Ases de América.
Haciendo a un lado el disfraz de Cenicienta y la honda de David, Costa Rica avanzó con mucho estilo por el siniestro Grupo D. La ciencia ficción que busca argumentos a través de los Mundiales, se topa con un equipo mas real que imaginario. En el barrio mas peligroso de Brasil 2014 los ticos jugaron con gran conocimiento del futbol actual. La sensacional hazaña queda bien en todas las fábulas, sirve como moraleja para cualquiera. Pero es en el campo con el domino practico del juego y no en las metáforas, donde Costa Rica se ganó un sitio en la historia de los Mundiales. Con la disciplina de los cuadros modestos fue sumando voluntades alrededor de un ideal. Encontró en el rigor táctico de Jorge Pinto el método para explotar sus cualidades. El costarricense es un futbolista con todo para triunfar. Posee una genética especial, ideal para el fútbol moderno. Ágil y ligero pero correoso, veloz y resistente, pero con ritmo, le gusta la pelota, es habilidoso. El tico tiene talento.
En medio de tres Campeones del Mundo se hizo un hueco escombrando una buena cantidad de latas. Hasta siete toneladas de oro podían caerle encima. Escapó de los pronósticos sin miedo, fue derribando en las vitrinas de su grupo las Copas de Italia (4), Uruguay (2) e Inglaterra (1). Cling, clang, clong, Costa Rica hizo un destrozo. Pocos minutos tardaron los ticos en demostrarle a Italia el armazón de un cuadro dinámico. Hasta el 27 los italianos no habían visto puerta, Balotelli logró colar un remate que Navas vigiló con la madurez de los porteros curtidos a balonazos. Italia no llegaba en parte por la brecha que Prandelli tiene en medio campo, entre Pirlo y el resto corre mucho el viento, y en parte porque Costa Rica se iba deshaciendo de la psicosis que siempre aparece cuando enfrente hay un tetracampeón mundial. En un estadio por debajo del Ecuador Italia empezaba a perder el norte y su rival mas cómodo dentro del ecosistema, fue llevando el juego a un mano a mano psicofísico. Costa Rica se veía entera de pies a cabeza, lo confirmó con un par de estampidas capitaneadas por Ruiz y Bolaños que torcieron la rígida zaga de Barzagli y Chiellini. Fue el central de Juventus agarrotado en el área por Cambell de cara a Buffon, quien terminó desplazando al tico por la espalda. Era penal y expulsión. La jugada fue clave. Tuvo efectos secundarios en ambos equipos.
A partir de ahí una Italia sofocada y agobiada por la entereza tica para reponerse al atropello, empezó a sudar la gota gorda. No pasó mucho tiempo para que Costa Rica volviera a manifestarse sin complejos. Al 44” Ruiz, un clarividente, terminó de cabeza la jugada que los ticos venían persiguiendo. El gol retumbó en el ánimo italiano, algo difícil de explicar en una selección acostumbrada a pasar por los Mundiales con socarronería. Pero así fue, ni siquiera los cambios de Prandelli buscando crear un circuito de pases entre Cassano, Balotelli y Pirlo, evitaron que Costa Rica le perdiera el gusto al partido. La segunda parte fue un suceso, la noticia empezó a recorrer el primer mundo que volteaba a mirar el juego como un hecho extraordinario. Italia no estaba perdiendo con Costa Rica, Costa Rica estaba venciendo a Italia, eliminando a Inglaterra y dejando a Uruguay a los pies de los caballos. Invicto y con seis puntos cruzaba a los octavos. Tenía potestad sobre gigantes. En el Grupo de la muerte Costa Rica se volvía inmortal.