martes, 10 de junio de 2008

En Guardia por Jorge Guardia

abogado-economista

El coordinador del informe Estado de la nación , Miguel Gutiérrez Saxe, lanzó una fuerte acusación a las políticas salariales y monetarias en la Administración Arias. Son responsables –dijo– del reciente deterioro en los salarios mínimos y el posible incremento en la pobreza. ¡Qué tristeza!

La acusación tiene calibre histórico. El índice de precios al consumidor comenzó a subir desde el segundo semestre del 2007 y los salarios reales iniciaron su fea caída en esos mismos días. En noviembre del 2007 se hicieron negativos. Y, aunque no se ha calculado aún la pérdida real a mayo del 2008, sabemos que la inflación ese mes fue horrible: 1,91%. Es claro que el deterioro será muy cruel. Al diablo con las promesas de campaña.


Veamos las relaciones de causalidad. Asegura Miguel que hay una base robusta (correlación) entre el estancamiento o reducción del salario mínimo y aumentos en la pobreza. Más del 73% de la “chonetera” en los últimos 15 años se explica –dice– por el comportamiento del salario mínimo. Le creo. Pero, en términos de causa y efecto, la interrogante es por qué se estancan los salarios: porque el Estado no quiere ajustarlos; porque permite que la inflación suba sobre lo programado; o porque el crecimiento de la producción, por su composición y volatilidad, no da para subirlos.

Miguel sugiere “una política de salario mínimo real creciente para ocuparse de ese asunto con celeridad, también desde la vertiente de la política monetaria”. Me gusta mucho la segunda parte de su petición. Bajar la inflación ha sido una de mis preocupaciones principales. Por eso, abogué por liberar el colón para rescatar la efectividad de la política monetaria, secuestrada por las “minis” y las bandas y unas pérdidas de operación que nadie se decide a conjugar. Poco gana el trabajador si suben el salario nominal sin abortar la inflación.

Recuerdo los tiempos en que recibía clases con don Alexis Orozco, riguroso profesor de Economía en la UCR. Había una alumna, Teresita, alerta y guapa, cuyas preguntas (y otros detalles) inquietaban a los demás. Una vez, preguntó por qué no ajustar generosamente los salarios para aliviar la “chonetera” estructural. Don Alexis, apretándose el nudo de la corbata, respondió: porque en la carrera desenfrenada entre precios y salarios, los segundos nunca logran alcanzar a los primeros. Es como el padre que infructuosamente corretea a su hijo escurridizo para propinarle una nalgada. Casi nunca su mano se posa en el trasero. Y el diablo Montiel, otro compañero cuya picardía era tan espontánea como su preocupación por los trabajadores, exclamó: ¡Qué dichoso el papá de Teresita…!

No hay comentarios: