la participación del congresista demócrata Michael Michaud,  Ottón Solís y otros profesionales que favorecen una nueva política comercial.

El PAC resaltó que se impulsan cambios en temas como propiedad intelectual, normas de desempeño a la inversión extranjera, autonomía respecto  a la gestión de política agrícola, así como la exclusión de las privatizaciones de las empresas estatales.

Solís explicó que un tratado comercial de nueva generación cuenta con el apoyo de las organizaciones y líderes religiosos, comunales y políticos de  Centroamérica. A la exposición de Solís acudieron tres funcionarios de la embajada de Costa Rica en Washington.

Michaud dijo que hay un sentimiento fuerte en las dos Cámaras del Congreso para renegociar el TLC entre Centroamérica y Estados Unidos.

Explicó que el objetivo es lograr un nuevo modelo de tratados comerciales, y que los congresistas demócratas no son proteccionistas, sino que  impulsan tratados comerciales que benefician a la gente en todos los países involucrados.

Ambos coincidieron en la propuesta de renovar la política comercial para potenciar la iniciativa privada de pequeñas y medianas actividades  productivas, y no sólo de las corporaciones multinacionales.

Análisis

Luís Paulino Vargas Solís, especialista en Ciencias Políticas, dijo que la renegociación podría plantearse desde un punto de partida fuerte, es decir  proponiendo una agenda amplia y ambiciosa que, en principio,  estaría orientada a reducir el TLC a cero, o casi cero.

Entonces, la renegociación apelaría, más que a la sensibilidad y conciencia de Obama, a la de las organizaciones sociales progresistas que han  estado a la base de su triunfo electoral.

Vargas propone que la agenda de renegociación denunciaría las atrocidades que el TLC contiene como también las  que fueron cometidas en su  proceso de aprobación, y lo haría resaltando la forma como todo ello atropella las aspiraciones de democracia, justicia,  libertad y soberanía del  pueblo costarricense.

“Desde ahí, estaríamos pronunciando un llamado a la confluencia de voluntades entre los sectores  más sensibles y democráticos de la sociedad  estadounidense y las aspiraciones y reclamos del pueblo costarricense”, precisó Vargas.

Destacó que “cobra sentido una iniciativa de renegociación que surja desde los movimientos ciudadanos mismos, es decir, desde los sindicatos,  organizaciones ambientalistas, estudiantes, agricultores, indígenas, grupos de mujeres, comités patrióticos, académicos, grupos religiosos  progresistas, movimientos de derechos humanos...”.

“Una propuesta de renegociación que busque cambiar radicalmente el TLC hasta prácticamente reducirlo a cero, y que se formule en términos tales  que convoque el apoyo de los movimientos ciudadanos progresistas que, desde  el interior de la sociedad estadounidense, se movilizan también a  favor de reivindicaciones de justicia y democracia. Subrayo y reitero: que sea una iniciativa ciudadana autónoma, no una propuesta de cúpulas”,  resaltó.

“Al cabo, una iniciativa tal podría lograr poco o mucho. Incluso si no son sustanciales los cambios, habría una ganancia política frente a la oligarquía,  porque nos habríamos hecho escuchar por Obama y –más importante aún- por sectores progresistas de la sociedad estadounidense,  aparte que,  en la modificación del TLC, asimismo el amo imperial le estaría enmendando la plana a sus lugartenientes locales”, consideró Vargas Solís.

“Y esa ganancia  política podría ser importante en la perspectiva de una lucha –que ha de ser difícil y prolongada- por modificar las leyes de  implementación del TLC  y, eventualmente, por denunciarlo y salirnos”.

“Es claro, por otra parte, que en este momento no existen las condiciones para una lucha callejera que  derroque el TLC y sus leyes, según la  fórmula a la que usualmente recurren algunos sectores de la izquierda”.

Lucha

“Queda por delante un proceso  complejo de rearticulación de los movimientos sociales y de renovada acumulación de fuerzas, pero esto no podrá  avanzar exitosamente si no  predomina un clima de diálogo respetuoso y abierta colaboración entre las mismas organizaciones ciudadanas y sus  dirigencias. Y esto, por cierto, conlleva, entre otras cosas, un esfuerzo por ahorrarse descalificaciones y ataques. Nadie debería ser considerado  traidor por ejercer su derecho a  disentir y, además, nadie debería considerarse dueño absoluto de la verdad”, advirtió Vargas Solís.

Por su parte, el legislador del Frente Amplio, José Merino del Río, aseguró que su organización está en contra de esta política comercial de los TLC.

Sostuvo “que somos partidarios del comercio justo, y que nos seguimos oponiendo al TLC. Sin embargo, la imposición del TLC y de las leyes de  implementación será pronto una realidad, y que toda lucha que demos, aunque sea para eliminar un solo artículo que perjudique a nuestro pueblo y  a nuestro país, es justa y hay que darla”.

“Pero tomar posiciones todos los días, luchar por la reforma, hasta la aparentemente más insignificante, que traiga aunque sea un poco más de bien  común, sin abandonar el proyecto estratégico, es bastante y necesariamente más complejo y polémico, sin el riego claro de cometer también  errores”, explicó.

“En eso estamos: si un día somos gobierno y tenemos el apoyo suficiente denunciaremos el TLC, mientras tanto lucharemos hasta donde podamos  para que haga el menor daño posible”, aseguró Merino.

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