Engaño genético con encuesta en la UCR
Fake news con encuesta sobre edición genética en la UCR
“Las encuestas son como las morcillas: muy sabrosas hasta que uno sabe cómo las hacen”
Álvaro Gómez Hurtado (1919- 1995)
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Con la “asesoría” del coordinador del proyecto Edición del genoma de arroz, patrocinado por el Espacio de Estudios Avanzados (UCREA) de la UCR, y del profesor del curso de Diseño de Encuestas por Muestreo de la Escuela de Estadística de la UCR (EE-UCR), los estudiantes del curso citado realizaron una “encuesta editada genéticamente a la medida”, con la preclara intención de: 1) Publicarla como parte de la Encuesta Actualidades 2018 de la UCR; 2) Utilizarla como fundamento de un artículo publicado este año en inglés; y 3) “Llevar agua al molino” de ese proyecto, haciendo creer a la población y a las autoridades universitarias, que mayoritariamente los costarricenses aceptan el uso de la edición genética, cuando en realidad, se trata de un tema que ha sido “escasamente discutido. Incluso en el ámbito académico…”.
Como bien se sabe y lo indica la lógica más elemental, la credibilidad del resultado de cualquier encuesta radica en la objetividad de su diseño, y en el conocimiento que tenga el entrevistado sobre la materia consultada. De lo contrario, las opiniones emitidas podrán carecer de fundamento. En este caso, nada menos que 96,3% de los encuestados reconocieron “nunca haber oído ni leído sobre edición genética”, por lo que con sólo ese dato, no tenía sentido ni lógica continuar con la encuesta, y mucho menos atreverse a destacar conclusiones sin fundamento científico, y menos aún, publicarlas de forma tendenciosa y rimbombante como se hizo.
Para suplir la falta de conocimiento de los encuestados, con omisión de seriedad y rigurosidad científica respecto a un tema tan delicado, complejo y técnico, se les ofreció una limitadísima definición de tres renglones sobre el significado de “edición genética” (ver bit.ly/32pXubN), sin considerar los riesgos y los cuestionamientos asociados a esta técnica (ver bbc.in/2Rc0jez, bit.ly/ 2YVW72P). Lo anterior –obviamente-, y de conformidad con lo pretendido por los diseñadores de la encuesta, sesgó las respuestas a su favor, especialmente cuando vemos la forma en que se confeccionaron las preguntas (ej. “¿Usted consumiría productos agrícolas si fueran de mejor calidad nutricional o si fueran más baratos que los convencionales?”).
Asemejándose más a un chiste de mal gusto, que una encuesta seria, como sería de esperar de la UCR, con el título de: “¿Qué opina la ciudadanía y los científicos costarricenses sobre la edición genética?”, y el rimbombante, y falaz recuadro Más del 80% de los ticos está a favor de la edición genética…, en forma temeraria, un artículo de la Oficina de Divulgación e Información de la Universidad de Costa Rica (ODI-UCR), difunde los resultados de esa “encuesta editada genéticamente a la medida”, con conclusiones claramente forzadas y carentes de toda base lógica y científica.
Como si fuera poco, además del título, recuadro citado, y sesgo de las respuestas, el artículo hace afirmaciones tendenciosas, incoherentes y hasta contradictorias. Primero reconoce que: “los costarricenses conocen muy poco sobre la edición de genomas”, y luego concluye que: “El estudio mostró que la ciudadanía tiene una alta aceptación de esta tecnología”. En esa misma contradicción argumentativa, afirma que: “aunque poco se ha escuchado o leído sobre la edición genética, el sentir de los y las costarricenses hacia esta tecnología es mayoritariamente positivo”.
Es lamentable que tanto la EE-UCR como la ODI-UCR se hayan prestado para hacer y divulgar, con fondos públicos universitarios, esta malograda y torcida “encuesta”, mal informando flagrantemente a la población y a las autoridades universitarias, con lo cual -por supuesto- no sólo deja muy mal parada a esta casa de estudios, sino que evidencia un despilfarro de recursos, pero sobre todo un muy mal ejemplo académico para los estudiantes de la carrera de Estadística.
Lo anterior nos obliga a solicitar, públicamente, a las jefaturas de la ODI-UCR y la EE-UCR, que conformen una comisión para investigar la rigurosidad académica y científica de esta forzada encuesta así como de los productos derivados de la misma, una vez que viola principios básicos de la ética, estadística, periodismo y lógica, así como el derecho de los consumidores a recibir información adecuada y veraz; máxime en temas relacionados con la salud, la vida y el ambiente, consagrados en los artículos 21, 46 y 50 de nuestra Constitución Política.
Probablemente, esta difusión resulta clave ante la posibilidad de que el proyecto de “Edición del genoma de arroz” solicite una renovación de su financiamiento, amparándose en tal caso en este esperpento de “encuesta editada genéticamente a la medida”. Por este medio alertamos y solicitamos a las autoridades universitarias involucradas en la evaluación de los resultados de ese proyecto, tener en cuenta lo aquí expuesto.
Como ciudadanos y académicos universitarios no podemos ser indiferentes ante este tipo de manipulación de encuestas, donde se comprueba la perniciosa intención de hacer realidad la frase de Daniel Estulin: “Si queremos que la gente crea algo, lo único que tenemos que hacer es organizar una encuesta que diga que tal cosa es así, y después darle publicidad…”, con la clara intención de distorsionar la realidad, interferir en la opinión de los ingenuos y confundir a un buen número de personas.
Por todo lo anterior, instamos a la EE-UCR a retirar de inmediato de la publicación Encuesta Actualidades 2018, esta falaciosa “encuesta editada genéticamente a la medida”, ya que en lugar de enaltecer a esa unidad académica, la enloda y desprestigia, dejando en entredicho a esa Escuela y a la UCR como un todo. De igual forma, deberían actuar la ODI-UCR y los autores del artículo publicado en inglés, retirando de su sitio web y de la revista aquellas publicaciones que deriven en desinformación y difusión de resultados forzados y dudosos.
Parafraseando al economista Leonardo Garnier, podemos decir que hacer una encuesta de opinión sin seguir los procedimientos establecidos está mal. Confeccionar las preguntas de la encuesta para obtener los resultados que uno desea, es peor. Difundir los resultados de una encuesta que indujo a las personas a dar respuestas sesgadas y por tanto no confiables, no tiene nombre. O tal vez sí: cinismo y desprecio por la verdad.
Por último, nos permitimos recomendar la lectura de Álvaro Lorite (2019): “«Papers» y más «papers»: las sombras en la industria de las publicaciones científicas”, que advierte sobre la alarmante situación internacional de artículos pseudocientíficos como el aquí denunciado.