Con una conferencia por la mañana, Jiménez pretendía saciar la necesidad de respuestas del Gobierno a los diversas coyunturas que enfrenta el país.
Esa disposición se giró después de una tensión con periodistas y medios, pues tras múltiples llamadas e intentos de entrevistarle no había una respuesta oportuna.
Sin embargo, a casi un mes de la “metida de patas” de Jiménez, en el que aseveró de forma errónea que más de 700 ticos serían despedidos por la reestructuración de la empresa CitiBank, sin razón alguna no volvió a convocar esa conferencia.
Y su atención a los medios sigue disipando, y perfilándose cada vez más esquiva.
EN SILENCIO
Previo a este incidente, y aunque tiene bajo sus hombros la vocería, Jiménez ha asegurado a la prensa que su agenda le dificulta atender a los medios.
Su reacción ante los cuestionamientos de los periodistas, ha llevado a que directamente se le haya consultado sí le molesta atender a la prensa, y aunque su respuesta ha sido negativa, la relación no parece mejorar.
Expertos en política han coincidido en que el Presidente necesita designar un nuevo vocero, incluso han mencionado la necesidad de nombrar un Ministro de Comunicación, pero el Presidente con contundencia se ha aferrado a señalar que respalda el nombramiento de Jiménez.
La última polémica que afronta el Gobierno por el Ministro es la revelación de que ya no es obispo, pese a que siempre había aseverado que tenía solo un permiso.
Sobre este tema, también ha evitado referirse a los medios de comunicación.
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