A pesar de que el fútbol y las acciones de peligro las puso Costa Rica, el gol lo marcó Honduras y con eso nos dejó fuera de la Copa Oro.
De poco sirve jugar bien y tener la pelota, si no contamos con un jugador que de el puntillazo final y envíe el balón al fondo de las redes.
Costa Rica tuvo en los primeros minutos del juego varias opciones claras de gol. En su mayoría en los pies de Álvaro Saborío, pero el ariete no pudo darle una alegría a más de 4 millones de habitantes que hoy seguían -con mucha atención- el encuentro.
Se sabía que al rival había que tenerle cuidado, y más si se tomaba en cuenta que en este torneo Costa Rica nunca le ha ganado.
Honduras supo plantear muy bien el juego, no se desgastaron y golpearon en el momento exacto y de inmediato se replegaron y cuidaron el resultado.
Al minuto 48, Andy Nájar conectó de cabeza y venció al guardameta Patrick Pemberton que solo pudo seguir con su mirada el balón, ya que por más que se estirara era imposible que desviara la trayectoria de la bola.
Ese gol fue un golpe fatídico, del cual la tricolor no se pudo levantar. Por más que luchó y buscó el gol del empate por todos los medios nunca llegó.
Jorge Luis Pinto no dejaba de ver su reloj, debido a que sabía que el tiempo se acaba, de la misma forma en que se esfumaban las ilusiones de levantar el título de la Copa Oro.
El gol no llegó para Costa Rica, y si el pitazo final que sepultó la esperanza de Costa Rica de acceder a las semifinales de un evento que históricamente ha sido fatídico.
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