Esta frase del Presidente Solís Rivera dada para explicar, entre otros factores, las dificultades que enfrenta el gobierno actual para la fijación de precios como el de la electricidad y los combustibles, no puede menos que llevar a meditar. Y para ello, les ruego que vayamos por partes.
En primer lugar, dejemos de lado la frase en sí, por un momento, para atender antes un problema de fondo respecto del análisis político. Generalmente en el análisis espontáneo y cotidiano, no el político, tiende a confundirse lo superficial, con lo esencial, lo fenomenológico con lo sustantivo, las formas con el fondo. Ahí es donde tenemos que tener claro que una frase como la que hoy nos ocupa, no es el problema en sí, sino que lo pone en evidencia. Recordemos que la comunicación es una herramienta, no un objetivo en sí mismo. Por ello debemos negarnos a hacer análisis de la comunicación cual si se tratara de un asunto aislado que se da en el nivel del discurso o en la retórica a la que se recurre para dar explicación de los actos de gobierno y que no tiene nada que ver con lo medular. Mucho menos caigamos en pseudo anáisis que parte sólo desde un punto de vista electorero o partidista… aspiremos a más, por favor.
¿Qué puede haber de fondo?
¿Por qué hay errores de comunicación? ¿Qué están dejando ver estas fallas o presuntos errores más allá del discurso mismo o la falta de coordinación? ¿Qué podría haber detrás de las contradicciones que se han señalado a la actual administración? Pues bien, pueden estarse dando varias situaciones – hipotéticamente – porque aun lo que tenemos son sólo algunos indicios o evidencias y el tiempo transcurrido es relativamente poco. No entremos a calificar las evidencias, solo veámoslas a continuación.
- Un juego de agendas que aún no está claro:
Pareciera no haber un aprendizaje de experiencias propias, como de gobiernos anteriores. Podríamos estar ante un gobierno que no ha logrado unificar una agenda común entre sus diferentes miembros, que tiene diferentes formas de enfrentar un mismo tema o con posturas ideológicas no homogéneas. Es obligatorio aquí pensar entonces acerca de la cohesión de la presente administración y si existen agendas o intenciones (intereses) diversas.
Evidencia de lo anterior es que quien buscó ocupar la Presidencia de la Asamblea Legislativa negoció votos de partidos confesionales a cabio de temas de Derechos Humanos, lo cual demuestra no sólo ir en contra de la agenda que parecía existir durante la campaña electoral, sino que además contraviene de alguna manera lo discutido durante el Congreso Ideológico de su propio partido y ni qué decir si esto sucedió a espaldas o sin estar en consonancia con la agenda del Ejecutivo (que entraría en pocos días), a quien finalmente se le pasó la factura por parte de los grupos sociales que luchan precisamente por el respeto a estos derechos.
Otro ejemplo más de este aspecto podría ser la derogatoria de directriz presidencial que instruía a la Procuraduría General de la República a llevar la mayoría de los casos de evasión fiscal hasta su etapa de juicio y no a la conciliación; caso en el que al menos pareció no haber concordancia entre el Presidente de la República y su Vicepresidente, que también es su ministro de hacienda. Finalmente recordemos la diferencia de criterio entre las jerarcas del MEP y del MICIT respecto del cobro de Internet. ¿Es un asunto de intereses diferentes o sólo formas distintas? No lo sabemos.
Pero más allá de todo ello ¿Quién está llamado a fijar esa agenda conjunta? ¿Quién está llamado a fijar plazos, responsables y tareas/objetivos?
Desde hace ya bastante tiempo se ha venido diciendo que, dadas las características de la conformación de la Asamblea Legislativa, así como la del propio Gabinete Gubernamental, pareciera que más que un Ministro de la Presidencia lo que se está requiriendo es de una figura muy similar a un Primer Ministro. Pues bien, razón de más para fijarnos más allá de las diferencias – que se pueden ir saldando sobre la marcha – y enfocarnos en las agendas que podrían estarse dando paralelamente y que estén en una suerte de pugna interna. Veamos por ejemplo la que podría estar teniendo precisamente el Ministro de la Presidencia.
Al inicio vimos cómo se hicieron nombramientos – anuncios – en carteras a las que luego las personas designadas/anunciadas renuncian o desisten de ocupar. Si no estaba en firme la decisión o designación, no debió haberse hecho el anuncio. Lo cual lleva a preguntarse quién le dijo a quién que sí, que ya era un hecho que tal o cual persona había aceptado. Luego aparece el señor Ministro señalando modificaciones – a contrapelo de lo prometido en campaña – respecto de los sueldos de los jerarcas, para luego desdecirse y corregir que y el Gobierno no descongelaría sueldos sino hasta una próxima administración. Sumémosle a lo anterior – aunque sea lógico que el gobierno pone y quita jerarcas según su planteamiento estratégico – la salida del señor Pablo Cob, bajo el argumento del señor Jiménez de que “Lo estamos animando a que se pensione (…). Queremos encontrar gente nuestra que sea acorde con nuestra visión de sinergia”, no pareciera ser el más afortunado ¿Qué había detrás? ¿Por qué luego se argumentan irregularidades? ¿Por qué se el ICE envió carta al Congreso para que se archiven los proyectos para crear la Ley General de Electricidad y del plan de Ley de Contingencia Eléctrica? ¿Por qué se nombra una comisión – que más pareciera una renegociación con distintos sectores – para tener una solución en 18 meses? ¿Da idea de llevarse esto de manera diáfana y transparente según la “casa de cristal” anunciada el 8 de mayo en el discurso presidencial?
Otro indicio interesante es el anuncio que hiciera el mismo señor Ministro de la Presidencia cuando indicó que no habrá cartera de información y comunicación del gobierno, y en su lugar se designó a una persona para que ejerza en el cargo de Director de comunicación. Sin embargo, hace poco se impone las condiciones de cuándo y cómo se atenderá a la prensa ¿No se sabía que esto iba a resentir a la prensa misma? ¿No han fracasado todos los gobiernos que imponen reglas del número de preguntas, la fecha en que se dan declaraciones? ¿Para qué nombra un Director de Comunicación si no es vocero? ¿Cuál estrategia de comunicación subsiste si el propio Ministro de la Presidencia impone los criterios bajo los cuales debe actuar? ¿Para eso quería que no hubiera rango de ministerio? ¿El Ministro de la Presidencia está concentrando entonces un poder mayor, no sólo coordinar el Gabinete y este con la Asamblea Legislativa, sino que además es quien quiere ser quien hable por y del Gobierno?
¿La agenda de Gobierno la lidera don Luis Guillermo o el Ministro de la Presidencia? ¿Se está encargando el Ministro de la Presidencia de nombramientos? ¿Está atendiendo a sus diputados? ¿Por qué entonces estos no han ejercido el control político para hacerle frente a las solicitudes del Ejecutivo de llamar a cuentas a los órganos como la ARESEP, la SUTEL, RECOPE y el ICE para exigirles explicación por las tarifas? ¿No fue el mismo Ottón Solís quien dijo que el principal llamado a ejercer el control político era la fracción oficialista? ¿Está el Ministro de la Presidencia reuniéndose con los distintos sectores productivos, empresariales, ambientales, sociales y sindicales, entre otros, para hacerle la tarea al Presidente, antes que todos los reclamos lleguen directamente al mandatario?
¿Por qué ha tenido que salir el Presidente mismo a dar la cara frente a todas estas supuestas inconsistencias? ¿Estará todos los días, en las noticias que el mismo gobierno requiere que se den a diario, el Ministro de la Presidencia y de Comunicación atendiendo las demandas de los medios de comunicación y sectores sociales? ¿Estará claro que su papel en el ajedrez político es salvaguardar al Rey y no exponerlo a jaques continuos? ¿No ha sido ya sobre expuesto el Presidente de la República, siendo el principal activo político de la actual administración? ¿Qué papel viene a cumplir don Daniel Soley – de reciente nombramiento y del “riñón” del mismísimo PLN – desde el Ministerio de la Presidencia realmente? ¿Por qué requiere esta cartera ahora dos viceministros? ¿Cuál es el planteamiento estratégico?
- Del dicho al hecho, ha faltado ver “tracción”:
Hasta el momento se ha notado una cierta falta de “tracción” en las decisiones gubernamentales, es decir, pasar del dicho al hecho. El Ministro de la Presidencia – como el gran coordinador que parece estar siendo no deja ver en sus declaraciones la existencia de agenda conjunta, clara, transparente. No se ve que haya plazos, responsables y objetivos entre los distintos ministerios e instituciones autónomas. ¿Dónde estaba ante las declaraciones encontradas entre las jerarcas del MEP y del MICIT? ¿Dónde estaba frente a las declaraciones del Ministro de Vivienda quien desmintió a la Presidenta Ejecutiva del INVU? Más allá de quién tiene o no razón, y que se pongan de acuerdo quién tendrá entonces la vocería de gobierno ¿Qué está pasando? ¿Quién dará respuesta, en qué plazo y con qué fines esperados, ante el precio del servicio de Internet y de investigar si hay o no favoritismos en el sector de la construcción de proyectos de bien social? ¿Se expondrá nuevamente al Presidente de la República? ¿Dónde puede ver la ciudadanía el avance que pueda tenerse – por poco que sea – si no existe indicio alguno para comparar lo que hay con lo que se hace y vendrá?
El pueblo también está viendo que “mucho rin-rin y nada de helados”. Promesas que parecieran llevárselas el viento, aun cuando ni siquiera se han cumplido los tres meses en el poder. Lo que ve son contradicciones, entre funcionarios de Gobierno y entre el Gobierno y las expectativas. Solo para ir abonando a algunos elementos – que abordaremos más adelante en otro post – veamos la promesa hecha durante campaña de reactivar el sector productivo interno a la luz de las declaraciones de los sectores turístico, cafetalero e industrial nacionales hechas durante los últimos días, que dejan ver estar aún desatendidos y en condiciones adversas, Ello, mientras el señor Presidente ya ha emprendido varios viajes – sin duda alguna necesarios – pero que continúan dando noción de atender al sector que siempre ha sido atendido durante los últimos años, bajo el modelo el de inversión extranjera directa y exportador. De nuevo: no es que esté mal, pero falta entonces cumplir – o al menos enviar un mensaje claro y directo de querer cumplir – con la promesa de convertir en “mercado interno” al mercado centroamericano, para apoyar al sector productivo nacional.
- Lo que se vale y lo que no se vale:
No se vale decir que “una cosa es verla venir y otra bailar con ella”. No se vale porque estamos hablando del Estado, precisamente uno de los objetos de estudio más relevantes desde la academia, de la cual provienen muchas y muchos de los jerarcas actuales, incluido el propio Presidente de la República. Al llegar al gobierno se sabía que habrían dificultades, que se era nuevo en el ejercicio del poder, se conoce de la burocracia, la inercia partidarista, los mandos medios y personal anquilosado que responden a otros intereses distintos de los nacionales, que el presupuesto de la República había sido fijado durante la administración anterior, con sus objetivos e intereses, con su agenda y no la del nuevo gobierno, una Asamblea Legislativa compleja, un déficit fiscal histórico y demás. Se sabía que las condiciones materiales estaban en su contra.
Pero Tomemos algunas frases del discurso del 8 de mayo del Presidente Solís Rivera.
a) Transparentar las decisiones de gobierno.
“Deseo que el gobierno –empezado por el propio Despacho presidencial- funcione como una gran vitrina o “casa de cristal”, que permita al ciudadano examinar y escrutar el desempeño de quienes administramos el Estado”.
¿Cómo operacionalizará el gobierno este principio? Aún lo estamos esperando, así con lujo de detalles o al menos con evidencias. ¿Quiénes, cuándo y cómo se encargarán de ello? De momento, hemos visto una relativa opacidad, y como evidencia ver lo anotado líneas arriba.
b) Frontal lucha contra la corrupción.
“Tan corrupto es quien roba los recursos del Estado como quien no los administra.” “Combatiremos la corrupción sin secretismos ni opacidades”.
Sin embargo el señor Presidente dijo el pasado 17 de junio que se nos informará al cumplir los primeros 100 días de su mandato. ¿Y mientras tanto? ¿Dónde está el cambio? Con excepción de lo sucedido en el Ministerio de Cultura, no tenemos más indicios de esa lucha contra la corrupción. ¿Dónde está la ciudadanía siendo parte – al menos de las noticias – de que hay un cambio y que la corrupción se está combatiendo? Si no hay cartera de comunicación ¿Dónde está el Ministro de la Presidencia dando explicaciones al respecto?
c) Cercanía con la ciudadanía, hacer un “gobierno ciudadano”
“Cuando me equivoque, corríjanme. Cuando me pierda, búsquenme” dijo el señor Presidente.Pues bien, pareciera que no es que se nos esté perdiendo el mandatario, pero no nos está participando del rumbo o todavía no lo tiene claro, o no nos da elementos para saber qué sucede. No conocemos agenda de Gobierno y la que hay pareciera contradictoria cuando menos, o con la existencia de algunas agendas aisladas, de lo cual ya se señaló arriba algunos indicios.
Como el señor Presidente bien señaló “La gente no es estúpida”.Entonces sería prudente que empezara a tomarla en cuenta, contándole (no sólo los jueves…) y no sólo con el “Ministro de la Presidencia y Comunicación”, acerca de qué se está haciendo, quiénes lo están llevando a cabo y para cuándo se puede esperar. Es necesario conocer cuáles son las acciones de Gobierno que se están realizando, así como cuál es el trabajo que están realizando las oficinas de prensa dando a conocer lo actuado y las dificultades para hacerlo, dónde están la coordinando entre las carteras e instituciones y si alguien – oficinas de prensa, mandos medios o quien quiera que sea – no lo hacen hay que ponerlas en evidencia. Eso también es parte de la “casa de cristal”.¿Por qué no se comunica? ¿Cuál es el interés de no querer comunicar o no poder hacerlo?
Esperamos que no renuncie antes de tiempo a la labor encomendada con actitudes y frases que asoman posiciones derrotistas, acomodadizas y desafortunadas. Ya gobernantes anteriores han señalado la “ingobernabilidad” y han nombrado comisiones, han hecho reclamos y demás, pero el pueblo está cansado de excusas o explicaciones. El Presidente tiene que ser también parte del cambio. El cambio lo exige el pueblo, y es precisamente para eso que lo nombró, para “bailar con ella”, no para que la viera venir.